Entra en un restaurante de Noruega, pide una mesa para tres y un carrito de bebé y lo que hace luego es hasta denunciable en España
Es una costumbre muy arraigada en los países nórdicos.

Dice el refrán que donde fueres haz lo que vieres, aunque hay costumbres en algunos lugares que provocan un auténtico shock cultural que cuesta mucho superar. Es, por ejemplo, lo que le ha sucedido a la empleada de un restaurante de la ciudad noruega de Tromsø, que ha mostrado su estupefacción al ver poner en práctica la llamada "siesta nórdica".
"Estoy en el restaurante en el que trabajo ahora mismo, en Noruega. Vino una clienta y me dice: '¿Tienes una mesa para tres y un carrito de bebé?'. Digo sí, sin problema. Me dice: 'A ser posible, al lado de la ventana'. Digo: 'Sí donde quieras'. Yo pensé que iba a meter el carrito de bebé al lado suyo. Pues no", cuenta en TikTok la usuaria @gaby.zb.
"Resulta que quería al lado de la ventana porque el carrito del bebé estaba fuera, en la calle, y ellas se querían sentar al lado de la ventana para echar un vistacito por si acaso. Está nevando y el carrito del bebé está ahí", dice mientras muestra en imágenes que el carrito está a la intemperie.
"Esto es algo que pasa mucho en los países nórdicos, no solo en Noruega. La mamá tenía un walkie talkie de estos en el carrito del bebé y otro dentro del restaurante por si el bebé se despertaba, lloraba o lo que fuera, podía salir fuera y sin problema. Dicho y hecho. El bebé está ahora mismo dentro porque se despertó y le estaban dando de comer", explica.
"Lo hacen mucho"
La camarera subraya que le parece "algo súper curioso": "Esto lo hacen mucho porque, aparte de la seguridad que hay aquí, lo dejan con toda confianza de que no va a pasar nada, el bebé siempre va a estar ahí. No sólo en el restaurante, también si van a comprar algo en algún sitio cerrado".
"También tienen la idea de que esto refuerza el sistema inmunológico del bebé. En plan el aire libre para que sus cuerpos se acostumbren al frío, porque ya digo ahora estamos como a un grado y empezó a nevar cuando el carrito del bebé seguía fuera", insiste.
La llamada "siesta nórdica" es una costumbre que viene del siglo XIX en países como Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia y consiste en dejar a los bebés dormir en sus cochecitos al aire libre, aunque el frío sea extremo.
Siestas más largas
¿Las razones? Los padres creen que así los bebés tendrán un sueño más profundo y prolongado, que desarrollarán más defensas antes las infecciones respiratorias y se acostumbrarán mejor al frío.
Marjo Tourula, investigadora finlandesa especializada en las siestas de los niños al aire libre, dice que los padres afirman que los bebés claramente durmieron más estando afuera que adentro: "Si las siestas bajo techo duraban entre una y dos horas, afuera duraban entre una hora y media y tres".
Ella misma avisa: "Probablemente la restricción de movimientos causada por el ropaje podría incrementar la duración de la siesta, mientras que un ambiente frío hace posible envolverlo sin sobrecalentarlo".
Estudios con resultados cotradictorios
En cualquier caso, los estudios sobre el tema son contradictorios. La pediatra Margareta Blennow indicaba en la BBC que informes de la Agencia de Protección del Medio Ambiente sueca muestra resultados que no son firmes: "En algunos estudios encontraron que los niños preescolares que pasaron muchas horas al aire libre en general -no sólo para siestas- se ausentaron menos días que los que pasaron la mayor parte del tiempo adentro", comentó antes de señalar: "En otros estudios no hubo diferencias".
Linda Akeson McGurk, especialista en maternidad, hace un llamamiento al sentido común y recuerda que en condiciones climáticas extremas, como olas de calor intenso o tormentas severas, es preferible quedarse en casa y esperar a un momento mejor para salir al campo, al monte o tan siquiera a la calle.
