2014: Un éxodo mundial sin precedentes en el mundo

2014: Un éxodo mundial sin precedentes en el mundo

El calendario está lleno de conmemoraciones mundiales, de "días de", que van de los más prosaico a lo más sagrado. Hoy son los refugiados los que se cuelan en los titulares, trocados en estadística y testimonios entrecomillados por unas horas. Hoy es el día de los golpes en el pecho y de la lástima. Un día que nos recuerda que, durante 364 días al año, olvidamos el drama por el que pasan a diario casi 60 millones de personas en todo el mundo. Negros, asiáticos, árabes, blancos. Musulmanes, cristianos, ortodoxos, animistas. Están ahí. En su día y todos los días. Sin respuestas.

Los datos son aplastantes, abrumadores: hoy en el mundo hay 59,5 millones de personas refugiadas, según datos de ACNUR, la agencia de Naciones Unidas que les presta ayuda. Es la mayor cifra de personas escapadas de su casa por conflictos y persecución -política, religiosas, sexual, laboral...- registrada nunca en el planeta. En apenas dos años se han sumado casi ocho millones a esta tristísima lista y en la última década han sido 22 los nuevos millones de refugiados. La guerra en Siria, iniciada en 2011, y el inicio o reactivación de hasta 15 conflictos en los últimos cinco años (Costa de Marfil, República Centro Africana, Libia, Mali o Ucrania) explican este incremento brutal.

Es un "éxodo mundial sin precedentes", constatan, la peor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial, abunda Amnistía Internacional. La proporción asusta: una de cada 122 personas se ha visto obligada a dejar su casa en todo el mundo. Cada 24 horas se suman a esta diáspora infinita y masiva casi 43.000 personas, como refugiados, desplazados internos o solicitantes de asilo.

"En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo y a disfrutar de él, en cualquier país". Declaración Universal de los Derechos Humanos. Artículo 14.

Lee lentamente y encaja más cifras: la mitad de todos esos refugiados que hoy pululan por el mundo son niños. Por ejemplo, en el último año, 10.500 menores de edad cruzaron en solitario, sin adulto alguno a su lado, camino de Italia, en el Mar Mediterráneo. Otros 1.100 llegaron en las mismas circunstancias a Grecia.

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Campaña de la ONG Rescate ante el Día del Refugiado 2015.

UN MILLÓN EN ALERTA ABSOLUTA

No se puede hablar de crisis más o menos importantes ante tal sufrimiento, pero las organizaciones internacionales reconocen que hay situaciones con un grado extra de desesperación que necesitan de una intervención urgente de los países avanzados. Son las que viven los refugiados sirios, unos cuatro millones que viven en países vecinos como Jordania, Turquía, Líbano, Irak y Egipto en condiciones muy precarias -el suyo ya es el primer país emisor de refugiados- y los más de tres millones de refugiados atrancados en el África Subsahariana, un tapón de angustia generado en los últimos años y que, desde 2013, casi no se ha aliviado por la falta de reasentamiento de estos escapados.

En total, hay un millón de seres humanos que necesitan "reasentamiento urgente", indica Amnistía. Pero, como se responden ellos mismos en su informe de este año, la crisis de refugiados mundial se enfrenta a "una conspiración para el abandono" por parte de Occidente. Entre ellos, cada vez se encuentran más bangladeshíes y miembros de la minoría de los rohingyas (una minoría musulmana de Birmania), cuyo número de exiliados se ha duplicado en lo que va de año, intentando cruzar la bahía de Bengala. 300 de ellos han muerto entre enero y marzo. Ucrania también logra un lamentable récord: aporta 1,5 millones de refugiados, lo que supone el mayor éxodo en Europa desde la Guerra de los Balcanes.

"UE-RFANOS"

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Imagen de la última campaña de CEAR para pedir a la UE más ayuda para los refugiados.

La mayor ruta para escapar hoy del miedo es la del Mediterráneo, que a veces toma forma de esperanza y, a veces, de tumba acuática. 219.000 personas hicieron esta travesía el año pasado, de las que 3.500 murieron. 3.500 vidas. Féretros uno detrás de otro en pequeños ayuntamientos de Italia o Grecia. Eso, si sus cuerpos llegaron a aparecer. Este año, los muertos son ya 1.865. La Unión Europea se ha preocupado -la mala imagen de puertas cerradas y muertes agónicas sirve de algo- por esta situación y propone crear 20.000 plazas de reasentamiento para refugiados procedentes de fuera de la Unión. "La cifra es demasiado pequeña", denuncia Amnistía.

CEAR, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, habla directamente de "pasividad" de Bruselas. “Pese a esta dramática situación, la Unión Europea sigue sin facilitar vías legales para las personas que huyen de estos conflictos, lo que obliga a las personas refugiadas a arriesgar sus vidas en peligrosas travesías en el Mediterráneo”, señala en un comunicado Estrella Galán, secretaria general de CEAR. Europa, insiste, no es capaz de ponerse de acuerdo sobre los pasos que debe dar. "Pidamos todos perdón por las personas y las instituciones que cierran las puertas a esta gente que busca una familia, que quiere ser custodiada", ha dicho hasta el Papa Francisco.

Europa ni siquiera se afana en atender a quien llega y revisar sus peticiones de asilo, que es a lo que están obligados sus miembros por la legislación internacional. El Frontex, la agencia de fronteras de la Unión, ha reconocido que el 80% de las personas extranjeras que llegan a los Veintiocho son "potenciales beneficiarios" de este estatus de protección. No vale, pues, el mito de que los que en realidad son inmigrantes económicos que buscan legítimamente un futuro mejor pero con las que los estados no tienen compromiso alguno. No. Son personas perseguidas, en su mayoría, a las que hay que atender.

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CEAR, con la alerta del Mediterráneo al rojo vivo, acaba de lanzar una campaña con el hashtag #UErfanos en la que pide firmas para reclamar ante Bruselas demandas insoslayables:

1) Desarrollar una nueva política de asilo y migración europea en la que se priorice a las personas y los derechos humanos.

2) Poner en marcha una operación de rescate y salvamento eficaz que cuente con los medios y el alcance necesarios, cumpliendo con el deber de socorro, con el fin de evitar más muertes en el Mediterráneo.

3) Habilitar vías legales y seguras que garanticen el acceso al derecho de asilo a las personas refugiadas evitando que tengan que emprender travesías mortales para obtener protección en un país seguro. Para ello es necesario:

-Reforzar los programas de reasentamiento en coherencia con el número de refugiados existente, asumiendo un reparto equitativo y solidario entre todos los estados.

-Garantizar la posibilidad de pedir asilo en embajadas y consulados en los países de origen y tránsito

Activar políticas de concesión de visados humanitarios.

-Eliminar la exigencia del visado de tránsito para aquellas personas que proceden de países en conflicto.

-Hacer realidad la Directiva Europea de Protección Temporal activando el mecanismo contemplado para hacer frente a emergencias humanitarias.

-Abordar las causas que provocan los desplazamientos forzados.

AI pone cifras al compromiso: reclama el reasentamiento en cuatro años de ese millón de refugiados en situación especialmente desesperada, además de crear un "fondo global" para llamamientos de ayuda urgente, y ayudar a los países receptores que atienden a los refugiados cerca del lugar del conflicto o la guerra, entre otras.

"HAY QUE CAMBIAR LA SITUACIÓN EN LOS PAÍSES EMISORES"

Haizam Amirah Fernández, investigador principal del Real Instituto Elcano, un enorme conocedor de la realidad en el norte de África y el mundo árabe, reconoce que es "sumamente complicado" resolver la crisis actual en el Mediterráneo, pero que pasa, "forzosamente", por "un cambio en la situación de los países emisores" y no sólo en políticas de cierre o control. Por ejemplo, recuerda que en el caso de Siria "nada de lo que está aconteciendo era inevitable", pero la comunidad internacional y los países cercanos no han hecho lo que debían por disolver el problema. "Era anunciado y está generando un coste humano elevadísimo", lamenta. "Lo que hay que lograr es que se den condiciones para que quien sale de su tierra desee volver a ella, a su lugar de origen", señala.

El especialista lamenta la "ausencia de comprensión" de las realidades de zonas como Libia, de donde parten miles de inmigrantes y refugiados al día. Cuando la UE dice que estudia destruir los barcos que salen de allí es hablar de un "parche" y no de la "raíz" del problema. Hay problema de diagnóstico, de medidas y también, recuerda, de "sensibilidades" entre los miembros, cada cual afectado por estos flujos de manera diferente. "Europa carece de una política exterior definida, con objetivos y recursos y utilización. Se habla de la UE como actor global pero es incapaz de actuar incluso en su vecindario inmediato y favorecer sus propios intereses", concluye.

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