Un satélite tropieza sin querer con una ola gigante y el encuentro revela el poder de las olas extremas a la ciencia
El hallazgo de SWOT marca un hito en la oceanografía.
Por primera vez, un satélite franco-estadounidense ha registrado directamente una ola récord de 19,7 metros, equivalente a un edificio de siete pisos. La medición, realizada el 21 de diciembre de 2024 por el satélite SWOT (Topografía de Aguas Superficiales y Océanos), permitirá a los científicos mejorar los modelos de predicción de olas extremas y comprender mejor los riesgos asociados a tormentas oceánicas en un mundo que enfrenta el calentamiento global.
Las olas se generan por la transferencia de energía del viento al mar. A medida que el viento sopla sobre la superficie, las pequeñas ondas iniciales crecen si persiste la acción del viento, especialmente cuando sopla a alta velocidad, durante un tiempo prolongado y sobre áreas despejadas sin islas ni costas que frenen su fuerza. Cuanto más tiempo y espacio tienen para desarrollarse, más altas y potentes se vuelven.
Las olas más extremas surgen en tormentas específicas, donde la velocidad del viento se sincroniza con la de las olas, concentrando una enorme cantidad de energía en un área reducida de menos de 300 kilómetros de diámetro. Esta energía se dispersa posteriormente por todo el océano, generando oleaje a gran distancia de la tormenta.
Hasta ahora, medir estas olas de manera directa había sido imposible. Los satélites altimétricos anteriores, que han orbitado desde 1992, solo podían escanear una franja estrecha del océano, y rara vez coincidían con el corazón de las tormentas más intensas. Por ello, nunca se habían registrado olas superiores a los 18,5 metros, aunque los modelos numéricos sugerían que olas de 23 metros eran posibles durante tormentas como la de Hércules en 2014.
El 21 de diciembre de 2024, SWOT sobrevoló por casualidad el corazón de la tormenta Eddie en el Pacífico Norte, justo cuando las olas alcanzaban su máxima altura. La tormenta, que también impactó Hawái y las costas sudamericanas, produjo olas de hasta 4 metros que dañaron barcos y cerraron puertos, y causó la muerte de tres personas. Las olas generadas por Eddie recorrieron más de 24.000 kilómetros, con longitudes de entre 400 y 1.600 metros.
Además de mejorar los pronósticos meteorológicos, estas observaciones permiten reinterpretar las señales sísmicas generadas por el oleaje, registradas durante más de un siglo, y ofrecen datos cruciales para la planificación de construcciones en alta mar y en la costa.
Los expertos advierten que el calentamiento global podría provocar tormentas más intensas y modificar los patrones de las olas, aumentando los riesgos para las comunidades costeras en los próximos años. El hallazgo de SWOT marca un hito en la oceanografía y subraya la fuerza de los océanos frente a un clima cambiante.