Ascensión López, la bebé robada que irá a prisión por denunciar su caso: "Mi condena es un aviso para los demás"

Ascensión López, la bebé robada que irá a prisión por denunciar su caso: "Mi condena es un aviso para los demás"

Fue condenada a pagar 55.000 euros por difamar a una monja, que se niega a perdonarla, lo que le evitaría la cárcel.

EFE

Cuando el padre de Ascension murió, ella tenía apenas ocho años. Ese día, al entrar por la puerta de su casa, todavía no sabía nada: ni la tragedia que acababa de ocurrir, ni el infierno que se le avecinaba.

Al pasar a la habitación de su padre, se encontró el cuerpo inerte. Como haría cualquiera a su edad, Ascensión se fue a su cuarto a llorar. Entonces una familiar interrumpió su llanto para reprocharle el duelo: "No sé por qué lloras por alguien que no tiene nada que ver contigo", le espetó.

Aquel episodio fue tan sólo el principio de un largo calvario para Ascensión, que a sus 53 años puede convertirse en la primera persona en entrar en prisión por el caso de los bebés robados.

Y todo por tratar de buscar respuestas a ese comentario que marcó su vida. Porque aquella niña de ocho años, que hoy es presidenta de la asociación SOS Bebés Robados de Almería, empezó muy pronto a hacer preguntas y sólo se encontró con mentiras. "Cada uno me contaba una versión de los hechos", explica a El HuffPost.

"¿Por qué lloras por quien no es nada tuyo?", le dijo con 8 años una familiar tras la muerte de su padre

Ascensión sentía que nadie, ni siquiera su madre adoptiva, quería contarle la verdad sobre su vida. Cansada de intentarlo, dejó pasar el tiempo.

Su madre murió, sus hijos nacieron y ella decidió retomar la búsqueda. En Sevilla, donde nació, fue a buscar su expediente de adopción. Para su sorpresa, los documentos contenían diversas irregularidades: varias identidades y otros datos que a Ascensión no le cuadraban. Además, tampoco encontró su partida de nacimiento. "Es como si yo no hubiera nacido", asegura.

Era 2012 y Ascensión decidió denunciar su caso ante la Justicia. Al no encontrar respuestas judiciales, fue a contarlo a los medios de comunicación. Según explica, uno de los motivos de hacerlo público era ver si alguien reconocía su rostro y podía encontrar a su familia biológica.

Pero en las entrevistas que concedió, Ascensión mencionó el nombre que, según dice, aparecía en los documentos de adopción: el de sor Dolores Baena, prima de su padre, que figuraba como presunta autora de la venta de Ascensión a su familia adoptiva por 250.000 pesetas de la época.

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EL CALVARIO JUDICIAL

Aquí empezó otra etapa de su particular calvario. Por eso ella rehúsa ahora mencionar a la monja, porque Baena interpuso una denuncia y, en 2015, el Juzgado de lo Penal número 3 de Almería condenó a Ascensión al pago de 3.000 euros de multa y 40.000 de indemnización a la religiosa. Sumado a los intereses y las costas judiciales, debe 55.000 euros.

En su auto, la jueza consideró que Ascensión había "traspasado sin duda alguna los amplios márgenes que delimitan el derecho de libertad de expresión, descalificando gratuita e injustificadamente a Dolores Baena". También tildó su relato de "temerario desprecio a la verdad", ya que no había "acreditado en modo alguno" la supuesta adopción irregular.

"Han tardado sólo año y medio en condenarme y una compañera lleva diez esperando un juicio para su adopción ilegal"

"Me la esperaba y no me la esperaba", explica sobre la condena. "Porque nos habíamos metido con la Iglesia y es muy poderosa". "Es curioso que tardaran sólo año y medio en condenarme y que Inés Madrigal, presidenta de SOS Bebés Robados de Murcia, lleve diez años esperando un juicio para su adopción ilegal", lamenta Ascensión.

Tras la confirmación de la condena por parte de la Audiencia Provincial de Almería en febrero de 2016, el último varapalo para Ascensión llegó la semana pasada, cuando el Gobierno no le concedió el indulto que más de 90.000 personas habían reclamado para ella.

De esto último se enteró a través de la prensa "porque el Gobierno no informa sobre los indultos que no concede". También se enteraron así sus dos hijos. La pequeña lo vio en las redes sociales, donde, asegura, le dijeron que su madre iba a ir a prisión.

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"UN AVISO PARA LOS DEMÁS"

Lo cierto es que Ascensión está más cerca de la cárcel de lo que jamás ha estado cualquiera de los responsables de los robos de bebés que se produjeron durante la dictadura franquista. Lleva dos años en paro, está divorciada y su familia adoptiva no le dirige la palabra. No cuenta con más ayuda que la de quienes tengan a bien donar dinero a través de esta página de Go Fund Me para pagar los 55.000 euros que debe afrontar para evitar la prisión en un plazo máximo de cinco meses.

"Cada vez que suena el timbre pienso que es la Policía"

A su situación financiera hay que añadir la física. Ascensión tiene una discapacidad del 43% y es diabética. "Cuando el viernes pasado no me dieron el indulto, estuve todo el día con subidas y bajadas de azúcar", indica. El último episodio llegó hace un par de días, cuando sufrió una lipotimia al salir de casa y cayó por las escaleras. Por suerte todo quedó en un susto.

"No sé si pasaré las Navidades con mis hijos", lamenta mientras espera a que llegue la notificación del juzgado. "Cada vez que suena el timbre me tengo que tomar una pastilla porque pienso que es la Policía", afirma Ascensión, quien desconoce cuándo deberá ingresar en la cárcel.

Lo que sí que tiene claro es que su caso ahuyentará a muchos de tratar de buscar las respuestas que ella está persiguiendo. "Lo sé porque conozco a gente que no ha denunciado tras conocer mi historia. Es un aviso para los demás", lamenta.

Sólo el perdón de la monja podría evitar que termine entre rejas, ya que este tipo de delitos quedan exentos de responsabilidad penal si el ofendido aceptan las disculpas. "Yo he dicho en muchas ocasiones que en ningún momento quise ofenderla y que me arrepentí de las formas, pero ella no quiere oír hablar de perdonar", explica Ascensión.

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Jefe de Política de El HuffPost