El pueblo estadounidense que estuvo a punto de quedarse sin agua por culpa de la inteligencia artificial
Los modelos de IA consumen cientos de millones de litros de agua cada año.

En los últimos años, el auge de la inteligencia artificial ha disparado la demanda de infraestructura digital. Esto no solo consume electricidad, sino que los grandes centros de datos requieren sistemas de refrigeración y procesos industriales que usan cantidades significativas de agua, de la misma forma que la fabricación del hardware también deja huella hídrica. El resultado es una tensión creciente entre el crecimiento tecnológico y la disponibilidad local de agua.
En este contexto, un pequeño pueblo del noroeste de Estados Unidos, con alrededor de 16.000 habitantes, se encontró en el centro de una polémica tras casi quedarse sin agua como consecuencia de los cientos de millones de litros que consumen los modelos de IA cada año. Esto ocurrió en The Dalles, una localidad del estado de Oregón que pese a ubicarse a pie del caudaloso río Columbia, tiene un clima casi desértico.
Las instalaciones de Google en The Dalles han llegado a usar cifras de agua que representan una fracción muy significativa del consumo municipal. Según recoge The Register, el gigante de Internet llegó a utilizar 1,2 billones de litros de agua durante 2021, lo que equivalía a cerca del 25–30% del uso total de la ciudad en ese año. Esas magnitudes despertaron alarma entre residentes, agricultores y autoridades locales.
Los vecinos exigen transparencia
Aunque la ciudad está pegada al río Columbia, las nuevas instalaciones no podían tomar agua sin pasar por la planta de tratamiento municipal por razones legales y de calidad. Además, la región sufre episodios de sequía persistente y temperaturas extremas que ya han reducido niveles de acuíferos y han puesto en alerta a agricultores y comunidades dependientes del riego. Esa combinación explicó el rechazo y la preocupación pública.
Por ello, cuando Google anunció planes de ampliar su campus de centros de datos en The Dalles, tanto los habitantes como el gobierno local se opusieron. Los vecinos piden claridad sobre cuánta agua se usará a futuro, límites vinculantes y garantías para la agricultura y los hogares. Entre sus preocupaciones se incluyen que el suministro de agua para riego y consumo doméstico quede ahogado por demandas industriales crecientes, así como que la sequía agrave cualquier desequilibrio entre consumo privado e interés público.

El caso de The Dalles se ha convertido en un referente para otras comunidades ante la expansión de la inteligencia artificial, ya que es una advertencia sobre cómo la transición digital a gran escala puede chocar con límites físicos. Para que la expansión de la IA sea sostenible es necesaria una mayor transparencia, regulación y soluciones técnicas que reduzcan la huella hídrica de los centros de datos.
