La heroína es lo peor que me ha pasado, y no la he probado nunca

La heroína es lo peor que me ha pasado, y no la he probado nunca

La heroína tiene como rehén a la persona que era antes. Antes era más alegre, me reía más. Trato de recordar el momento en el que mi mundo empezó a girar a su alrededor. Ahora está presente en casi todas mis conversaciones y, cuando no se habla de ella abiertamente, está en las miradas de entendimiento, en los exasperados suspiros o en las caras de compasión.

La heroína es lo peor que me ha pasado nunca.

La heroína tiene como rehén a la persona que era antes. Antes me reía más. Era más alegre y extravagante. Solía tener siempre una sonrisa en la cara, y no solo para las fotos.

Intento recordar el momento en el que mi mundo empezó a girar a su alrededor.

Está presente en casi todas las conversaciones que tengo y, cuando no se habla de ella abiertamente, está en las miradas de entendimiento, en los exasperados suspiros o en las caras de compasión.

Todos mis hobbies han pasado a un segundo plano desde que la heroína llegó a mi vida.

Antes escribía sobre otros temas.

Antes leía sobre otros temas.

Soy todo fachada. Vivo en una farsa. La heroína me obliga a ocultar cosas a la gente que más me importa. No puedo decirle a mi familia todo el dolor que siento porque puedo imaginarme el dolor que sienten ellos también, y no quiero echar más leña al fuego.

La heroína ha arruinado algunos de los mejores aspectos de mi familia. Nos peleamos los unos con los otros por pura desesperación, por pura ira. Nos hemos dicho cosas de las que no podemos retractarnos.

La heroína es el invitado no deseado que nos ha arruinado vacaciones, cumpleaños y bodas. La heroína es como una sombra, presente en cada habitación. Si yo estoy ahí, la heroína también. Nunca se va.

La heroína me ha quitado el sueño. Las noches de descanso reparador son cosa del pasado para mí. La heroína me persigue hasta en sueños. Me voy a dormir pensando en ella; me despierto pensando en ella.

Mi rutina es la siguiente:

Me despierto y pienso en la heroína.

Me voy a trabajar y pienso en la heroína.

Hablo por teléfono y saco el tema de la heroína.

En los peores momentos, me paso días con dolor de estómago y con tan pocas fuerzas y tan falta de motivación que no puedo ni salir de la cama.

La heroína me ha hecho envejecer. Me miro en el espejo y sé que siempre parezco cansada, que estoy demacrada y desaliñada.

La heroína se ha llevado mi paz interior y la ha reemplazado por una sensación de preocupación constante. Perdí la inocencia hace mucho tiempo. Admito que echo de menos vivir feliz en la ignorancia de no conocer esta droga.

Cuanto más me adentro en este mundo, más miedo tengo. Sé que esta droga mata a la gente, pero tiene mucho tirón y yo no puedo pararlo. No está en mis manos.

La heroína me ha quitado muchas cosas a lo largo de los años. Tiempo que nunca recuperaré. Personas a las que jamás volveré a ver. Recuerdos que ni siquiera tuve la oportunidad de llegar a crear.

Y lo peor es que ni siquiera la he probado.

Nunca he consumido heroína, pero alguien a quien quiero sí. Las adicciones tienen un gran efecto dominó, los daños colaterales son inmensos y los que peor parados salen son los familiares y los seres queridos del adicto.

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Alicia Cook perdió a su prima Jessica (a la derecha en la fotografía) por una sobredosis de heroína en 2006

La adicción es una enfermedad familiar. Esta pesadilla se convirtió en mi realidad. Yo nunca pedí algo así, y eso es lo que más me enfada a veces. Me desperté un día y toda mi vida había cambiado. Nunca volvería a ser igual. La cuestión es que, aunque no soy adicta, estoy sufriendo igual, aunque de una forma distinta, porque es la familia la que presencia impotente cómo un mal juicio, una decisión equivocada o la dependencia de una sustancia pueden arruinarlo todo.

Sí, la heroína me ha quitado muchas cosas, pero no me ha quitado la voz. Nunca me quitará la voz.

Espero poder usarla para concienciar sobre la adicción a las drogas y su efecto indirecto no solo en el adicto, sino también en su familia.

No empecé a compartir mi experiencia para encontrar respuestas, sino para encontrar la paz interior momentáneamente. Al principio tenía miedo, pero creo que la historia de una persona puede cambiar la de otra y darle a un individuo que esté pasando por lo mismo, o a un miembro de su familia, la fuerza necesaria para pasar por los momentos difíciles.

Creo que fue Bob Marley el que dijo "nunca sabes lo fuerte que eres hasta que ser fuerte es tu única opción".

Y nunca sabes quién puede necesitar oír exactamente lo que tienes que decir.

A las familias: sed fuertes, no perdáis nunca la esperanza

Sigue a Alicia Cook en Instagram: @thealiciacook

Este post fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del inglés por Lara Eleno Romero

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