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Alerta urgente para todos los españoles que aplastan hormigas invasoras que se cruzan en su camino

Alerta urgente para todos los españoles que aplastan hormigas invasoras que se cruzan en su camino

El gesto más automático del verano puede estar empeorando la plaga que intentas frenar: esto es lo que dice la ciencia.

Una invasión de hormigas en un puerto.Athok Fadhlin

Empieza el calor, y con él, las visitas inesperadas de huéspedes con seis patas. Una fila de hormigas aparece junto al rodapié del salón y, sin pensarlo, zas: zapatillazo. Lo que parece un acto lógico y, seamos sinceros, satisfactorio, es en realidad la peor decisión posible si lo que buscas es deshacerte de ellas. No lo decimos nosotros, lo dice la ciencia, que lleva semanas alertando de un fenómeno tan curioso como incómodo. Según recoge la web portuguesa Greenvibe, son varios los expertos en el control de plagas los que aseguran que aplastar una hormiga no solo no resuelve el problema, sino que puede atraer más.

¿La razón? Estos diminutos insectos emiten una feromona de alarma cuando mueren. Un “grito químico” que envía una señal al resto de sus compañeras: algo ha ido mal. El efecto es inmediato. En lugar de disuadirlas, las atrae. No en solitario, sino en grupo, como si montaran un operativo de rescate que acaba convirtiéndose en una segunda invasión. “El aplastamiento libera compuestos que actúan como una llamada para la colonia”, explican los especialistas de Multiplag, una firma especializada en erradicación de insectos. “El acto de pisarlas dispara una serie de respuestas que solo hará que el problema se agrave”.

Así que, sí: estás echando gasolina al fuego.

Qué hacer (y qué no) si tienes una plaga en casa

Afortunadamente, existen remedios más eficaces, sostenibles y, sobre todo, silenciosos. Y no hace falta una fumigadora industrial para ponerlos en práctica. De hecho, muchos están al alcance de la mano. Desde la mezcla casera de bicarbonato con azúcar (tóxica para las hormigas pero inofensiva para humanos), hasta soluciones repelentes a base de vinagre blanco, zumo de limón o aceites esenciales de menta o árbol de té, el abanico es amplio.

Uno de los más efectivos es el uso de tierra de diatomeas, un polvo fino que deshidrata a los insectos y actúa como barrera física. También hay opciones más rudimentarias pero igual de eficaces, como el clásico papel encerado con una gota de miel: un cebo dulce que las atrapa sin piedad. “La clave está en interrumpir la cadena de comunicación de la colonia”, explican desde Multiplag. “Si rompes la señal química, cortas el problema de raíz”.

Para quienes prefieran tirar de estantería, los productos comerciales como geles envenenados o trampas específicas también son válidos, siempre que se utilicen siguiendo al pie de la letra las instrucciones del fabricante.

La próxima vez que veas una hormiga deambulando por tu cocina, respira hondo antes de actuar. No, no te está desafiando. Pero si decides pisarla, que sepas a lo que te expones: no a una victoria, sino a un contraataque.