Nils Muižnieks: "Es la primera vez que veo a un país intentar legalizar la devolución de inmigrantes"

Nils Muižnieks: "Es la primera vez que veo a un país intentar legalizar la devolución de inmigrantes"

SERGIO BARRENECHEA/EFE

El comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Nils Muižnieks, está preocupado por la intención del Gobierno español de legalizar la devolución en caliente de inmigrantes y por los episodios de violación de derechos humanos en Ceuta y Melilla. "He visto devoluciones sumarias de inmigrantes en muchos países, pero en ninguno lo he visto legalizado. Sería un precedente muy negativo: el principio del fin del sistema de asilo", ha advertido en un rueda de prensa en Madrid, después de visitar Melilla y reunirse con autoridades, fuerzas de seguridad, ONG y ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados.

Muižnieks está en conversaciones con representantes del Ejecutivo, igual que otros organismos internacionales, para evitar que las intenciones del Gobierno se plasmen en una ley, aunque el trámite parlamentario para aprobarla está muy avanzado. "Se puede establecer un equilibrio entre legislación y respeto a los derechos humanos", asegura.

"Las fronteras de Ceuta y Melilla están especialmente expuestas, pero es un reto que se puede gestionar y que incluye a toda Europa", subraya, como respondiendo a las justificaciones del Ejecutivo cuando se parapeta tras pretendidas hordas de migrantes. Según el comisario, el año pasado España recibió 5.200 solicitantes de asilo, solo un 1% del total europeo. En Melilla, en 2014, entraron unos 5.500 migrantes en situación irregular, de los cuales 3.000 eran sirios y el resto, subsaharianos. "España se enfrenta a una situación manejable. No hablamos de millones de personas".

Después de dar cuenta a la prensa de su viaje a Melilla y sus reuniones, recibe a El HuffPost en la sede del Defensor del Pueblo.

Se ha reunido con representantes del Gobierno español, especialmente el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez Vázquez

Sí, me he reunido con él dos veces esta semana, una en Estrasburgo el lunes y otra ayer.

¿Ha habido diferencias en sus reuniones después de su visita a Melilla?

Para mí es más productivo un diálogo cuando he visto las cosas con mis propios ojos. Cuando lees y oyes algo sobre Melilla piensas en una valla. Melilla es mucho más que una valla. Es una frontera con Marruecos por la que pasan 25.000-30.000 personas todos los días. El movimiento es tan intenso que es muy difícil imaginarlo si no lo ves con en persona. Y eso que me dijeron que las cosas estaban tranquilas ese día porque Marruecos sabía que yo estaba allí. [Ríe] Entonces, mi capacidad para entablar un debate y tomar parte en un tema mejora cuando he visto la situación con mis propios ojos. Creo que aprecian cuando les digo que entiendo, y que no es solo su problema: lo es también de Marruecos, de la UE. Haber estado allí me ayuda en las conversaciones y, espero que me ayude a ayudar más eficazmente a las autoridades españolas.

¿Les ha dicho: "Lo que están haciendo ustedes [la reforma legislativa] es ilegal"?

Sí, les he dicho: "Escúchenme, esto es esencial, no pueden legalizar lo que es ilegal". Les he dicho lo que escribí en mi artículo.

¿Y qué le han contestado?

Están trabajando en la redacción [de la reforma legislativa], en consulta con ACNUR y otros, y esperamos que el resultado cumpla con las normas internacionales. Creo que hay un eterno debate entre el Parlamento y el Gobierno, pero también hay una discusión paralela entre España y sus socios internacionales, que no ha terminado todavía. Creo que mi visita puede ayudar a inclinar la balanza en favor de los derechos humanos.

Como ha dicho esta mañana, si se aprueba la reforma, España sería el único país en el que las devoluciones en caliente serían legales.

Sí. En la práctica otros países también lo hacen. Y lo niegan y tratan de esconder. Esta es la primera vez que veo a un país intentar legalizarlo, y creo que hay que intentar impedirlo a toda costa.

¿Cree que hay alguna posibilidad de que el Gobierno cambie de opinión? El PP ha aprobado la ley en el Congreso con la oposición de todos los demás partidos.

He recibido algunas señales positivas. Me reservo mis opiniones, pero soy prudentemente optimista en que se puede encontrar una solución. Tengo mis razones para ser optimista, pero el trabajo no ha terminado.

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Cuénteme qué ha visto en Melilla. Usted ha estado en muchas otras fronteras. ¿Cómo es Melilla en comparación?

Melilla no es la única valla que hay en Europa. Hay vallas entre Grecia y Turquía, Bulgaria y Turquía, y en otros sitios. Comparado con otros lugares, en Melilla hay mucho tránsito diario de gente. Entre 25.000 y 30.000 personas al día es una cifra muy alta para un lugar con una alta densidad de población. La diferencia en el número de entradas es enorme comparada con otras fronteras. Pero también están las complicaciones históricas y políticas en las relaciones entre España y Marruecos, que creo que son también relativamente únicas. Marruecos no reconoce la soberanía, lo cual lo complica todo en las relaciones legales. Está también la historia de África Occidental, etc, etc. Así que para mí ha sido muy útil aprender sobre todo esto y verlo en persona. Ha sido muy satisfactorio ver que el sistema de asilo para los sirios está empezando a funcionar. Ví a una familia de cinco miembros esperando para presentar su solicitud, y estuve hablando con ellos. Está claro que la gente está empezando a tener fe en este proceso, y eso es muy bueno, porque antes entraban con documentación falsa, y demás. Nos interesa a todos que la gente utilice los mecanismos legales disponibles.

La valla... A las fuerzas de seguridad les gustan las vallas, pero no funcionan. [Ríe]

¿Vio a gente en la valla?

No vi a nadie intentando cruzar. Vi a agentes de las fuerzas de seguridad marroquíes al otro lado. Está muy claro que Marruecos puede generarle problemas a España si quiere hacerlo, pero creo que es un tema que compete también a la UE. La Unión Europea tiene que tratar de introducir el respeto a los derechos humanos en sus conversaciones y sus planes de cooperación con Marruecos.

Usted ha explicado que las oficinas de solicitud de asilo empiezan a funcionar para los sirios, pero no para los subsaharianos, que no tienen acceso a ellas. ¿Qué debería hacer el Gobierno para facilitar este acceso?

Creo que hay que seguir construyendo sobre el espacio que ya hay. Es necesaria más infraestructura, pero están trabajando en ello y me dijeron que en dos meses habría un nuevo lugar para estos migrantes, para que puedan desarrollarse las entrevistas y tengan un sitio donde esperar. La Policía necesita más formación. Hacen falta más abogados e intérpretes. Hace falta el paquete completo de un puesto de solicitud de asilo. Tienen el embrión, y la gente lo está utilizando, pero claramente están sobrepasados. No están preparados para las cantidades de migrantes que están viendo.

Hasta septiembre, los sirios tampoco tenían fe en el sistema. No pedían asilo en Melilla una vez que conseguían entrar, pero después el proceso se puso en marcha, empezaron a solicitarlo y a confiar. Hablé con algunos subsaharianos. Gente de Malí y otros países. No se fían y no solicitan asilo porque piensan que aquí nunca conseguirán el estatus de refugiado. Creo que es importante cambiar esa percepción para que la gente pueda presentar solicitudes con una buena base, que puedan hacer uso del sistema, y por supuesto, si no tienen una buena razón para pedir asilo, hay que buscar otras soluciones. Pero no se puede dar por hecho de antemano que no tienen motivos para solicitarlo, porque creo que sí lo tienen. Hay que trabajar con Marruecos, que según tengo entendido son los que impiden que los subsaharianos se acerquen a la frontera. Creo que no deben estar para alejar a los subsaharianos de la valla, sino para facilitar el acceso de estos migrantes al cruce de frontera oficial.

¿Tuvo la oportunidad de hablar con gente en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI)?

Sí, hablé con gente de Siria, de África subsahariana, de Algeria, y de otros sitios. Mi presencia generó mucho nerviosismo allí. Pero no era una atmósfera tensa. Aprecian lo que España intenta hacer, aprecian al director, al único abogado que tienen, pero es claramente insuficiente para la gente que está allí. Les falta información sobre sus posibilidades, sus derechos y cómo funciona el sistema.

¿Ha abordado las condiciones en el CETI con los representantes del Gobierno español?

Sí, les he dicho que es una situación inaceptable, que tienen que invertir más. Entiendo que hay poco presupuesto, pero hay fondos europeos a los que pueden acceder y no lo han hecho, y deberían. Y tienen que cambiar los procedimientos. Hay dos asuntos. Uno es aumentar la capacidad del CETI [hay 2.000 personas para 480 plazas disponibles], pero el otro también importante es racionalizar los procedimientos de transferencia a la Península. Ahora mismo nadie tiene ni idea de cuales son los criterios, cuánto tiempo estarán ahí, cómo funciona el sistema. Pregunté: "Si soy un sirio que acaba de llegar aquí, y quiero ir a la Península lo antes posible, ¿debo pedir asilo aquí o no?", y el abogado me contestó: "Hace tres meses le habría dicho que no, pero ahora le diría que sí". Así que las reglas del juego están cambiando, y creo que hacen falta más claridad y transparencia.

¿Por qué no ha solicitado España más fondos europeos?

Dicen que es complicado, que lo han intentado, pero creo que aunque no es fácil conseguir financiación europea, se puede hacer, especialmente en situaciones de emergencia. Lo he visto en otros países y se puede hacer muy deprisa. Cuando Bulgaria recibió grandes flujos de refugiados sirios recibieron fondos europeos rápidamente. Y creo que España puede y debe hacerlo también.

Cuando se sienta con la Policía y la Guardia Civil y abordan la violación de los derechos humanos en las fronteras de Ceuta y Melilla, ¿qué le dicen?

La Policía es igual en todas partes. Defienden a los suyos, tienen un trabajo duro, y muy a menudo niegan el uso de la fuerza excesiva o comportamientos inapropiados. Sabían que yo había visto vídeos, hablado con ONG, así que me enseñaron sus propios vídeos y fotografías. Y... no es mi trabajo decir que tal policía es culpable; ese es el trabajo de vuestro sistema legal. Mi trabajo es decir: "Miren, tienen que asumir algún tipo de responsabilidad. Les conviene publicar algún tipo de información sobre procesos disciplinarios, para distanciarse de las manzanas podridas, forjar relaciones con la sociedad civil, dejar que los medios de comunicación puedan observar, y creo que deberían tener un mecanismo independiente que vigile el cumplimiento de las normas". Todavía no he dado con muchos a favor de esta idea. Hay algunos países que lo tienen. El Reino Unido tiene varios en Irlanda del Norte y en el resto del país, Dinamarca tiene uno, Irlanda. Y tratamos de llevarlo a otros lugares. Creemos que es un buen paso, no es algo que esté muy extendido, pero es algo bueno.