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El Partido Popular afronta un cónclave sin disputas internas: Alberto Núñez Feijóo tendrá el control absoluto del Vaticano

El Partido Popular afronta un cónclave sin disputas internas: Alberto Núñez Feijóo tendrá el control absoluto del Vaticano

Por primera vez en mucho tiempo, el Partido Popular llega a un Congreso Nacional pacificado, con todo el mundo consciente de que no pueden regalar ninguna oportunidad a un Pedro Sánchez y un PSOE señalados por corrupción.

Alberto Núñez Feijóo, líder del Partido Popular.Gabriel Luengas/Europa Press via Getty Images

Ni en sus mejores ensoñaciones podría imaginar el líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, que se toparía un contexto así cuando convocó el Congreso Nacional de su partido allá por mayo, cuando dijo aquello de que realizarían su cónclave particular. Si ya entonces la presión sobre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, era ingente – el caso Koldo ya estaba en marcha – nadie sospechaba entonces que el gran encuentro del PP tendría lugar en una semana en la que entraría en prisión el entonces todavía secretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán. Tampoco que coincidiría con un Comité Federal socialista en el que su secretario general tendría que reestructurar la práctica totalidad de una cúpula señalada por corrupción.

El Partido Popular encara desde este viernes un Congreso Nacional extraordinario que no solo busca "activar" al partido de cara a una hipotética convocatoria electoral, sino que servirá también para que Feijóo pueda atar en corto a los suyos. El líder del PP quiere dejarlo todo atado y bien atado si, llegado el caso, acaba en La Moncloa. De ahí que haya anunciado ya Miguel Tellado como secretario general en sustitución de Cuca Gamarra, un Tellado que no es solo su principal y más leal lugarteniente desde su etapa en Galicia, sino que además ahora tendrá también a su cargo la Organización del partido a nivel estatal.

Con un PSOE y un Gobierno señalados por la corrupción en las filas socialistas, Feijóo renovará su Papado sin siquiera oposición interna. Hasta Isabel Díaz Ayuso ha renunciado a dar la batalla por el sistema de primarias propuesto por el presidente del PP. Todos en el partido saben que cualquier disputa interna puede desviar el foco de lo importante. Pedro Sánchez no ha estado en una posición más débil desde que asumiera la Presidencia del Gobierno. Tampoco sus socios, donde, de hecho, ahora pone la mirada el Partido Popular. Con Santos Cerdán en prisión, Feijóo pidió al que será su nuevo secretario general que se pusiera en contacto con todos los grupos del Congreso, excepto EH Bildu, para saber si todavía apoyan a Sánchez. Unas conversaciones que sabía frustradas desde el principio, pero la cosa es situarlos en la diana.

Feijóo es consciente de que, si quiere ser presidente del Gobierno, solo podrá serlo después de las próximas elecciones. Si no lo consigue con la que tiene encima el PSOE, la ausencia de bronca interna será una quimera. Pero lo sabe él y lo entienden también todos los barones territoriales. A partir de ahora, todo vale si el resultado es ver a Sánchez fuera de La Moncloa. Vale incluso un pacto con Carles Puigdemont, si fuera necesario. Si desde el PP consideraban al residente en Waterloo un enemigo de España, no tendrían problema en convertirlo en un colega si les regalara sus votos. "El señor Puigdemont se ha dado cuenta de que Sánchez le ha utilizado, engañado y estafado políticamente", dijo Feijóo esta semana en Antena 3. Y añadió: "Tendrá que decidir si quiere seguir manteniendo a Sánchez o si quiere abrir un nuevo periodo y poner el contador a cero". Es el mismo Feijóo que ha pedido en reiteradas ocasiones la detención del líder de Junts. Borrón y cuenta nueva. Al igual que sucedió con Ayuso, Feijóo ha logrado incluso desactivar la bronca que se avecinaba con el líder del PP en Catalunya, Alejandro Fernández. Este quería introducir una enmienda que prohibiera cualquier pacto con Junts, pero finalmente ha renunciado.

Pero no todo son facilidades. En el Partido Popular intentan no mencionar demasiado a los que de verdad necesitan para gobernar. Feijóo sabe que, por mucho que consiga los votos de Junts, llegado el caso, necesita a un Vox que no para de subir en las encuestas. En privado, fuentes del Partido Popular reconocen que, si no presentan una moción de censura ya no es solo porque no tengan los votos, sino porque prefieren esperar. Creen que cuanto más tarde Sánchez en convocar elecciones, más se desgastará y más opciones tendrán de captar el voto más conservador de los socialistas. Algunas voces deslizan incluso la posibilidad de que el PSOE podría llegar a apoyarles en una futura investidura. Al menos, podrían llegar a presionarles con aquello de que eviten la entrada en el gobierno de la extrema derecha. Lo defendió este jueves el expresidente Mariano Rajoy, que este viernes participará en una charla en el Congreso junto al expresidente José María Aznar. "La solución está inventada, funciona con éxito en Alemania y se llama gran coalición. Yo la propuse en el año 2015, cuando el Partido Popular, que había perdido muchos votos respecto al 2011, volvió a ganar las elecciones y el PSOE era segunda fuerza política, pero no fue posible. Hubo que repetir las elecciones en 2016 y el PP volvió a ganar con más votos", recordó Rajoy.

Por mucho que el Partido Popular no hable de Vox, sin embargo, su ponencia ideológica tiene muy presente a los de Santiago Abascal. Feijóo y los suyos han presentado una suerte de programa que pone mucho peso en la lucha contra la inmigración. Con un discurso muy similar, si no igual, a Vox, el PP propone expulsar de España a los migrantes que no respeten "los valores que se exigen a cualquier español".

La realidad es que Feijóo se ve tan seguro de que todo saldrá bien que hasta ha invitado al exlíder del partido, Pablo Casado, al Congreso, aunque no asistirá por motivos de agenda. El presidente del Partido Popular está, y es evidente, en un todo o nada. Y mientras el PSOE no mejore su situación, nadie en el PP hará por contestarle. Pero también Casado se veía seguro al principio.

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Me llamó Héctor Juanatey, aunque como dice Xoan Tallón, eso no importa, todo el mundo tiene un nombre. Me gusta escribir y contar cosas. En El HuffPost escribo de política, y como política lo es todo, decirles esto es como decir todo y decir nada.

 

Sobre qué temas escribo

En El HuffPost escribo, como ya les dije, de política, que es todo. Si quisieran entrar más en detalle, les cuento: por gustar, me gusta escribir de todo aquello que me preocupa dentro y fuera de la redacción. En los últimos años, por ejemplo, he estado investigando el ascenso de la extrema derecha, una suerte de virus invisible que crece cada día más. Un crecimiento, sin embargo, que también tiene responsables, y en ellos me gusta fijarme, ya sea Elon Musk, Mark Zuckerberg o influencers de ultraderecha con cada vez más adeptos. Pero también la política es causa de la desafección de la que beben los ultras. De ahí que no haya que olvidarse nunca de temas fundamentales como la vivienda; en definitiva, de las condiciones materiales de la ciudadanía. Por ese motivo, también, y desde la cobertura que hice para Público durante el 15M en la Puerta del Sol, en Madrid, he centrado gran parte de mi trabajo en las diferentes reivindicaciones de la movilización social. Sospechen siempre de aquellos periodistas que acostumbran a agobiar con la cantinela de la objetividad. Al final, solo buscan desprestigiar el sentido mismo de la profesión.

 

Mi trayectoria

Pese a todas las advertencias, desde que me decanté por estudiar periodismo (Licenciatura y Máster en Periodismo de Investigación), a excepción de un parón en el que trabajé en discurso y comunicación política, he tenido la suerte de dedicarme a escribir. Empecé en La Voz de Galicia y, tras dejar la terruña (Galicia) y mudarme a la capital en busca de oportunidades laborales, pasé por Público, La Sexta, fui redactor fundacional de eldiario.es, y he escrito para un buen número de medios como Praza.com, la revista Luzes, Playground Magazine, La Marea, Vanity Fair o CTXT. En una ocasión estuve en el campamento de refugiados de Dajla, en el Sahara, y de allí me traje unas breves anotaciones que fueron publicadas como libro, ‘Dajla. Apuntes desde o Sahara’, editado por Praza. En otra, entrevisté a Txema Guijarro, una de las personas que trabajó en el asilo de Julian Assange y Edward Snowden, y esos diálogos se transformaron también en libro, ‘El analista. Un espía accidental en los casos Assange y Snowden’, de Libros del KO. En otro lapso de tiempo, creé junto a los cómicos Facu Díaz y Miguel Maldonado un programa de humor, La Tuerka News, porque tengan claro que sin risas nos vamos a la m*****.

 


 

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