Las claves que van a determinar lo que ocurra en las elecciones del 23 de julio

Las claves que van a determinar lo que ocurra en las elecciones del 23 de julio

¿Recuperará el PSOE su imagen y la de Sánchez? ¿Mantendrá el PP su tendencia al alza? ¿Cómo será el acuerdo entre Sumar y Podemos? ¿Bajará la participación?

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez durante una rueda de prensa celebrada este lunes en la Moncloa, Madrid, donde ha anunciado el adelanto de las elecciones generales al domingo 23 de julio.EFE/Moncloa

"Acabo de mantener un despacho con su majestad el rey en el que he comunicado al jefe del Estado la decisión de convocar un Consejo de Ministros esta misma tarde para disolver las Cortes y proceder a la convocatoria de elecciones generales en uso de la prerrogativa que la Constitución atribuye al presidente del Gobierno".

A las 11:00 de la mañana del lunes, desde el palacio de La Moncloa, Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, lanzaba la bomba. Su último golpe de efecto. Un órdago. Un todo o nada a una carta. Muy suyo. 

Apenas habían pasado 15 horas desde que cerraron los colegios electorales y muchas menos desde que se conocieron los resultados y la debacle de la izquierda. Derrota, al menos, a nivel de poder municipal y regional. 

El PP puede llevarse seis comunidades más. Al menos, dos las tiene garantizadas. Cinco de ellas, arrebatadas a los socialistas. En Génova la euforia era total y el anuncio de Sánchez horas después buscaba precisamente sofocar la alegría del rival. 

El 23 de julio habrá que volver a las urnas, pero esta vez para decidir quién preside el país. 54 días de precampaña y campaña en los que se tendrán que dilucidar muchas cuestiones que, todavía aun después de las municipales y autonómicas, están en el aire.

El PSOE, a recuperar su imagen... y la de Sánchez

El PP planteó las elecciones municipales y autonómicas como un plebiscito sobre Pedro Sánchez y consiguió un gran resultado. Así lo entendió también el propio presidente del Gobierno cuando explicó, desde Moncloa, los motivos del adelanto electoral. 

"Aunque las votaciones de ayer tenían un alcance municipal y autonómico, el sentido del voto traslada un mensaje que va más allá. Por eso, como presidente y como secretario general del PSOE, asumo en primera persona los resultados y creo necesario dar una respuesta y someter nuestro mandato democrático a la voluntad popular", dijo el jefe del Ejecutivo. 

Lo cierto es que la imagen del PSOE ha quedado tocada tras perder numerosos gobiernos regionales e importantes capitales de provincia como Sevilla —histórico feudo socialista—. En Andalucía, además, el varapalo fue grande al caer del lado del PP todas las capitales provinciales de la región. 

Pero tampoco es mentira que los socialistas sólo han perdido 400.000 votos respecto a las últimas municipales y autonómicas. El castigo en cuanto a poder institucional ha tenido más que ver con el hundimiento de los partidos a la izquierda del PSOE que con el propio declive de los de Sánchez, cuya imagen deberá remontar también para el 23 de julio. 

A partir de ahí, la estrategia de los socialistas al arranque de la precampaña ha sido la de confrontar gobiernos de progreso con la posibilidad de que la ultraderecha acceda a La Moncloa. 

El PP, a seguir en alza y evitarse líos con Vox

Precisamente ese posible entendimiento con la extrema derecha es de lo que no habla el PP, que buscará alargar lo máximo posible las investiduras de los presidentes regionales que dependan de Vox para gobernar. 

Así podrán desbaratar la estrategia socialista, la de azuzar el miedo del votante que vea cómo la ultraderecha accede a ejecutivos regionales en plena campaña electoral. 

Los de Alberto Núñez Feijóo contarán, además, con un regalo de color naranja. Ciudadanos, ese partido que parecía tocar los cielos hace cuatro años, decidió esta semana no concurrir a los comicios generales. Hasta el líder del PP se lo agradeció, consciente de que gran parte de esos votos irán a parar a su partido. 300.000 nada desdeñables apoyos que podrían decantar unos cuantos escaños muy necesarios para gobernar. 

Normalizar la relación con la ultraderecha y los posibles pactos, también es uno de los objetivos del PP. De momento, los líderes de ambos partidos ya han conversado. Nada profundo, pero contactos primigenios que pueden suponer un punto de partida para negociaciones futuras que, sin duda, llegarán. 

Los de Abascal, mientras tanto, están ante su prueba de fuego: forzar al PP a dar entrada a sus dirigentes a gobiernos regionales o dejar caer posibles ejecutivos de la derecha para que gobiernen los socialistas. 

Sumar y Podemos: todos los deberes, en diez días

En esa disyuntiva se encontraba hace no mucho Podemos, cuyo fracaso en las elecciones del domingo fue patente. Su hundimiento hizo fracasar las mayorías de izquierdas y facilitó el triunfo del PP. 

Los paupérrimos resultados no le dejan otra salida que asumir su entrada en Sumar, el proyecto presidencial de Yolanda Díaz. Debido a los ajustados tiempos que marca la ley y que obligan a presentar las coaliciones antes del 9 de junio, el proceso será sin primarias, por lo que las listas se negociarán en despachos. 

Pero queda por saber cuál será la fórmula para presentarse. Uno de los partidos integrados en Sumar, Compromís, ya ha dejado claro que exigirán que su marca aparezca visiblemente el 23 de julio en las papeletas electorales de las candidaturas conjuntas con Sumar por Valencia, Alicante y Castellón porque "es mucho más que un nombre", informa Europa Press. 

Lo cierto es que el anuncio de Sánchez ha cogido a contramano a todos a la izquierda del PSOE. Díaz reaccionó rápido asegurando que su formación saldría "a ganar". En Podemos reconocían que el movimiento del presidente, no por esperado, les había pillado en fuera de juego. Y lamentaban no haber hecho los deberes antes.  

Si se alcanza el acuerdo, habrá que ver si se consigue vender como buena la pretendida imagen de unidad entre dos formaciones que han demostrado de todo salvo cohesión pese a los intentos de la vicepresidenta y ministra de Trabajo de contentar a los morados asistiendo a actos en los que casi siempre había representantes de Unidas Podemos.

Cataluña y País Vasco

El 28 de mayo no hubo elecciones autonómicas en varias regiones. Entre ellas, en dos fundamentales: País Vasco y Cataluña. De hecho, la participación se resintió en ambas comunidades. 

Entre ambas regiones suman 66 diputados. 48 sólo en Cataluña, un caladero de votos y escaños donde el PSOE ha bebido tradicionalmente en sus grandes victorias electorales. 

Con el procés en horas bajas, ERC, que ganó en las últimas autonómicas, perdió 300.000 votos en las municipales y se situó como tercera fuerza por detrás del PSC y de Junts. 

Los republicanos son un socio potencial de un eventual gobierno de coalición de izquierdas, que necesitará de sus buenos resultados para mantener una mayoría progresista en el Congreso. 

Para la Carrera de San Jerónimo, el líder del partido, Oriol Junqueras, apuesta por repetir con Gabriel Rufián, cuya aventura municipal en Santa Coloma no salió muy bien. 

Tampoco el PNV está para tirar cohetes tras el 28 de mayo. Bildu le ha disputado la hegemonía en Euskadi en unas elecciones en la que los de Urkullu cayeron en todas las capitales de provincia y en todos los municipios. No ayudó la abstención, por lo que será fundamental para esta formación animar a su electorado a movilizarse. 

¿Se movilizará el electorado un 23 de julio?

Precisamente este último punto será también importante en una jornada electoral inédita en unas generales. 

El 23 de julio, en pleno verano y con altas temperaturas en todo el país, los ciudadanos tendrán que acudir a las urnas. O no. Porque quizás haya quien prefiera continuar sus vacaciones ya programadas a acudir a las urnas. 

¿Serán capaces los partidos de convencer a los electores para hacer un esfuerzo e ir a votar el futuro político del país? En mes y medio tendremos la respuesta a esta y al resto de cuestiones. 

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Jefe de Política de El HuffPost