Una especie de bambú florece por primera vez en 120 años y avisan de un desastre ecológico
Un reciente estudio ha arrojado resultados preocupantes sobre su futuro.
Estamos acostumbrados a que las plantas repitan sus ciclos reproductivos anualmente para verlas florecer cada primavera con la llegada del buen tiempo. Sin embargo, hay algunas que tardan bastante más, como la variante henonis de la especie Phyllostachys nigra, un tipo de bambú negro que florece una sola vez en su centenaria existencia.
Esta especie florece una vez cada 120 años antes de morir para dar paso a la siguiente generación. La última gran floración se dio en 1908, con lo que está previsto que la próxima sea en 2028, aunque hay poblaciones "desacompasadas", como demostraron algunos florecimientos menores entre 1903 y 1912.
Futuro incierto
El último de estos "pequeños eventos" de floración se dio en 2020, y arrojó malos augurios sobre lo que espera a esta especie en el futuro. Un grupo de la Universidad de Hiroshima, liderado por el investigador Toshihiro Yamada, descubrió que, aunque el 80% de las plantas de la población analizada dieron flor, ninguna de ellas produjo semillas viables. "No hubo signo de regeneración de este bambú después de su florecimiento después de los tres años iniciales", explica Yamada en un comunicado.
Los resultados del análisis realizado por el equipo durante esos tres años han sido publicados en PLOS ONE y vaticinan un cambio en las características ecológicas del terreno. Más allá de que animales e insectos puedan verse afectados, el bambú también puede influir en la erosión del suelo, con lo que una pérdida repentina de una gran superficie de esta planta puede provocar modificaciones en la topografía de la zona.
Como consecuencia, señala Yamada "un rodal de bambú se convertirá en un pastizal después de la floración del bambú durante al menos varios años. Es posible que tengamos que gestionar este cambio drástico después de la floración del bambú".
El bambú es ha constituido como una planta de gran valor económico y cultural a lo largo de la historia en Japón y otros lugares de Asia, especialmente en China, donde sirve de alimento a una de sus especies endémicas, el oso panda. Por ello, es importante estudiar todas las opciones posibles para conservar esta planta.
