Un animal negro como el carbón reptaba entre los restos de una mina en Misima, una diminuta isla perdida al sureste de Papúa Nueva Guinea. Su piel mate y sus ojos oscuros atraparon la mirada de los científicos que pasaban cerca. Algo no cuadraba. No era para menos: acababan de tropezarse con una nueva especie, como ha destacado el Miami Herald en una de sus crónicas.

El investigador Fred Kraus viajó hasta Misima para explorar la diversidad de reptiles de la región, centrando sus esfuerzos en un grupo de serpientes arborícolas de clasificación complicada. Durante su recorrido, localizó varios ejemplares “grandes” con la barbilla blanca. Al observarlas con detalle y compararlas con otras especies conocidas, confirmó lo que sospechaba: se encontraba ante un hallazgo inédito, distinto a todo lo registrado hasta ahora.

Así nació la Dendrelaphis atra, o serpiente arborícola atra. El nombre, inspirado en el término latino para “negro”, refleja el color que define a este reptil, que alcanza 1,24 metros de longitud, luce ojos negros y una piel mate como pocas.

La serpiente que oscurece con la edad

Según detalla Kraus en el estudio publicado el 4 de abril en la revista Zootaxa, esta especie presenta una curiosa particularidad: su piel oscurece con el paso de los años. Mientras los ejemplares jóvenes muestran tonos marrones grisáceos, los adultos se vuelven completamente negros, un rasgo que no comparten otros miembros del mismo género.

Los ejemplares fueron vistos en entornos de lo más variopintos: aldeas, jardines, selvas e incluso áreas degradadas junto a edificios mineros. Sin embargo, todavía se desconoce buena parte de su estilo de vida.

De momento, la Dendrelaphis atra solo se ha encontrado en Misima. La identificación se basó en su tamaño, su color, el patrón de sus escamas y su morfología genital, ya que no se realizó un análisis genético.

Y no fue el único descubrimiento: Kraus también identificó otras tres especies nuevas de serpientes en las islas de Rossel, Sudest y Woodlark.