A la hora de fregar el suelo, para que el mismo quede limpio y reluciente es indispensable tener en cuenta la temperatura del agua que se va a utilizar. De lo contrario, el resultado podría no ser el esperado.

En ese sentido, cabe destacar que, pese a que muchas personas piensan que el agua caliente siempre quita mayor suciedad, el agua fría puede ser más adecuada si se usan determinados productos.

De hecho, muchos productos de limpieza están para funcionar mejor con agua fría, ya que el calor puede hacer que algunos ingredientes, como el alcohol, se evaporen demasiado rápido. Por lo tanto, si se recurre al agua caliente, la limpieza del suelo no será tan eficaz.

Igualmente, el agua fría es recomendable en la limpieza de cristales, ya que la misma se seca más lentamente y, en consecuencia, permite disponer de un mayor periodo de tiempo para limpiar el cristal sin dejar marcas.

No obstante, tal y como recuerda el medio de comunicación danés Senest, sí que hay situaciones en las que el agua caliente es la mejor elección, como cuando se trata de eliminar manchas de aceite o de grasa del suelo.