Una inquilina lucha durante 10 años contra la inmobiliaria y ahora le exige un 'sueldo' por el esfuerzo: "30 horas de trabajo por semana"
Para justificar la cifra de 500.000 euros, afirmó que utilizó una IA para calcular las horas dedicadas solo en los últimos dos años, con picos de “más de 30 horas semanales”.

En Berlín, el conflicto entre grandes propietarios inmobiliarios y sus inquilinos se ha convertido en un asunto habitual, pero pocas historias llaman tanto la atención como la de una arrendataria que ha decidido presentar una reclamación pública sin precedentes. El caso, recogido por el medio alemán Taz, gira en torno a Leila von der Spree (nombre ficticio), quien lleva una década viviendo en un piso gestionado por Vonovia y afirma haber dedicado tantas horas a defenderse de subidas de alquiler y problemas estructurales que exige a la compañía 500.000 euros en “honorarios” por todo ese tiempo invertido.
Según explicó en la entrevista, las primeras incidencias aparecieron pocos meses después de instalarse. Comenzaron con fallos en la calefacción y continuaron con moho, plagas, descuido en zonas comunes, certificados energéticos erróneos y aumentos de alquiler que ella consideraba injustificados. También asegura tener que revisar de forma constante facturas de suministros “absurdas” que casi siempre incluían errores. En sus palabras, todo este proceso supone "una cantidad increíble de trabajo" que obliga a aprender cuestiones legales y técnicas totalmente ajenas a su profesión.
Para justificar la cifra de 500.000 euros, afirmó que utilizó una IA para calcular las horas dedicadas solo en los últimos dos años, con picos de “más de 30 horas semanales”. Multiplicó ese tiempo por una tarifa de 100 euros por hora, que considera modesta “comparado con lo que ganan los abogados de Vonovia”. Además, está consultando a un profesional para determinar si es posible reclamar también por los problemas de salud derivados del “estrés constante”.
Leila sostiene que su situación no es excepcional, sino representativa de lo que ella denomina "sistema Vonovia". Alega que la empresa aplica un modelo de “cumplimiento frío y mínimo”, que define así: "Vonovia hace lo mínimo posible por sus inquilinos, pero defrauda cada vez más". A su juicio, la compañía opera en los límites de la legalidad y dispone de tantos recursos jurídicos que los afectados deben “cubrir puestos prácticamente sin remuneración” para defenderse.
También advierte de que, sin esa resistencia activa, los alquileres se habrían duplicado y muchas viviendas estarían en condiciones deplorables, lo que habría llevado a numerosos vecinos a ser expulsados de sus barrios. Por ello, considera que cada vez más berlineses contemplan la socialización de grandes inmobiliarias como una solución viable.
En su carta abierta, dirigida al director saliente Rolf Buch y al nuevo consejero delegado Luka Mucic, lanza un mensaje directo: “La vida es más que ganancias. Hay otra vida, y es la nuestra”. Y añade una reflexión sobre el futuro: invita a ambos a conocer el día a día de los inquilinos y asegura que quiere “luchar por un futuro orientado al bien común, uno que incluya a todos”.
