Ni con la DANA: Sánchez y Feijóo, irreconciliables

Juntos, en la gestión de una crisis sin precedentes, con la cifra de fallecidos actualizándose cada pocas horas y la constatación de que aún son muchos los desaparecidos. Pedro Sánchez y Carlos Mazón ofrecieron el jueves una imagen de unidad, de colaboración institucional, ante una catástrofe histórica. “Esta colaboración y esta coordinación son fundamentales y vamos a seguir con ellas”, se comprometió el mandatario valenciano. “No vamos a dejar solos a los valencianos, vamos a estar con vosotros todo el tiempo que haga falta”, le aseguró el jefe del Gobierno central.

La imagen reconforta en medio de la bronca política que ya empieza a abrirse paso. Y ello pese a los llamamientos a la unidad, para empezar del jefe del Estado. “Debemos todos permanecer unidos”, clamó el rey Felipe. La tensión llega de partida por la ausencia de interlocución entre los dos principales actores políticos de este país. Una vez más, Sánchez y Alberto Núñez Feijóo no descolgaron el teléfono. El primero no lo hizo para informarle y, el segundo, para ponerse a su disposición.

“Se ha perdido el respeto institucional. El decoro. Con González, Aznar, Zapatero o Rajoy esto era impensable. Los dos tienen parte de responsabilidad pero, a priori, la llamada de partida ha de ser la del jefe del Gobierno”, razona un ministro en época de Rajoy. “Siempre hay cuestiones por encima de la política partidista. Y en una tragedia la unidad de partidos siempre se ha intentado preservar. También en las referidas como cuestiones de Estado”.

Esa falta de comunicación llegó, además, después de un choque monumental en el Congreso de los Diputados a cuenta de la renovación de RTVE. Ocurrió el miércoles, el día del parlamentarismo por excelencia en España. La sesión de control estaba convocada pero, con la cifra de muertos en aumento, se acabó suspendiendo. El PP solicitó el fin de la actividad parlamentaria ese día, pero el Gobierno dijo que no, que el debate y la votación sobre los cambios de la radio y televisión pública se tenían que producir.

“Qué vergüenza”, se revolvieron desde la filas populares. “Nunca ha presenciado tanta bajeza moral”, afirmó Feijóo, anunciando que sus diputados no participarían en el pleno. Hasta los socios del Ejecutivo se mostraron disconformes. “La gente no lo va a entender”, le dijeron desde Junts. La imagen de Óscar López en el hemiciclo rodeado de escaños vacíos fue impactante. “No habría pasado nada nada por retrasar la votación”, concedió un parlamentario socialista, en conversación informal con este periódico.

Poco después, el Ejecutivo decretó luto nacional y PSOE y Sumar se apresuraron a avanzar que cancelan su agenda pública hasta el próximo lunes. Aunque la marejada política iba aumentando. Cargos socialistas no dudaron en criticar a Mazón por suprimir la Unidad Valenciana de Emergencias. “No tenía ni bomberos, ni oficina ni presupuestos”, se defendieron desde el Ejecutivo valenciano. Un “ejército paralelo que nunca se creó”, enfatizaron.

También llegaron las dudas sobre las alertas a la población. En paralelo, la indignación de los ciudadanos en la zona cero de la catástrofe fue a máspor la falta de agua y luz. Públicamente, Fernando Grande-Marlaska achacó al Gobierno valenciano la responsabilidad de enviar tarde esas alertas. En privado, fuentes gubernamentales fueron aún más duras y apuntaron a una “negligencia”. El presidente autonómico replicó que siempre actuó de acuerdo a los informes técnicos.

“Se gestionó en función de la información que se recibió de organismos con competencia exclusiva del Gobierno central, véase la AEMET o la Confederación Hidrográfica”, replicó Feijóo, que no rehuyó el choque con Sánchez. En el PP no pasó desapercibido que el líder de la oposición fue mucho más contundente que el propio Mazón. “No estamos para tonterías. Estamos en solucionar esto y ya habrá tiempo para todo lo demás”, añadieron fuentes del Gobierno autonómico.

En términos parecidos se pronunció públicamente Emiliano García-Page. Lo primero, vino a decir, es la gestión de la crisis. Todo lo demás vendrá después. “Que habrá que dirimir que se ha hecho mal, por supuesto. Que con la meteorología todo es mucho más complejo y más cuando hay varias administraciones implicadas, también”, según la reflexión de un presidente autonómico. “Ahora toca la unidad. Ya habrá tiempo de tirarnos los trastos. Para eso siempre hay tiempo. La gente afectada está cansada e indignada con razón. Si encima ven a sus políticos tirándose los trastos a la cabeza en vez de trabajando, el cabreo puede ser total”.