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Lucas, joven de 18, rescata la granja de su abuelo por 115.000 euros: “Hay gente sin escrúpulos dispuesta a destruir agricultores”

Lucas, joven de 18, rescata la granja de su abuelo por 115.000 euros: “Hay gente sin escrúpulos dispuesta a destruir agricultores”

La subasta de la finca familiar, convierte al joven francés en un símbolo del relevo generacional que no arranca en el campo francés.

Vista de una zona agrícola en el norte de Francia, con cultivos, viviendas rurales y la costa al fondo en un día despejado.
Paisaje agrícola del norte de Francia, donde la presión sobre la tierra y el relevo generacional se han convertido en un debate central para miles de familias rurales.Getty Images

Lucas Wafflart tiene dieciocho años, está estudiando agricultura y acaba de protagonizar una historia que ha emocionado al sur de Francia: ha conseguido recuperar la granja de su abuelo en una subasta judicial y se ha convertido, casi sin quererlo, en el rostro visible de un debate que lleva tiempo cociéndose al otro lado de los Pirineos: cuál es la razón por la que el relevo generacional en el campo francés no acaba de arrancar.

La finca, un terreno de 37 hectáreas que se encuentra a las afueras de Marmande, estuvo a punto de desaparecer del patrimonio familiar al entrar en el proceso de una subasta por  insolvencia que puso al clan Wafflart en una situación límite, pero la tenacidad del joven y el apoyo del sindicato Coordination Rurale han terminado por devolverle la tierra familiar. Eso sí, a un precio que deja claro hasta qué punto el coste de un terreno se ha convertido en un auténtico obstáculo que impide el acceso al sector de muchos agricultores, sobre todo a los jóvenes.

La historia de la finca de los Wafflart casi se queda fuera de la herencia familiar, se inició con una tasación de 140.000 euros, una cantidad inaccesible para el clan de agricultores.  El sindicato agrícola Coordination Rurale pidió entonces que nadie hiciese niguna oferta para que el joven recuperase la explotación. El plan surtió su efecto, pero solo al principio, porque  y el precio cayó hasta los 10.000 euros por falta de postores. Pero..., de la nada,  apareció en un jubilado de 79 años que hizo una puja ligeramente superior, lo que supuso que se reabriese la subasta, pero con un precio de salida de 11.000 euros, un gesto que ha encendido las redes sociales. Para añadir más pólvora al asunto, la fiscalía de Agen abría una investigación contra el sindicato por “obstrucción a la libertad de subasta”. 

El segundo intento, celebrado el 16 de octubre, reunió a decenas de agricultores en el tribunal de Agen. Coordination Rurale volvió a pujar en nombre del joven, pero una pareja anónima decidió entrar en la sala y tensar el ambiente. El precio subió hasta los 115.000 euros, una cifra diez veces superior a la tasación revisada, hasta que la asociación Plan Rouge Agricole cerró la puja. La organización, dedicada a apoyar explotaciones en dificultades, se comprometió a ceder la finca a Lucas cuando termine sus estudios agrícolas.

El presidente de Coordination Rurale, José Pérez, resumió el desenlace con una mezcla de alivio e indignación. Se mostró “contento” por la recuperación de la explotación, pero no escondió su irritación por la escalada del precio y lo explicó con una frase que ya circula por la prensa francesa: “Hay gente que no tiene escrúpulos, que está dispuesta a destruir familias y a asesinar agricultores. Es escandaloso”. Su denuncia recoge el hartazgo de un sector que vive entre el endeudamiento, los costes al alza y una sensación de abandono institucional demasiado enquistada.

Lucas, en cambio, salió del tribunal con otra energía. “Estoy contento, soy feliz, los sueños continúan y lo más importante es que no echen a mis abuelos”, dijo tras el desenlace. Las autoridades del departamento confirmaron que podrá iniciar su proyecto agrícola en cuanto complete sus diplomas en el liceo donde estudia.