El 99% del wasabi de los buffet asiáticos es falso y esta es la explicación
La explicación tiene que ver con el cultivo, el precio y una vieja costumbre.

Hay verdades que no piden palillos, entran solas y escuecen. La última tiene forma de pasta verde y acompaña al sushi desde hace años como si fuera parte del decorado. Spoiler: el 99% del wasabi que has comido es falso. No “un poco rebajado”, no “versión occidental”. Falso del todo.
El aviso lo lanza un vídeo viral de la cuenta Sabías que en Japón en TikTok, que empieza fuerte y no afloja. Sobre un nigiri de salmón, una cucharada generosa de esa pasta verde tan reconocible y una frase que lo cambia todo: “El 99 % del wasabi que has comido en tu vida es completamente falso y cuando descubras qué es en realidad nunca lo verás igual”. Dicho y hecho.
Porque lo que suele llegar a la mesa no es wasabi, sino mostaza común, rábano picante teñido de verde y colorante artificial. Una mezcla diseñada para picar rápido, fuerte y barato. “Básicamente has estado comiendo una imitación barata toda tu vida”, resume el vídeo sin anestesia… perdón, sin rodeos.
El contraste llega cuando aparece el protagonista ausente de casi todos los restaurantes: el wasabi auténtico. Una planta delicadísima, cara hasta decir basta —más que el caviar negro y más que el azafrán— y con unas condiciones de cultivo tan específicas que parecen sacadas de un manual de feng shui agrícola. Agua de manantial corriente, temperatura exacta y hasta dos años para crecer. Y, por si fuera poco, una caducidad exprés: una vez rallado, pierde su sabor en unos 15 minutos.
Ahí está el gran engaño sensorial. El wasabi real no quema la nariz, no te pega el latigazo químico al que estamos acostumbrados. Es suave, fresco, ligeramente dulce, con un picante elegante que aparece y desaparece sin montar escándalo. Nada que ver con “ese golpe brutal que conoces”, insiste el vídeo mientras alguien se lleva una cucharada del falso y pone cara de arrepentimiento vital.
En Japón, además, no se improvisa. Los maestros de sushi lo rallan en el momento sobre un oroshi, una herramienta tradicional hecha de piel de tiburón seca. No es postureo: así liberan aroma y sabor sin cargarse los aceites esenciales. Precisión quirúrgica para un producto que no admite atajos.
¿Resultado? Que el wasabi real no se puede producir en masa ni aguanta la logística de un sushi barato. Por eso, como remata el vídeo, “ese wasabi de tu sushi de 10 dólares definitivamente es falso”. Ahora lo sabes. Y sí, duele un poco.
La revelación no solo ha removido conciencias gastronómicas. En los comentarios, el wasabi ha desatado un debate bastante menos fino que el oroshi japonés. Hay quien no se complica la vida y lo despacha con pragmatismo puro: “da igual está buenísimo…”, resume Jimmy MG. En la misma línea, Guillermo Smith admite: “Nunca comí wasabi verdadero pero me encanta el falso”. Honestidad ante todo.
Otros no tienen tan buen recuerdo. Teresa sentencia que “el wasabi sabe afregasuelo”, mientras ayuramiarocha1111 sube la apuesta: “Eso sabe a pintura acrílica y huele a pintura acrílica..”. Para AnBarHer, directamente, “el falso sabe al olor de la hormiga apestosa”. Gastronomía descriptiva.
También aparecen los que presumen de experiencia premium. Miquel_tonnissen lo tiene claro: “yo he comido del bueno en Japón y es una pasada, en Kobe lo rayaron delante de mi y es el mejor de mi vida con diferencia”. Rachel asiente desde el otro lado de la pantalla: “El wasabi en Japón es una locura”.No falta el desconcierto existencial. Darkness pregunta: “y si nunca he comido wasabi?”, mientras 0rgull0friki opta por el nihilismo culinario: “no porque no he comido wasabi PUUUUUUM”.
Y, por encima de todos, el comentario que resume el sentir general tras descubrir la verdad: “Como no soporto estos videos donde te rompen el corazón”, escribe Jonas. Porque sí, te han engañado con el wasabi… y ahora ya no hay vuelta atrás.
