Científicos descubren el hielo más antiguo con 6 millones de años y diminutas "máquinas del tiempo" en su interior
"Este descubrimiento ha superado con creces nuestras expectativas".
Científicos estadounidenses han anunciado el hallazgo de una muestra de hielo de seis millones de años de antigüedad en la región de Allan Hills, en la Antártida Oriental. El descubrimiento, descrito por los expertos como "el hielo y el aire más antiguos datados directamente en la Tierra", abre una nueva puerta para entender cómo era el planeta antes de las eras glaciales modernas.
Las diminutas burbujas de aire atrapadas en el hielo actúan como auténticas máquinas del tiempo, permitiendo estudiar la composición atmosférica de hace millones de años y reconstruir las condiciones climáticas del pasado.
El hallazgo, publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS, por sus siglas en inglés), fue realizado por el Centro para la Exploración del Hielo Más Antiguo (COLDEX), una colaboración internacional dedicada a encontrar los núcleos de hielo más antiguos del mundo.
"Sabíamos que el hielo era antiguo en Allan Hills. Inicialmente esperábamos encontrar hielo de hasta 3 millones de años, o tal vez un poco más antiguo, pero este descubrimiento ha superado con creces nuestras expectativas", explica en un comunicado Ed Brook, paleoclimatólogo de la Universidad Estatal de Oregón.
El hielo data de una era geológica caracterizada por un planeta mucho más cálido y con niveles del mar más altos que los actuales. Los investigadores aseguran que los datos obtenidos ofrecen la primera medición directa de la tendencia de enfriamiento a largo plazo en la Antártida.
A través de mediciones de isótopos de oxígeno, el equipo determinó que el área de Allan Hills experimentó un enfriamiento gradual de unos 12 grados Celsius durante los últimos seis millones de años. Este hallazgo ayuda a comprender cómo el continente helado respondió a los cambios naturales del clima antes de la influencia humana.
Datación directa y precisión inédita
Uno de los aspectos más notables del estudio es la técnica de datación directa utilizada. Los científicos midieron un isótopo del gas noble argón presente en el aire atrapado dentro del hielo para determinar su edad. "La datación directa significa que la edad se determinó midiendo las propiedades inherentes del hielo, en lugar de inferirla a partir de los depósitos geológicos circundantes", precisa el equipo de COLDEX.
Aunque los registros de este hielo no son continuos, su valor científico es incalculable: constituye una "biblioteca de instantáneas climáticas" unas seis veces más antigua que cualquier dato de núcleos de hielo conocidos hasta ahora. Este archivo natural complementa los núcleos más recientes y continuos extraídos en otras partes de la Antártida, que cubren hasta 1,2 millones de años de historia.
A diferencia de otros proyectos que requieren perforaciones de varios kilómetros, el equipo de COLDEX empleó una estrategia de perforación superficial en Allan Hills, extrayendo hielo de entre 100 y 200 metros de profundidad.
El secreto de esta técnica radica en las condiciones geológicas y climáticas únicas de la zona: el flujo del hielo y la topografía montañosa ayudan a conservar capas muy antiguas cerca de la superficie. Además, los vientos constantes y las bajas temperaturas evitan la acumulación de nieve reciente y reducen el movimiento del hielo, preservando así las capas más antiguas.
"Allan Hills es uno de los mejores lugares del mundo para encontrar hielo antiguo poco profundo, y también uno de los más duros para pasar una temporada de campo", comenta Sarah Shackleton, investigadora de la Institución Oceanográfica Woods Hole.
Competencia científica por el hielo más antiguo
El descubrimiento coloca a COLDEX en una "competencia amistosa" con otros equipos internacionales que también buscan los núcleos de hielo más antiguos del planeta. Hasta ahora, el récord lo ostentaban núcleos europeos con una antigüedad de 1,2 millones de años, lo que convierte el hallazgo estadounidense en un salto temporal sin precedentes.
El objetivo final de esta carrera científica no es batir récords, sino comprender la historia climática de la Tierra. Los investigadores esperan que el análisis del aire y los gases atrapados en el hielo, especialmente los niveles de dióxido de carbono y metano, revele cómo han evolucionado los gases de efecto invernadero a lo largo del tiempo.
"Cada burbuja de aire es una cápsula que encierra información sobre la atmósfera de hace millones de años. Entender cómo cambió nos ayudará a prever hacia dónde podría dirigirse nuestro planeta", subraya Brook.