"¿Y para cuándo los hijos? ¿Y no te echas novia?": así afecta a los españoles el 'Síndrome de la vuelta a casa por Navidad'
Las psicólogas Patri Psicóloga y Alicia González participan en una campaña con Ouigo que da algunas claves para que la vuelta a casa por Navidad no se convierta en un suplicio.
"¿Y para cuándo los hijos?", "¿Has engordado?", "A ver cuándo te sacas novia". Podríamos apostar un reno de Papá Noel a que cualquier español —sobre todo española— ha escuchado alguna de estas frases en una cena de Nochebuena con la familia.
Para poner un poco de luz —como si de Vigo se tratase— a este tema, la compañía OUIGO ha impulsado junto a IPSOS Digital un estudio de opinión —donde han participado madrileños, barceloneses, valencianos, sevillanos y malagueños— para saber cómo les afecta la vuelta a casa por Navidad.
Y hay datos reveladores: 7 de cada 10 españoles sienten la necesidad de prepararse mentalmente antes de regresar por Navidad y afrontar así el llamado Síndrome de la Vuelta a Casa. Además, el 44 % de los viajeros experimenta nostalgia, el 11 % siente estrés y el 8 % se muestra agobiado por volver a casa.
Para hablar de esta complicada para muchos vuelta a casa entrevistamos en El HuffPost a Patri Psicóloga y a Alicia González, las dos psicólogas que participan en la campaña de OUIGO llamada Felices Vueltas, una experiencia que tendrá lugar algunos días previos a Navidad.
Ambas viajarán a bordo de sus trenes de alta velocidad para mantener conversaciones con los viajeros y ofrecer consejos prácticos, con el objetivo de facilitar y hacer más agradable la vuelta a casa por Navidad. Porque casi todo en la vida tiene solución.
La polarización, clave
Para Patri Psicóloga, una de las claves de que mucha gente tenga problemas a la hora de volver a casa por Navidad está en la crispación que impera en las redes sociales y en la política y, además, se suma que el concepto de familia ha cambiado mucho desde un tiempo a esta parte.
"Vivimos un momento muy polarizado. Esto acentúa las tensiones familiares que surgen en Navidad. Antes había un concepto de familia distinto, la gente joven no se iba de vacaciones en Navidad. Los que tienen entre 18 y 20 tantos prefiere pasarlas con amigos", ha señalado Patri Psicóloga.
Según la experta, la situación política y social de hace 20 años daba pie a conversaciones relacionadas con el entendimiento. Algo que ahora no pasa: "La gente carga con tensión emocional sabiendo que va a llegar a esta cena con opiniones dispares. Muchas veces uno se ve cuestionado, hay juicios de valor. Igual las navidades hace 20 años no eran el paraíso para todos pero ahora han cambiado".
Alicia González, por su parte, cree que ahora la gente se da permisos que antes no se daba: "Hoy hablamos de lo que antes se normalizaba como 'es lo que toca o es lo que hay'".
De hecho, el problema es tal que según el estudio de Ouigo, un 67% de los encuestados sienten la necesidad de prepararse mentalmente antes de ir a casa por Navidad, siendo Valencia la ciudad que más lo necesita, con un 42%. Es más, tres de cada cuatro españoles estarían abiertos a charlar con un psicólogo durante el viaje.
No pasa nada si eres un Grinch
Hay un estigma con las personas a las que no les gusta la Navidad y rápidamente sale la frase de: "Eres el Grinch". Para González, en estas fechas, "se impone una felicidad obligatoria que invalida emociones legítimas como el cansancio o la tristeza".
En el mismo sentido, Patri Psicóloga comenta que lo socialmente aceptado es que todo el mundo tiene que disfrutar de la Navidad y hay gente que no se siente identificada con esta celebración: "Eso es muy parecido a cuando dices que no quieres tener hijos. Es algo socialmente no aceptado y aparecen esas presiones de cómo no vas a venir en Navidad si sólo es un rato, eres egoísta... y la gente sí siente esta presión".
Ambas psicólogas coinciden también en que es necesario aprender, en según qué momentos, a saber decir que no y si, por lo que sea, no quieres ir a tu casa en Navidad no hacerlo. "Poner límites saludables nos ayuda a nuestra salud mental. Si no tienes las habilidades suficientes o no te apetece compartir un momento que te puede generar un problema de salud mental hay gente que prefiere decir que no va", dice Patri Psicóloga.
"No siempre tenemos que ir a casa por cumplir con las expectativas de los demás. A veces el mayor acto de salud mental, de respeto y de dignidad personal es no exponerse a un contexto dañino por mucho que sea familiar", afirma Alicia González.
Lo más común a lo que se tienen que enfrentar tanto Patri Psicóloga como Alicia González tiene que ver con el hecho de romper con las rutinas que uno tiene establecidas en su casa.
"Me siento fatal sin mi rutina, con horarios distintos, tengo que responsabilizarme de cenas y comidas, conflictos de las mesas, el cuñadismo, preguntas indiscretas como los niños para cuando, por qué te cambias de trabajo", argumenta Patri Psicóloga sobre los problemas que tiene que afrontar la gente cuando vuelve a casa por Navidad.
Pone un ejemplo curioso Patri Psicóloga: las notas de los hijos y las comparaciones con otros miembros de la familia. "Ves que tus hijos no tienen las notas que los primos y te sientes mal. Nostalgia, pérdida rutina, duelo, prisa, gastos familiares. Esos 'estresores' no son incompatibles con que te pueda gustar la Navidad".
¿Y qué hacemos con el cuñado de turno? Sentarse a una mesa en Nochebuena puede ser un suplicio para muchos porque salen temas controvertidos que tienen que ver con la crianza, el sexo, el género, el trabajo y la política.
Alicia González cree que es mejor "no engancharse" y, en la medida de lo posible, tirar de humor: "El silencio o el humor suelen ser más eficaces que el enfrentamiento. Escoge muy bien la cantidad de energía que vas a invertir en alguien que quizá no vuelves a ver hasta el año que viene y que muy probablemente habla contigo con una intención muy lejana a dialogar o a abrir su mente a nuevas opiniones".
Ojo con el bebercio
El alcohol puede jugar una mala pasada. Pocos días antes de Navidad los trenes suelen ir llenos de gente y es común ver el vagón en el que hay un bar hasta arriba de personas bebiendo. Para Patri Psicóloga el alcohol no es la solución porque actúa en el lóbulo frontal "y nos hace cometer imprudencias, ser impulsivos".
Además, beber acentúa la impulsividad, la falta de reflexión y la agresividad, además, luego llega la depresión: "Cuando se te pasa el efecto aparece la parte depresiva. Si eres una persona que levanta la voz y eres impulsiva, el alcohol no ayuda".
Tal es el estrés que provoca el volver a casa por Navidad que muchos necesitan vacaciones de las vacaciones, algo que es habitual también en periodos estivales.
"Te vas de vacaciones y como vivimos para este Síndrome de FOMO (Fear Of Missing Out o Miedo a Perderse Algo), que no puedes perderte nada. Hay que visitar todos los museos, todos los restaurantes, todas las excursiones. Vuelves agotado de las vacaciones y necesitas días para descansar. Eso pasa en Navidad. Son días para el descanso pero si tú vives en otra ciudad tienes compromisos que te impiden un descanso real. Hay resaca social: necesito mi silencio, mi sillón, mi libro...".
Las mujeres tienen más carga estos días que los hombres por lo que necesitan más un descanso después de estos días: "Siguen cargando con la parte laboral, las tareas domésticas y las tareas invisibles como qué ponemos de cenar, pensar qué hay que hacer, los regalos. Esta es una carga que llevan sólo las mujeres".