Por favor, habilita JavaScript para ver los comentarios de Disqus.
Sufre un ataque de llanto en el supermercado y el gesto de tres desconocidos lo cambia todo: "Rendirse puede ser una victoria"

Sufre un ataque de llanto en el supermercado y el gesto de tres desconocidos lo cambia todo: "Rendirse puede ser una victoria"

"No vale la pena sacrificar la salud, física y mental, por un trabajo", asegura. 

Imagen del pasillo de un supermercadoGetty Images

Un ataque de tristeza puede surgir a cualquiera de forma repentina en el lugar que menos te esperas. Esto le ocurrió a una mujer italiana hace dos meses. Cuando se encontraba haciendo la compra en un supermercado, se vio envuelta en un ataque de pánico. Inmediatamente, vio como unos pocos gestos de algunas personas que se encontraban alrededor fueron suficientes para sentirse mejor: la mirada de un niño, unas palabras amables de un dependiente...

Tal y como recoge el periódico italiano Qui Como, ella misma se ha pasado por las redes sociales para relatar su experiencia, aunque en el anonimato. "Soy la chica que hace unos dos meses tuvo un ataque de llanto en el supermercado, debido a problemas laborales", confirma. "Quería agradecer al chico que estaba cerca de mí en ese momento difícil y decirle: he superado esa fase. ¡Renuncié y encontré un nuevo trabajo!", continúa.

"También me gustaría agradecer a las dos chicas que me trataron desde lejos y al farmacéutico por su amabilidad. Me hizo darme cuenta de que todavía existe gente buena", agrega. Al final de su post, hay una frase "muy destacable", tal y como apunta la publicación: "No vale la pena sacrificar la salud, física y mental, por un trabajo. Rendirse puede ser una victoria".

Inmediatamente después de su mensaje, su perfil se ha llenado de mensajes positivos que hablan de solidaridad, empatía y dolor compartido. "Cuando una puerta se cierra, se abre una ventana", escribe alguien. "Un poco de amabilidad, sensibilidad y comprensión, especialmente de aquellos que no conoces, son tranquilizadores", asegura otro. "Qué hermoso epílogo, estoy muy feliz por ti: la vida y la salud son bienes demasiado valiosos para desperdiciarlos así".

Desgraciadamente, hay otras voces más silenciosas y dolorosas. "Lamentablemente, no encuentro fuerzas como tú. Llevo veinte años trabajando en un restaurante, y no te imaginas lo difícil que es cada mañana entrar a ese lugar y sentir la angustia que se levanta en mí".

¡Mantente al día con El Huffpost! Sigue todas las noticias desde tu móvil en nuestra APP. Puedes descargarla tanto para Android como iOS.