“Si la votación fuera secreta, diputados de Vox votarían que no”

“Si la votación fuera secreta, diputados de Vox votarían que no”

Así lo sugieren, maliciosos, en el PP. Todos los partidos se preparan para una moción que ha generado una gran expectación. 

Santiago Abascal y Ramón Tamames, en el Congreso.Europa Press via Getty Images

A Vox no se le podrá negar una cosa. Su moción de censura ha generado una expectación mediática y política enorme. Todos los focos estarán puestos en la Carrera de San Jerónimo a partir de las nueve de la mañana del martes. Los medios de comunicación realizarán coberturas especiales. La comparecencia de reconciliación entre Santiago Abascal y Ramón Tamames, su cuestionado candidato, fue dada en directo prácticamente por todos los canales de televisión. Y los partidos políticos han diseñado perfectamente su estrategia, ya sea para dar relevancia a la moción o para desdeñarla. Pero midiendo cuidadosamente los pasos ante un debate de dos días que acaparará muchísima atención.

La cita en el Congreso de los Diputados se produce a poco más de dos meses de las elecciones autonómicas y locales. Una cita con las urnas sobre la que existen pocas certezas. El PP aspira a arrebatar al PSOE alguna de sus joyas de la corona, como la Comunidad Valenciana o Extremadura. Si bien, las encuestas no son definitorias. “Podría pasar cualquier cosa”. Y todo cuenta, y más un debate parlamentario tan relevante como una moción de censura.

El primero en tomar la palabra será el candidato, Tamames. Intervendrá desde el escaño de Abascal, previo acuerdo con la presidencia de la Cámara. La periodista Carmen Moraga desvelaba el miércoles en Eldiario el contenido del discurso que el profesor tiene previsto para la moción. “No hay mal que por bien no venga”, dijo Abascal en la rueda de prensa que ambos dieron solo horas después. ¿Por qué? Porque, a su juicio, el PP ya no tiene argumentos para no votar favorablemente analizado el texto. “Coincidimos en lo fundamental”, zanjó Tamames sobre Vox, tratando de rebajar la tensión con el partido que le ha propuesto ser el candidato.

Las múltiples entrevistas de Tamames en los medios de comunicación –él mismo llamó al diario El Mundo para ofrecerse- no han hecho sino alimentar las dudas internas sobre su idoneidad. “Yo no defiendo a Vox”, llegó a afirmar en la que concedió a El País. “Es un miura, un a vez en el ruedo no sabes lo que va a hacer, es imprevisible”, según el diagnóstico de Sánchez Dragó en ABC. Él fue quien planteó a Abascal que fuera el candidato a la moción.

“Si la votación fuera secreta, como él mismo ha pedido, podría llegar a ocurrir que algunos de Vox votaran en contra de su propia moción”, soltaba malicioso un diputado popular, en conversación informal con este diario. “Una semana más, y se quedaba sin votos afirmativos”.

Durante todos estos días, Abascal y sus portavoces autorizados han aprovechado precisamente las diferencias del candidato con sus tesis para presionar al PP. Si bien, Alberto Núñez Feijóo avanzó el sentido del voto desde hace semanas, y no se ha movido desde entonces: abstención. Esto es, se pondrá de perfil, como sacan pecho en la propia dirección nacional. “Para ayudar a Sánchez que nadie cuente con el PP”, es el resumen que hacen en Génova, donde ni tan si quiera entrar a valorar el discurso ya conocido de Tamames. “Respetamos su contenido, como le respetaremos cuando lo pronuncie, pero no tiene mucho sentido hacer más valoraciones al respecto”.

“Una semana más, y se quedaba sin votos afirmativos”, ironizan en el PP sobre la moción de Vox

En el PP ha ido ganando la tesis de que la moción puede acabar beneficiándoles, toda vez les eleve como un “partido serio, de Estado” que no entra a participar en “espectáculos”. Como informó El HuffPost, hubo debate sobre la idoneidad de votar que “no” a ese “circo”, como en su día hizo Pablo Casado en la primera moción de Vox. Aunque Feijóo, que ni tan siquiera estará en el hemiciclo, fue meridiano no moviéndose de la abstención. Y algunos barones, con opciones a gobernar a partir de junio, no han dudado en recordar que tendrán que sentarse con los de Abascal una vez cerradas las urnas y “no es bueno” volar todos los puentes.

Para el Gobierno, la moción es básicamente una posibilidad de recuperar el pulso político y poner el foco allí donde Sánchez lo ha intentado sin éxito por los múltiples incendios políticos con sus socios de Gobierno e investidura. Si no hay giros de última hora, será el presidente el que dé la réplica. Y con un objetivo claro: desgranar su agenda de reformas, las medidas que ya ha implementado y lo que puede estar por llegar. Sacar pecho de la reforma de las pensiones, avalada por Bruselas, por poner un ejemplo. “Explicar a los españoles lo que se está haciendo por ellos en este tiempo de crisis y lo que todavía vamos a hacer”, según las fuentes consultadas.

"Casado ganó con su golpe en la mesa pero esa ruptura con Vox también tuvo consecuencias. Entiendo que Feijóo quiera que esto pase cuanto antes", dice un presidente regional del PP

Esto es, convertir la moción es una especie de Debate sobre el estado de la Nación, toda vez todo el mundo da por descontado que Sánchez saldrá el miércoles del Congreso tal y como entró el martes a primera hora. Como presidente del Gobierno del país. Desechada quedó, por cierto, la idea de ERC de boicotear el debate. Todos los grupos parlamentarios intervendrán, siguiendo sus propias estrategias. “Los trámites parlamentarios, por sinsentido o aburridos que puedan ser, merecen una réplica que puede ser más breve o extensa, pero una intervención haremos, sí”, aclaró Aitor Esteban, del PNV.

¿Es un debate que desprestigia las instituciones? “Desde luego, no es un debate serio. No es una moción de censura, es otra cosa. Pero es importante, tampoco se puede menospreciar. Estos debates conllevan riesgos siempre. Hay mucha gente pendiente y hay opciones de meter la pata o de salir victorioso. Casado, por ejemplo, ganó con su golpe en la mesa pero esa ruptura con Vox también tuvo consecuencias. Entiendo que Feijóo quiera que esto pase cuanto antes”, en palabras de un presidente autonómico del PP.

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Corresponsal político de El HuffPost.