Mikel Landa y Alejandro Valverde, a por el Giro de Italia

Mikel Landa y Alejandro Valverde, a por el Giro de Italia

Si algo caracteriza al Giro es su fidelidad a sí mismo, el respeto a una carrera que, en lo esencial, sigue siendo la misma. Una carrera que cada año nos regala finales nerviosos y emboscadas que se abren paso entre el abigarramiento de las villas medievales, imágenes de cumbres nevadas y carreteras antiguas, terrosas, donde los ciclistas se retuercen igual que lo hacían Coppi o Magni allá por mediados del siglo XX.

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Recorrido del Giro de Italia 2016. Fuente: giroditalia.it

Las carreteras se vuelven a teñir de rosa este viernes, 6 de mayo, con el inicio de la 99ª edición del Giro de Italia. Como ya hiciera hace dos años con el periplo irlandés, la organización vuelve a sacar de casa a una carrera cada vez más europea en su transitar y la lleva hasta Países Bajos, territorio de clásicas de primavera, territorio Amstel, en un guiño a las cotas y a sus especialistas, como Valverde, rey de la Flecha Valona, y en un guiño a una afición que ama el ciclismo, que paraliza sus quehaceres para ver el paso fugaz de los corredores y engalana sus pueblos y ciudades al transitar del pelotón; eso lo saben bien en Italia, amantes también del ciclismo, y quieren ver como el país naranja se viste de rosa.

Pero más allá de experimentos del marketing, si algo caracteriza al Giro es su fidelidad a sí mismo, el respeto a una carrera que, en lo esencial, sigue siendo la misma. Una carrera que cada año nos regala finales nerviosos y emboscadas que se abren paso entre el abigarramiento de las villas medievales, imágenes de cumbres nevadas y carreteras antiguas, terrosas, donde los ciclistas se retuercen igual que lo hacían Coppi o Magni allá por mediados del siglo XX.

El recorrido de la 99ª edición apenas deja tiempo para la siesta, salpicado de jornadas importantes durante las tres semanas con un trazado equilibrado, duro y completo en todas sus disciplinas. Habrá cuatro etapas de alta montaña, siete de media montaña y otras siete para velocistas hasta completar los 3.463 km, que tendrán como final la llegada a Turín el 29 de mayo.

Al prólogo inicial en Apeldoorn, de 9,8km, se suman dos cronos: una larga y llana, de 40,4 km en la etapa 9 y una cronoescalada de 10,8km, en plenos Dolomitas, que ascenderá Alpe di Siusi en la etapa 15.

Los "jueces de la carrera", de los que hablaba Dino Buzzati, esperan sentados a más de 2.700 metros de altura; allí donde el oxígeno escasea es donde suelen nacer los campeones. El apoteosis llegará en la decimocuarta etapa, la consideraba como "etapa reina" de esta edición, 210km entre Alpago y Corvara, con seis subidas, cinco de ellas por encima de los 2.000 metros de altura. Dos durísimas jornadas se reservan para el final, la 19ª y 20ª, que surcarán los Dolomitas pasando por un puerto mítico, el Agnello (19ª), Cima Coppi de esta edición con sus 2.744 metros, y el final al día siguiente en Sant'Anna di Vinadio, última llegada en alto de la carrera, a 2.715 metros.

La primera de las grandes citas en la que competirán este año dos generaciones, la que llega y la que se va, reúne a un amplio elenco de favoritos a la victoria. Vincenzo Níbali (Astana) vuelve tres años después de su victoria en la edición de 2013. Es, junto a Alberto Contador, el único corredor en activo en vencer las tres grandes y vuelve a casa para ganar una carrera con un recorrido que se "adapta perfectamente" a sus características, tal como él mismo ha indicado. Su antiguo compañero de equipo, Mikel Landa (Sky) está en boca de todos como una de las grandes esperanzas del ciclismo español. Tercero el año pasado, el vasco afronta este Giro como jefe de filas de un equipo que ha seleccionado un potente grupo de escaladores en el que apoyarse (Mikel Nieve, David López, Nicolas Roche, Sebastián Henao e Ian Boswell). Con pocos días de competición, Landa ya ha deslumbrado este año con exhibiciones en la Vuelta al País Vasco, donde se llevó una etapa, y la victoria en la general del Giro de Trentino, hace unos días.

De nuevo las volatas, el sterrato y la climatología adversa de las altas cumbres, de nuevo las fortalezas medievales y la arquitectura del Renacimiento, los pueblos transalpinos, el mar Adriático, los montes Dolomitas y la llanura padana.

Rigoberto Urán (Cannondale), segundo en 2013 y 2014, vuelve "para ganar" una prueba en la que ya se ha vestido de rosa, pero en la que no ha alcanzado la regularidad necesaria para brillar hasta el final. Urán encabeza la nómina de ciclistas colombianos que destacarán en la montaña junto con Darwin Atapuma (BMC), Carlos Betancur (Movistar) o Sebastián Henao (Sky), y en la que sobresale Esteban Chaves (Orica-GreenEDGE), revelación en la última Vuelta a España y de quien se espera que 2016 sea su año de confirmación. Lo mismo se espera de Tom Dumoulin (Giant-Alpecin), líder tranquilo en la ronda española hasta que la lógica, que esperaba en la sierra madrileña, se impuso y relegó al potente contrarrelojista al sexto puesto final. El inicio de este Giro de Italia parece haber sido diseñado a la medida del neerlandés, con una crono inicial que puede vestirle de rosa en su casa.

Y entre la lista de favoritos, mención especial merece la de Alejandro Valderde (Movistar). Con 36 años recién cumplidos, el corredor que nos trajo el ciclismo de primavera y que ha contribuido a situar al ciclismo español a la cabeza mundial en la última década; dos veces nº1 del Ranking UCI WorldTour, seis pódium en la Vuelta a España (victoria absoluta en 2009) y pódium entre lágrimas en el Tour de Francia (3º en 2015), afronta su primera participación en la "corsa rosa". A Valverde le gusta Italia, ya levantó los brazos frente a las ruinas imperiales del Foro Romano en la Roma Maxima y ha subido al cajón de Strade Bianche en dos ocasiones. El Giro le ofrece la oportunidad de inscribir su nombre en una nueva gran vuelta por etapas, sus piernas decidirán el lugar en el que lo hace.

Fabian Cancellara (Trek) también estará en la salida. No es el Giro de Italia una carrera que haya frecuentado (solo la ha corrido en dos ocasiones) pero en su último año como profesional quiere enfundarse un maillot que nunca ha vestido, la maglia rosa, y la jornada inaugural en Apeldoorn le da esa oportunidad. Rafal Majka, después de su pódium en la última Vuelta a España, liderará al Tinkoff; Ilnur Zakarin (Katusha), Steven Kruijswijk (Lotto NL-Jumbo), Tim Wellens (Lotto-Soudal), Diego Ulissi (Lampre-Merida) o Doménico Pozzovivo (Ag2r) también formarán parte del pelotón.

En un país y una carrera que adora por igual montañas y llanuras, las llegadas masivas adquieren una especial relevancia y por eso el Giro es una de las grandes citas del año para los sprinters. Los velocistas que se presentan a esta edición están encabezados por André Greipel (Lotto-Soudal) y Marcel Kittel (Etixx), a los que se unen Arnaud Démare (FDJ), Caleb Ewan (Orica-GreenEdge),Grega Bole (Nippo-Vini Fantini) o Moreno Hofland (Lotto NL_Jumbo), además de una nutrida representación nacional con Elia Viviani (Sky), Sacha Modolo (Lampre-Merida), Davide Formolo (Cannondale) o Giacomo Nizzolo (Trek).

De nuevo las volatas, el sterrato y la climatología adversa de las altas cumbres, de nuevo las fortalezas medievales y la arquitectura del Renacimiento, los pueblos transalpinos, el mar Adriático, los montes Dolomitas y la llanura padana, de nuevo el Mezzogiorno de los pescadores y campesinos y también de la jet y sus lujos en el Mediterráneo. De nuevo tres semanas de un país que "sueña ciclismo", como cuenta Pereda. No se lo pierdan.

Este artículo ha sido publicado inicialmente en el blog del autor