Un control en Girona acaba con una tasa de alcohol nunca vista: ni los Mossos lo creían
El episodio dejó sin palabras, incluso, a los agentes más curtidos: la cifra que arrojó el alcoholímetro ha quedado grabada ya en los registros policiales nacionales.
Lo que debía ser un control de alcoholemia más en una noche de sábado en Fornells de la Selva, un pequeño municipio de Girona, se ha convertido en un caso sin precedentes en la historia de la seguridad vial en España. Según El Periódico de Aragón, fue el 7 de junio cuando los agentes de los Mossos d'Esquadra interceptaron a un conductor que, después de pasar por el alcoholímetro, arrojó una tasa de 1,83 mg/l en aire, más de siete veces el límite legal: 0,25 mg/l. Lo pararon durante un operativo rutinario, le practicaron la prueba y, al confirmar el resultado, inmovilizaron el coche y presentaron una denuncia.
El hombre se enfrenta ahora a un juicio por un presunto delito contra la seguridad vial. El artículo 379 del Código Penal establece que este tipo de conductas puede castigarse con una pena de prisión de entre 3 y 6 meses, con trabajos en beneficio de la comunidad que pueden llegar a ser de hasta 90 días o una sanción económica que se puede elevar hasta los 14.000 euros. Además, conlleva la retirada del carné de conducir de hasta 4 años.
Pese a la gravedad del caso, no se trata de la tasa de alcoholemia más alta registrada en España. En 2018, la Policía Local de A Coruña denunció a una conductora de 33 años tras marcar 1,86 miligramos por litro en aire en la primera prueba, una cifra que aumentó dos décimas en la segunda. En ese caso, fue necesaria la intervención ciudadana, después de que varias llamadas alertaran de que circulaba haciendo zigzag, llegando a invadir el carril contrario.
Con esta intervención en Galicia, la tasa registrada en Girona queda por debajo del récord absoluto, aunque sí se convierte en la más alta detectada por los Mossos d’Esquadra. En Galicia, los antecedentes no son pocos. Hasta entonces, el récord autonómico lo tenía un camionero que, en mayo de 2017, conducía en la A-52 al borde del coma etílico, con una tasa de 1,69 mg/l. A él se le aplicaba un límite aún más estricto (0,15), al ser profesional.
