Sé un superdotado

Sé un superdotado

La Inteligencia del Éxito

—Anxo, ¿eres superdotado?

—Por supuesto. Soy superdotado en mi codo derecho y mi codo izquierdo.

—¿...?

—La superdotación, tal como tú la entiendes, me interesa poco. Tal como la entiendo yo, me interesa mucho. La tuya es una superdotación sin esfuerzo, gratuita. La mía requiere todo el esfuerzo del mundo, pero es la que más vale la pena.

Decidí que quería aprender a tocar el piano y no paré hasta que lo conseguí. Luego aprendí a tocar ocho instrumentos más. Alguno, como la batería, a niveles altos, me pareció la cosa máscompleja del mundo. Me frustré y me afané pero nunca lo dejé. Aprendí primero ocho idiomas (no te puedes imaginar las miles y miles de horas que eso me llevó), incluido el chino mandarín, y luego me enzarcé con el ruso. Me resultaba tan complejo que en mi mente me parecía un imposible. ¿Qué hice acto seguido? Trabajar como si fuera imposible que fuera imposible. Me costó horrores. Pero actualmente no sólo puedo hablarlo con fluidez, sino que incluso he dado parte de uno de mis discursos en Kazajistán completamente en ruso.

Durante la gira promocional de Los 88 Peldaños del Éxito di decenas de conferencias por toda España. Me levantaba a las siete de la mañana y a veces daba un total de quince entrevistas entre radio, televisión y prensa entre las 8 y las 19 horas. A las 20 horas empezaba la conferencia y luego me quedaba firmando libros hasta que no quedara una sola persona en la fila. A veces no llegaba al hotel hasta la una o dos de la madrugada. Sin embargo, no hubo una sola de esas veces, estuviera lo cansado que estuviera, que no estudiara mis treinta minutos de ruso al final del día, ya que era el idioma en el que estaba trabajando en esos momentos. ¿Por qué? Porque tenía un objetivo y había tomado la resolución de que conseguirlo era innegociable. El premio era demasiado bonito.

Puedes elegir la comodidad o la intensidad, pero rara vez ambas.

¿Qué hay en común en todo esto que te cuento?

Determinación. Perseverancia. Tenacidad. Diligencia. Sacrificio. Esfuerzo. Actitud.

Esa para mí es la verdadera superdotación.

La otra, la gratuita, está sólo al alcance de unos pocos y no te lleva lejos. Esta, la trabajadora, está al alcance de todos y, además, te lleva lejísimos.

Este es el motivo por el que el éxito es democrático. Unos podrán tener más facilidad para unas cosas que otros, pero TODOS tenemos a nuestro alcance la opción de decir:

¡No! Hoy tampoco me doy por vencido.

#LaInteligenciadelÉxito

La superdotación no está en tu cerebro.

Está en tus ganas.

@Anxo

Síguenos también en el Facebook de HuffPost Blogs