Buk: así es el misil que pudo derribar el avión de Malasia (GRÁFICO)

Buk: así es el misil que pudo derribar el avión de Malasia (GRÁFICO)

EFE

El siniestro del vuelo MH17 de Malaysia Airlines sigue despertando muchas dudas y alguna que otra certeza. De momento, todo apunta a que el avión fue derribado el jueves pasado mediante el sistema de lanzamisiles Buk, conocido como SA-11 Gadfly en la terminología de la OTAN, un complejo radar móvil con misiles guiados de la época soviética capaz de derribar un avión en pocos segundos después de haberse dado la orden.

Los servicios de inteligencia estadounidenses apuntan a este lanzamisiles tierra-aire como el probable responsable del derribo del vuelo, que se desplomó desde los 10.000 metros de altura, cuando sus 298 pasajeros ya habían alcanzado la confortable ruta de crucero.

El Buk es una lanzadera rodante que lleva un radar incorporado para detectar y abatir misiles o aviones enemigos con el lanzamiento de proyectiles que superan en tres veces la velocidad del sonido, por lo que el vuelo de Malaysia Airlines habría sido alcanzado unos diez segundos después de haberse dado la orden de disparo.

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El Buk puede estar acompañado de otro radar móvil adicional para aumentar la precisión y reconocer con más claridad el tipo de aeronave susceptible de ser abatida, así como de un comando central de comunicaciones y un proveedor de nuevos misiles.

EXPLOSIÓN DE PROXIMIDAD

El lanzamisiles soviético fue desarrollado en los años 70 y se comenzó a utilizar y exportar a aliados de la URSS en los 80, y pese a modernizaciones posteriores sus paneles de control son un galimatías de señales analógicas de radar, botones e interruptores heredados de la Guerra Fría que requieren meses de entrenamiento para evitar malentendidos.

Un vídeo colgado este viernes en Facebook por un portavoz de Ministerio de Interior de Ucrania muestra un camión que supuestamente transporta desde la región rebelde de Donetsk hasta Rusia un Buk con solo tres de los cuatro misiles que normalmente tienen cargados.

Los misiles que lanza el Buk destruyen su objetivo no con impacto directo, sino con explosión de proximidad, lo que podría explicar por qué el B-777 de Malaysia Airlines no se desintegró totalmente en el aire y esparció sobre los campos del este de Ucrania grandes trozos del avión.

POR TODOS LOS TERRENOS

Los misiles del Buk pueden destruir objetivos aéreos hasta 21.000 metros de altura y el radar puede captar objetivos en un radio de 30 kilómetros.

Este complejo y altamente móvil sistema antiaéreo puede desplazarse por casi todo tipo de terrenos a velocidades relativamente altas y pasar a posición de ataque en solo cinco minutos.

Según IHS, una organización de análisis de riesgo geopolítico que cita a fuentes ucranianas, las milicias prorrusas capturaron a finales de junio un lanzamisiles Buk y lo desplegaron en las cercanías de la región de Donetsk donde cayó el avión malasio proveniente de Amsterdam.

ACUSACIONES CRUZADAS

Mientras, las potencias occidentales y el Gobierno de Kiev continúan acusando a los rebeldes prorrusos de ser los responsables del derribo del avión. El presidente estadounidense, Barack Obama, ha asegurado que el avión fue derribado por un misil tierra-aire lanzado desde un territorio controlado por los separatistas prorrusos, al tiempo que ha exigido a Rusia que deje de apoyar a estos sublevados con armas y entrenamiento.

"Sabemos que esto no ha sido un accidente, no habría sido posible sin el apoyo ruso", ha añadido Obama. Al mismo tiempo, el asesor del Ministerio de Interior ucraniano, Antón Gueráschenko, denunció que el sistema de defensa antiaérea Buk con el fue derribado, según Kiev, el avión malasio en el este de Ucrania, ha sido trasladado a Rusia por los separatistas prorrusos.

Rusia, por su lado, lo niega todo y el Ministerio de Defensa ha asegurado este viernes que detectó actividad de radar procedente de un sistema ucraniano de misiles Buk el jueves por la tarde.

Moscú, sin señalar directamente a Kiev como responsable del supuesto derribo, sí ha apuntado que la batería se encontraba cerca del lugar donde cayó el avión. En concreto, ha informado de que estaba a las afueras de Stila, a unos 30 kilómetros de la ciudad de Donetsk, según un comunicado recogido por la cadena RT.

El Ministerio de Defensa ha asegurado que el radar detectado podría estar facilitando información a otra batería desplegada en la misma región y que se encontraba dentro del radio desde el que habría sido derribada la aeronave.

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Me centro en virales, cultura digital y tendencias sociales, con especial atención a cómo ciertos fenómenos aparentemente ligeros abren la puerta a debates más profundos. Por ejemplo, el reportaje con el que se dio a conocer Alfredo Corell: “La charla de un profesor de universidad que puso en pie a todo un auditorio”. En aquella época, Corell era un desconocido para el gran público, pero a partir de ese artículo, que tuvo cientos de miles de lectores, su popularidad fue creciendo hasta convertirse en uno de los científicos más respetados de España, con galardones como el I Premio CSIC-Fundación BBVA de Comunicación Científica.

 

Mi trayectoria

Nací en Valladolid, estudié Periodismo en la Universidad de esa misma ciudad y fui becario en 'El Día de Valladolid'. Luego dejé mi tierra para cursar el Máster de Periodismo de la Universidad Autónoma de Madrid y trabajé un año en 'El País' antes de entrar a formar parte en 2012 del equipo de 'El HuffPost España'. Aquí he sido redactor de hard news, responsable de fin de semana, jefe de la sección de virales y, ahora, subdirector. Entre medias, durante un año fui jefe de redes sociales y multidistribución de contenidos en 'Los40'.

 

Una de mis aficiones es escribir ficción y he sido finalista en dos concursos literarios: el I Concurso de Microrrelatos 5’ y el Premio Internacional de Microtextos Garzón Céspedes.

 


 

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