La cara B del Black Friday: repartidores y comercio local, grandes afectados
Uno de los grandes eventos comerciales del año se ha convertido en todo un auténtico calvario para algunos sectores.
La campaña del Black Friday de 2025 se consolida como uno de los periodos comerciales más importantes del año, extendiéndose a lo largo de todo noviembre y marcando el inicio de la temporada navideña, pero detrás de la fiebre consumista hay sectores afectados como repartidores y pequeños negocios.
Según la patronal UNO, constituida por operadores Logísticos y de Transporte, las empresas de reparto gestionarán en este periodo casi 125 millones de envíos, 4,3 millones de envíos diarios y con picos de hasta 5,5 millones de media los días de mayor volumen.
Uno de esos repartidores es Javier Bernal, trabaja para Amazon y cuelga en redes sociales su día a día, en los que muestra el volumen de paquetes y las rutas que tiene que cubrir.
“El trabajo se ha visto aumentado porque la gente pide mucho con las rebajas de Black Friday. Para nosotros es un aumento de trabajo que no implica más remuneración. Tenemos una media de 200-250 paquetes al día. No cobro por paquete, sino por ruta, y cobro el salario mínimo. Nos vemos muy perjudicados”, asegura a EFE el repartidor.
Tecnología, moda y hogar, copan las preferencias de los compradores que buscan grandes descuentos en muchos casos en grandes electrodomésticos.
“Estos días la gente pide cosas mucho más grandes y pesadas como lavadoras, televisores, hornos o microondas, productos que no tendríamos que repartirlos, pero nos lo cuelan y nos obligan a repartirlo”, añade Bernal.
El sindicato CCOO advierte de que las grandes firmas con mayor cuota de mercado son las principales beneficiadas del Black Friday, mientras que el comercio minorista, formado en su mayoría por microempresas, carece de capacidad para competir en estas campañas.
Beatriz es la propietaria de ‘Olvido Madrid’, un pequeño y coqueto negocio de bolsos y joyería artesanal en el centro de la capital, y se ha visto obligada a entrar en este tipo de campañas para no quedarse al margen de la ola consumista.
“Al final una marca pequeña como la nuestra, que confecciona bolsos con producción local y artesanal no nos queda otra que sumarnos al ‘Black Friday’ para cubrir los gastos del mes. La gente tiene un presupuesto limitado y siempre elige la tienda con descuento. Tenemos que estar ahí pero a costa de ganar menos, porque no vamos a volumen. Lo que reducimos es el beneficio para poder salvar el mes”, asegura a EFE.
Además, el crecimiento de las grandes plataformas de venta online implica un aumento de las compras compulsivas que tienen un alto impacto medioambiental en la producción, transporte y generación de residuos.
Para paliar ese impacto, instituciones como la Comisión Europea promueven desde hace una década contra iniciativas como el Green Friday, con el apoyo de organizaciones ecologistas como Ecodes, WWF y Ecoserveis, para mitigar el modelo actual y concienciar sobre un consumo responsable.