Más allá del verano extremo: un informe anticipa que a Europa le depara un invierno para recordar
Prevé que esta estación estará marcada por el regreso de La Niña y un vórtice polar más débil.

Tras un verano de récords térmicos, incendios forestales y sequías que han golpeado con especial dureza al sur de Europa, incluida España, las miradas se vuelven ahora hacia el próximo invierno. Los primeros análisis del portal especializado Severe Weather Europe (SWE) prevén "la influencia de una fase débil de La Niña".
"Los últimos pronósticos también indican un vórtice polar más débil, lo que implica patrones de presión más dinámicos, lo que propicia días de invierno más fríos en Estados Unidos, Canadá y Europa", explican los expertos.
La Niña es la fase fría del fenómeno climático conocido como ENSO (Oscilación del Sur de El Niño). Se produce cuando las aguas superficiales del Pacífico tropical central y oriental se enfrían por debajo de lo normal, alterando la circulación atmosférica global. A diferencia de su contraparte cálida, El Niño, la Niña favorece un desplazamiento de la corriente en chorro que suele traducirse en inviernos más fríos y con mayor probabilidad de nieve en algunas regiones del hemisferio norte.
Los últimos análisis oceánicos muestran ya indicios de enfriamiento en la zona clave del Pacífico, aunque por ahora en fase neutra. Los modelos apuntan a que en los próximos meses este enfriamiento se consolidará en una La Niña débil, con capacidad suficiente para modificar los patrones meteorológicos invernales.
El papel del vórtice polar
Más allá del océano, el otro gran protagonista del próximo invierno será el vórtice polar, una vasta corriente ciclónica que se forma sobre el Ártico y regula la distribución del aire frío hacia latitudes medias.
Cuando el vórtice es fuerte, mantiene el aire helado confinado en el Polo Norte, generando inviernos más suaves en Europa y Norteamérica. Pero si se debilita, la corriente en chorro se fragmenta y permite que las masas de aire gélido desciendan hacia regiones habitadas.
Los modelos del Centro Europeo de Predicción a Medio Plazo (ECMWF) anticipan que, al inicio del invierno 2025/2026, el vórtice polar será más débil de lo habitual. Esto aumenta la probabilidad de irrupciones de aire frío sobre Europa y Norteamérica, especialmente si se produce un calentamiento estratosférico repentino, un fenómeno que puede colapsar temporalmente el vórtice y desatar olas de frío intensas.
Históricamente, los inviernos con La Niña presentan entre un 60% y un 75% de posibilidades de registrar estos episodios, lo que refuerza la expectativa de una temporada más dinámica y potencialmente más fría.
Lo que dicen los modelos
Los dos principales sistemas de predicción estacional, el ECMWF europeo y el canadiense CanSIPS, coinciden en un patrón atmosférico invernal dominado por altas presiones en el Pacífico Norte y bajas presiones extendidas desde Canadá hasta Europa occidental. Esta configuración favorece la entrada de aire frío en el centro y este de Estados Unidos, y un flujo meridional hacia gran parte de Europa.
En cuanto a temperaturas, el panorama para Europa muestra un continente en general algo más cálido de lo normal, aunque con excepciones notables en zonas del centro y norte, donde se esperan periodos más fríos durante enero de 2026. Ese mes podría estar marcado por un bloqueo anticiclónico en el norte de Europa, capaz de canalizar masas de aire frío desde Escandinavia hacia el resto del continente.
En lo referente a precipitaciones, los modelos apuntan a un invierno con lluvias dentro de la media en el conjunto europeo, aunque con más humedad en el noroeste y el Mediterráneo. La nieve, sin embargo, se prevé por debajo del promedio en la mayor parte de Europa, salvo en Escandinavia y algunas regiones de las islas británicas.
¿Qué puede esperar Europa?
Aunque aún es pronto para establecer certezas, los indicios sugieren que el invierno 2025/2026 podría ser más variado y menos estable que en años anteriores. La combinación de una La Niña débil y un vórtice polar debilitado abre la puerta a episodios de frío intenso intercalados con periodos más templados.
De confirmarse, este escenario supondría un contraste con los últimos inviernos, en los que la circulación atmosférica estable y las anomalías cálidas han predominado. Para sectores como la agricultura, la energía o el transporte, la previsión de un invierno más dinámico obliga a planificar ante posibles olas de frío y nevadas en momentos puntuales, aunque la media estacional no resulte extremadamente severa.
Los expertos insisten en que los pronósticos a tan largo plazo deben interpretarse con cautela. La atmósfera es un sistema caótico y pequeñas variaciones pueden alterar por completo los patrones previstos. Aun así, la convergencia de señales oceánicas y atmosféricas aumenta la confianza en que este invierno no será tan anodino como otros recientes.
