Max Roser, profesor de Oxford, sobre las energías renovables en España: "En el año 2000, apenas había energía solar o eólica"
El experto aplaude la rápida adaptación energética de España.

Cada vez más países se suman a la transición energética, abandonado las fuentes no renovables como el carbón y el petróleo para apostar por una energía limpia y sostenible. Esta ola global, motivada por la urgencia climática y las oportunidades económicas, está transformando mercados y cadenas de suministro, aunque todavía exige políticas coherentes y mayores inversiones para garantizar una transición justa y segura para todos.
En este contexto, Max Roser, profesor de la Universidad de Oxford y fundador de la plataforma Our World in Data, ha mostrado su admiración por los impresionantes avances que ha visto en el sector energético español. “Impresionante ver cómo España transformó su sistema eléctrico”, ha publicado el experto en la red social X reivindicado el notable giro del país hacia fuentes limpias.
“En el año 2000, apenas había energía solar o eólica y el 36% provenía de la quema de carbón. Hoy en día, el 50% proviene de energías renovables, el 21% de energía nuclear y menos del 2% de carbón”, explica en su publicación que ya acumula más de 350.000 visualizaciones, destacando la rapidez con la que España ha conseguido adaptarse a fuentes de energía limpias en apenas dos décadas.
Un camino por delante
El testimonio del investigador ha vuelto a poner sobre la mesa una realidad ya documentada por centros de seguimiento energético: España ha vivido un acelerado crecimiento de la energía eólica y la solar que ha ido desplazando progresivamente a las fuentes más contaminantes. Según datos recogidos por Renewables Now, en el año 2023 la energía renovable superó por primera vez la mitad de la generación eléctrica anual.
No obstante, en la propia conversación en X, varios usuarios expresaron diversos matices: hubo quien reclamó mirar no solo la producción eléctrica sino el consumo energético total, donde aún pesan usos finales dependientes de combustibles fósiles. Así como hay quien alertó sobre el debate político y técnico en torno al futuro de la nuclear en España y su calendario de cierre. Esos argumentos reflejan que, aunque la generación de electricidad sea más limpia, la transición energética completa exige cambios en transporte, calefacción e industria.
Ese choque de posiciones se intensificó tras incidentes y episodios recientes: por ejemplo, la gran caída de suministro que afectó a la Península abrió un nuevo capítulo de debate público sobre la fiabilidad del sistema y la conveniencia o no de acelerar el cierre de centrales nucleares. En definitiva, la observación de Max Roser celebra un cambio rápido en la composición de la electricidad española, pero la realidad es que todavía quedan muchas decisiones que plantear para conseguir un sistema energético totalmente limpio.
