Un fósil desmonta la teoría de la procedencia de las arañas: no sería en la tierra
Podrían venir del mar.

El origen de las arañas podría ser otro distinto al que comúnmente imaginamos, según ha podido descubrir un grupo de investigadores de la Universidad de Arizona, el Lycoming College de Estados Unidos y el King's College de Londres.
Y es que, el estudio, publicado en la revista científica Current Biology, ha logrado hallar, gracias a un fósil, algunas cosas en común entre los cerebros de algunos artrópodos marinos y los arácnidos contemporáneos. Algunas de las cuestiones que han llamado la atención a los biólogos son que el fósil no parece una araña, sino una cochinilla de la humedad, o que el registro de este no muestra un vínculo evolutivo claro.
"Aún se debate acaloradamente dónde y cuándo aparecieron los primeros arácnidos, qué tipo de quelíceros eran sus ancestros y si eran marinos o semiacuáticos como los cangrejos herradura", señala el neurocientífico de la Universidad de Arizona.
Gracias a la microscopía óptica, los investigadores se percataron de que el sistema nervioso del fósil no se parecía a un cangrejo de herradura, animal que comúnmente se cree que es bastante cercano a este, sino más bien al de un arácnido. De hecho, el sistema nervioso observado en el fósil, conocido como Mollisonia, "parece inervar muchas de las patas y garras bucales donde las rañas modernas tienen sus ganchos", según explica la publicación francesa geo.
"Este es un gran paso evolutivo que parece ser exclusivo de los arácnidos", explica por su parte Frank Hirth, neurocientífico evolutivo del King's College de Londres, quien cree que se trata de rasgos hereditarios. De este modo, Mollisonia se situaría como uno de los predecesores de los arácnidos. Además, esto apoyaría la idea de que la estructura cerebral de Mollisonia permitió a sus descendientes vivir en la tierra, pues los científicos piensan que el sistema de las patas y las pinzas podrían haber ayudado a su movimiento.
