Barack Obama vuelve a sus raíces. El presidente estadounidense está a punto de aterrizar en Kenia con la misión de fortalecer los lazos de seguridad y económicos entre los dos países. Pero por encima de todo eso, está claro, manda la conexión personal que el primer líder negro de EEUU tiene con la zona, el lugar de nacimiento de su padre. Por eso los kenianos esperan la visita como si se tratara de la de un hijo nativo que regresa a casa.
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La profesora Lynette Akinyi da clase en la escuela elemental Senador Obama.
La adea ancestral de los Obama se llama Kogelo. De ahí procede su abuela Sarah Hussein Obama, y en su tierra está enterrado el padre del presidente, un economista del gobierno keniano que murió en 1982. En el mismo lugar también se haya sepultado su abuelo.
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Las tumbas de Barack Hussein Omaba padre y de Hussein Onyango Obama, el abuelo del presidente.
Obama tiene previsto mantener encuentros privados con distintos miembros de su familia, pero no viajará a la aldea que está más estrechamente asociada con su apellido, según ha informado la Casa Blanca.
Obama tiene previsto dar un discurso en Nairobi, en el que es seguro que destacará su conexión personal con el país. Lo que parece que no va a salir ni en el discurso ni en su encuentro con el presidente Uhuru Kenyatta son los derechos de los homosexuales, de los que el Premio Nobel de la Paz es un claro adalid. En Kenia la homosexualidad se considerada un delito que puede acarrear hasta cinco años de prisión.
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Un motorista-taxista, con la camiseta de Obama, en el pueblo de su familia.
Soy redactora centrada en Global y trato de contar el mundo de forma didáctica y crítica, con especial atención a los conflictos armados y las violaciones de derechos humanos.
Sobre qué temas escribo
Mi labor es diversa, como diverso es el planeta, así que salto de Oriente Medio a Estados Unidos, pero siempre con el mismo interés: tratar de entender quién y cómo manda en el siglo XXI y cómo afectan sus decisiones a la ciudadanía. Nunca hemos tenido tantos recursos, nunca hemos tenido tanto conocimiento, pero no llegan ni las reformas ni la convivencia prometidas. Las injusticias siempre hay que denunciarlas y para eso le damos a la tecla.
También tengo un especial empeño en la actualidad europea, que es la que nos condiciona el día a día, y trato de acercar sus novedades desde Bruselas. En esta ciudad y en este momento, la defensa es otra de las materias que más me ocupan y preocupan.
Mi trayectoria
Nací en Albacete en 1980 pero mis raíces son sevillanas. Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla, donde también me hice especialista en Comunicación Institucional y Defensa. Trabajé nueve años en El Correo de Andalucía escribiendo de política regional y salté al gabinete de la Secretaría de Estado de Defensa, en Madrid. En 2010 me marché como freelance (autónoma) a Jerusalén, donde fui corresponsal durante cinco años, trabajando para medios como la Cadena SER, El País o Canal Sur TV.
En 2015 me incorporé al Huff, pasando por las secciones de Fin de Semana y Hard News, siempre centrada en la información internacional, pero con brochazos de memoria histórica o crisis climática. El motor siempre es el mismo y lo resumió Martha Gellhorn, maestra de corresponsales: "Tiro piedras sobre un estanque. No sé qué efecto producen, pero al menos yo tiro piedras". Es lo que nos queda cuando nuestras armas son el ordenador y las palabras: contarlo.
Sí, soy un poco intensa con el oficio periodístico y me preocupan sus condiciones, por eso he formado parte durante unos años de la junta directiva de la ONG Reporteros Sin Fronteras (RSF) España. Como también adoro la fotografía, escribí 'El viaje andaluz de Robert Capa'. Tuve el honor de recibir el XXIII Premio de la Comunicación Asociación de la Prensa de Sevilla por mi trabajo en Israel y Palestina y una mención especial en los Andalucía de Periodismo de la Junta de Andalucía (2007). He sido jurado del IV Premio Internacional de Periodismo ‘Manuel Chaves Nogales’.