La humanidad construye miles de presas en todo el mundo y se activa alerta por alterar el movimiento de la Tierra
No es el único fenómeno que provoca esto, pues la mayoría de terremotos también tienen algún efecto en la rotación de la Tierra.
Existen, según recoge la lista de ICOLD, más de 62.300 presas en el mundo, los cuales no solo dan agua potable a la población, sino que también facilitan el suministro energético o la agricultura. La cantidad es tan grande, que la capacidad total de los mencionados superaría los 2.500 millones de piscinas olímpicas, llegando incluso a afectar al eje de rotación de la tierra, según señala ahora un estudio dirigido por la científica Natasha Valencic de la Universidad de Harvard.
No es el único fenómeno que provoca esto, pues la mayoría de terremotos, también tienen algún efecto en la rotación de la Tierra. De hecho, según Ricard Gross, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California y el Dr. Benjamin Fong Chao, del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, "cualquier evento que implique movimiento de masa afecta la rotación de la Tierra, desde el clima estacional hasta conducir un automóvil".
Según recoge el escritor Cristoph Seidler en un artículo publicado en la revista 'Spiegel', "los polos norte y sur son los lugares donde el eje de rotación se cruza con la superficie terrestre. Si este punto se mueve, los expertos hablan de una 'verdadera migración de polos'", que aunque es cierto que puede darse por otras razones, también puede ocurrir por este motivo.
Según la investigación, la posición de los polos real habría cambiado cerca de un metro y trece centímetros solo entre 1835 y 2011 por este motivo. A pesar de ello, el estudio destaca un hecho: y es que gracias a las represas el aumento del nivel del mar fue casi 22 milímetros menos de lo que habría sido sin ellas.
Cabe destacar que este fenómeno es independiente a la migración de los polos magnéticos, pues en este último ejemplo los responsables se encuentran en el interior de la tierra, donde se cambia el movimiento del hierro fundido en el núcleo del planeta, y por ende, modifica la estructura del campo magnético.
