En Francia no escatiman en dramatismo al hablar de la especie invasora que obliga a cerrar playas en España
Este titular francés lo dice todo: “España cierra playas tras el descubrimiento del ‘asesino más bello del océano’".

Las playas españolas vuelven a ser noticia en la prensa internacional, esta vez por la irrupción de un pequeño molusco de apariencia llamativa y consecuencias potencialmente graves. Tanto en Francia como en Italia, los titulares se han hecho eco de la llegada del Glaucus atlanticus, más conocido como “dragón azul”, en la costa de Alicante.
El medio francés GEO no escatimó en dramatismo al titular su información: “España cierra playas tras el descubrimiento del ‘asesino más bello del océano’”. El artículo describe al animal como una criatura “tan fascinante como peligrosa”, capaz de esconder tras su aspecto metálico un veneno formidable. GEO recurre a expresiones como “depredador en miniatura” y subraya que, pese a medir apenas cuatro centímetros, su picadura puede causar síntomas severos, desde vómitos hasta reacciones alérgicas graves. También pone el acento en la reacción inmediata de las autoridades de Guardamar del Segura, que decretaron la bandera roja tras hallar dos ejemplares en la playa de Vivers.
En Italia, el tono fue distinto, aunque igualmente alerta. Medios como TG24 optaron por subrayar el componente de rareza biológica y el potencial riesgo para los bañistas. El “dragón azul”, explican, flota boca arriba en la superficie para camuflarse y acumula en sus apéndices el veneno de sus presas, como la carabela portuguesa. La cobertura italiana recalca su carácter exótico (“nativo del Atlántico y poco común en el Mediterráneo”) y ofrece pautas concretas en caso de contacto: enjuagar la zona con agua salada y acudir de inmediato a un centro médico. También destacan el protocolo aplicado por el Ayuntamiento, con vigilancia reforzada y la reapertura al baño al día siguiente bajo bandera amarilla.
Más allá de la narrativa mediática, lo cierto es que el Glaucus atlanticus se ha convertido en un visitante inesperado de las costas Mediterráneas. Esta babosa marina, de tonos azulados y plateados, se alimenta de organismos venenosos y reutiliza sus células urticantes para defenderse, lo que convierte su picadura en especialmente dolorosa. Aunque los casos de mortalidad son excepcionales, el riesgo es mayor en niños, personas alérgicas o con dolencias respiratorias y cardíacas.
El avistamiento en Guardamar recuerda a episodios previos de fauna marina invasora en la región. En 2018, la presencia masiva de fisalias obligó a cerrar hasta 120 kilómetros de litoral, con varios heridos por contacto accidental.
