Un agricultor deja sin calefacción a sus vecinos y un tribunal le acaba dando la razón
"Un paso atrás a la Edad Media".
Durante la gélida noche del 8 de diciembre de 2023, con temperaturas que bajaban de los -10 °C, cerca de una docena de viviendas del distrito de Ried, en la localidad de Holzburg, se quedaron repentinamente sin calefacción ni agua caliente, tal y como destaca el diario br. El responsable: un agricultor local que suministraba calor residual a través de una red de calefacción urbana. Lo desconectó tras un desacuerdo con los residentes sobre un nuevo contrato.
El productor de biogás exigía a los usuarios firmar un nuevo acuerdo bajo su recién creada empresa de responsabilidad limitada (GmbH), en sustitución de la antigua sociedad civil (GbR). El nuevo contrato incluía condiciones más exigentes y una cantidad mínima obligatoria de consumo. Algunos vecinos lo calificaron de "contrato mordaza", al sentirse presionados por la advertencia: "Si no firman, les corto la calefacción".
Pese al descontento vecinal, el Tribunal Regional de Múnich ha dado la razón al agricultor, desestimando la demanda de los afectados. El fallo se basa en que los residentes no impugnaron formalmente el nuevo contrato y realizaron pagos a la nueva entidad, lo que el tribunal interpretó como aceptación de las condiciones.
Los vecinos, por su parte, aseguran que intentaron realizar pagos a la cuenta de la antigua GbR, pero estos fueron devueltos automáticamente, dejándoles sin alternativa. Alegan que solo transfirieron el dinero a la GmbH ante la necesidad de mantener el suministro.
Además, el tribunal rechazó que existiera un monopolio por parte del agricultor, argumentando que los residentes podían acceder a otras fuentes de energía. También se mencionaron otras faltas contractuales por parte de los vecinos, como conexiones no autorizadas o la negativa a facilitar la lectura de contadores.
Sobre la decisión de cortar el servicio en pleno invierno, el agricultor señaló que el Tribunal de Augsburgo había fijado el 30 de noviembre como fecha límite para aceptar el nuevo contrato.
Los residentes critican que se priorizó una disputa legal por encima del bienestar básico. "Fue un atentado contra nuestras necesidades esenciales: calor, ropa y vivienda", afirmó uno de ellos. Muchos ya han invertido en nuevas calderas de gas, a un alto coste económico. "Un paso atrás a la Edad Media", lamentó otro vecino. Por ahora, los vecinos estudian si recurrirán la sentencia.
