La localidad de Huesca que vio nacer a la inventora del medicamento que teñía de rojo a todos los niños
Uno de los desinfectantes más conocidos de todos los tiempos.

La mercromina es uno de los antisépticos dermatológicos más conocidos de España desde 1935 por su eficacia en la desinfección de heridas superficiales, quemaduras y rozaduras. Con un principio activo basado en la merbromina, su aplicación sobre cortes y rasguños no solo previene infecciones, sino que también deja una inconfundible marca rojiza en la piel debido a su característico color intenso.
Por mucho que se ha intentado cambiar la historia, este medicamente fue inventado por Irene Monroset, una farmacéutica que nació en la localidad de Fonz, en Huesca, en el año 1912. Como tantos aragoneses de la época, Irene emigró con su familia a Barcelona, donde se convirtió en una de las primeras mujeres en licenciarse en farmacia en la Universidad de Barcelona en 1932. Poco después descubrió este popular desinfectante de bajo coste al que puso el nombre de Mercurocromo.
No obstante, el trabajo de Irene quedó oculto bajo el nombre de un hombre. Tradicionalmente, la mercromina fue atribuida a José Antonio Serrallach, propietario del laboratorio donde trabajaba Irene y el cual registró y comenzó a comercializar el antiséptico. Sin embargo, tras su muerte en 1979, la farmacéutica aragonesa recibió a título póstumo la Medalla de la Facultat de Farmàcia de la Universidad de Barcelona que reconoce su aportación al mundo de la medicina.
Una localidad única
Hoy en día, además de rendir homenaje a su ilustre ciudadana, Fonz invita a locales y visitantes a descubrir sus encantos históricos. Con monumentos renacentistas, estrechas callejuelas y la tradicional hospitalidad aragonesa, la localidad se consolida como un destino ideal para quienes desean disfrutar de un entorno rural lleno de historia donde conectar con el pasado y aprender más sobre uno de los antisépticos más eficaces de todos los tiempos.
Además de su legado científico, Fonz destaca por su riqueza arquitectónica. Se trata de una villa que tiene hasta diez palacios y varias decenas de casas solariegas, además de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, una de las más importantes de Aragón. También destacan las casas palaciegas de Carpi, Camón, Guilleuma, Gómez de Alba, Ric y el palacio de los Barones de Valdeolivos, además del palacete de la Mercromina.
En Fonz, el pasado y el presente se entrelazan en un homenaje permanente al espíritu pionero de sus habitantes, reafirmando su identidad como hogar de innovación y tradición. La figura de Irene Monroset y el patrimonio histórico de la localidad continúan siendo motivo de orgullo para sus ciudadanos, quienes mantienen vivo el legado de su ilustre farmacéutica y promueven la riqueza cultural de la localidad.