Disputa entre los residentes de unos apartamentos históricos por la altura de un seto
La polémica ha llegado a los tribunales que deben decidir si es más importante la privacidad de cada vecino o la normativa inicial, que establecía un límite de 80 cm.

Una curiosa polémica se ha desatado en una comunidad de propietarios de viviendas de lujo en relación con la altura máxima que deben tener los setos de cada vivienda. La pregunta es tan curiosa como razonable: ¿Debería el seto exterior de un complejo de edificios multimillonario ser bajo para actuar como reclamo y lucir las valiosas casas que hay dentro de él, o, por el contrario, tendría que tener una altura elevada para asegurar que sus habitantes no tengan por preocuparse de ser observados durante su vida cotidiana? La respuesta a este interrogante está en el centro un disputa entre los habitantes de la cara propiedad de Mt Eden, Chambers & Station, una zona de lujo de la ciudad de Auckland, en Nueva Zelanda, según ha publicado The New Zealand Herald.
La habitante y dueña de una de estas casas, Christine Graham, interpuso una demanda contra la entidad que se ocupa de la comunidad de propietarios del complejo de lujo Chambers & Station en la esquina de Valley Rd y Shelbourne St, y que está situada justo en la acera contraria de la escuela primaria normal Mount Eden.
La idea de Graham era que los árboles que rodean su casa para darle privacidad, que se trata de las especies ficus y michelia, y se encuentran localizadas en los exteriores de las viviendas de este complejo, superen los dos metros de altura, con el objetivo de que las las personas no puedan observar la vida que hacen las personas que habitan el interior de estas viviendas. “A esa altura, el seto le proporciona, entre otras cosas, privacidad, una vista agradable, seguridad y reducción de ruido. Si el seto a esta altura fuera un elemento permanente de la unidad, su valor de reventa aumentaría considerablemente”, como ha argumentado esta parte.
La vivienda de esta mujer, de acuerdo a los cálculos del precio medio de la zona, rondaría algo más del millón de euros. Por su parte, los encargados de la gestión de de este complejo de lujo, han manifestado al juez, al contrario que la demandante, que el seto no debería llegar al metro de altura, en concreto no supera los 80 centímetros. Parece ser que, cuando se desarrollaron estos pisos lujosos a partir de la reforma de las viejas viviendas, este punto quedó claro.
“El plan de plantación de paisaje del consentimiento de recursos que fue aprobado para la reurbanización menciona que el seto se recortaría a 0,8 m de altura”, argumentó, en concreto, el grupo encargado de gestionar este complejo. Los argumentos de los abogados han girado entorno a la idea de que se debe pensar, cuando surgen cuestiones o polémicas de este tipo, en el bien y el interés de todos los propietarios y no sólo del de uno en concreto. "Si la corporación permitiera que los edificios estuvieran cubiertos por un seto alto, estaría violando el consentimiento del recurso y perjudicando a la comunidad en general por el valor patrimonial que se le debe", ha dicho textualmente.
La demandante replicó que, en el caso a proceder a poner el seto a la altura solicitada por la comunidad, no podría sentirse segura y sentirse en su casa de la misma manera. Porque, para esta mujer, no es una cuestión de capricho. Según añadió, se estaría incumpliendo la obligación de la comunidad integrada por los demandados que figura en el apartado referido a tolerar determinados recursos de desarrollo, lo que supone, según la demandante, que se pueda cubrir con el seto a una altura de poco menos de dos metros.
Parece ser que a principios de este año, la gestora de la comunidad acordó refomar este punto para rebajar la altura de los setos, lo que Christine Graham ha pedido que se cambie de forma inmediata. Hace nueve años, un equipo de expertos fue el que trabajó en la reforma destinada a reformas unas viviendas que estaban clasificados entonces con Categoría B en diversas lujosos pisos.
Chambers & Station eran los propietarios de cuatro apartamentos en planta baja que se vendieron por precios que iban desde más de 775.000 euros a casi 1,7 millones de euros. También se pusieron en el mercado dos áticos a un precio muy elevado.
Al final, el juez ha sentenciado a favor de las peticiones de los representantes de la comunidad, con lo cual el seto debe ser más bajo, así como ha solicitado un mejor cuidado de esta zona verde. De esta forma, la demandante debería dejar pasar a su vivienda para hacer estas reformas, con la condición de que le avisen con el tiempo mínimo que se establezca.
En conclusión, unos árboles que inicialmente estaban pensados para proteger de las miradas del exterior las casas de los propietarios de este complejo y que, es más, según la demandante tendrían que haberse tratado, además, debidamente contra los animales que los atacan y provocan que estén llenos de agujero y en mal estado, tema en el cual sí ha hecho hincapie el juez del caso.
Aún le queda a la demandante la vía de recurrir la sentencia ante una instancia superior del distrito. Su disgusto y oposición a cómo ha concluido este conflicto, por el momento, quedó patente. Así que el resultado final de la altura del seto aún está por decidir.
