A hacerse el agosto: Trump lleva su 'lucha' arancelaria al 1 de agosto, aumenta la presión y deja en vilo a medio mundo
La Casa Blanca retrasa, por un lado, por enésima vez sus planes impositorios y, por otro, no deja de presionar con nuevas amenazas. Entre ellas, a Europa, a la que este mismo sábado ha asegurado que impondrá un gravamen del 30% a partir del 1 de agosto.

Poco más de 100 días después del denominado, por parte de Donald Trump, Día de la liberación, Estados Unidos sigue dar el pistoletazo de salida definitivo a los aranceles contra los países que él considera que se están haciendo ricos a costa de los norteamericanos. Pero pese a que sus planes siguen en el dique seco, sus amenazas no cesan.
Este lunes, dos días antes de que expirara el plazo fijado para el 9 de abril, el líder republicano ha vuelto a mover ficha y dar algo de respiro ampliando la fecha hasta el 1 de agosto. Sí, una fecha no tan lejana en el tiempo, en la que Europa y varios países deberán moverse para firmar acuerdos comerciales del interés de la Casa Blanca para quedar eximidos de estos gravámenes.
Es esa última lectura, la de tratar de alcanzar un entendimiento con los países extranjeros a través de la presión arancelaria, la que se desprendió desde el mensaje de la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, sobre la nueva prolongación de fechas.
"Los mejores acuerdos posibles"
Hacéis lo que nosotros pedimos o ateneros a las consecuencias. Ese es el intento de chantaje que el Gobierno de Donald Trump lleva haciendo en estos últimos 100 días. Los aranceles son una estrategia para conseguir acuerdos por la vía rápida, incluyendo sus demandas, o serán objeto de aranceles.
Ejemplo de ello es lo que hizo la propia Administración norteamericana el propio lunes. Por un lado, Leavitt anunciaba que se retrasaba la fecha, en una muestra de que están "haciendo lo mejor para los trabajadores estadounidenses y quiere los mejores acuerdos posibles".
Por otro, el propio presidente estadounidense anunciaba acuerdos comerciales con varios países, con un gravamen del 25% a las exportaciones de Japón y Corea del Sur, si respondían con la misma moneda contra Washington.
"Lamentablemente, nuestra relación ha estado lejos de ser recíproca. A partir del 1 de agosto de 2025, cobraremos a Japón un arancel de solo el 25% sobre todos y cada uno de los productos japoneses enviados a Estados Unidos, sin incluir los aranceles sectoriales", ha explicado la carta remitida al Gobierno nipón y compartida por Trump a través de Truth Social.
Las cartas de presión
Con una mano echo el freno y con la otra meto la quinta marcha. Esa parece ser la clara estrategia de Donald Trump. A la par que estaba dando tiempo, también trata de echar leña al fuego con el envío de nuevas cartas de presión.
En un comunicado compartido en Truth Social, el líder republicano aseguró que aplicará aranceles contra Filipinas, Argelia, Irak, Libia, Sri Lanka, Brunéi y Moldavia. Las importaciones desde Filipinas enfrentarán, concretamente, una tarifa del 20% al llegar a EEUU, mientras que las de Moldavia y Brunéi harán lo propio con un 25%, y las de Libia, Irak, Argelia y Sri Lanka, con un 30%.
Pese al leve respiro ampliando la fecha al 1 de agosto, Trump también defendió la imposición de un gravamen del 25% para países como Malasia, Kazajistán y Túnez; del 30% para Sudáfrica y Bosnia-Herzegovina; del 32% para Indonesia; del 35% para Serbia y Bangladesh; del 36% para Tailandia y Camboya; y del 40% para Birmania y Laos.
"Tal y como se menciona en las misivas enviadas ayer a varios países, además de las cartas que se remitirán hoy, mañana y próximamente, LOS ARANCELES COMENZARÁN A PAGARSE EL 1 DE AGOSTO DE 2025. No ha habido ningún cambio en esta fecha y no habrá más cambios. [...] No se concederán prórrogas", justificó el líder norteamericano.
"Contramedidas proporcionadas"
La última de las cartas ha llegado este sábado. Trump ha dado a conocer en Truth Social la misiva que ha mandado a Europa. En ella, asegura que impondrá un arancel del 30% a los países europeos a partir de la misma fecha, el 1 de agosto.
"A partir del 1 de agosto de 2025, cobraremos a la Unión Europea un arancel de solo el 30% sobre los productos de la UE enviados a Estados Unidos, independiente de todos los aranceles sectoriales", ha asegurado este sábado.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha respondido minutos después al líder republicano, abriendo la puerta a negociar un acuerdo comercial justo en respuesta al anuncio formulado.
"Un arancel del 30% sobre las exportaciones de la UE perjudicaría a las empresas, los consumidores y los pacientes de ambas orillas del Atlántico. Continuaremos trabajando para llegar a un acuerdo antes del 1 de agosto", ha señalado en redes sociales.
Pero la presidenta de la Comisión Europea no se esconde y reconoce que pese a tender la mano, Bruselas está dispuesta "a salvaguardar los intereses de la UE mediante contramedidas proporcionadas".
Un "evidente juego de influencias"
Thomas Hempell, jefe de Análisis Macro y de Mercado de Generali AM, explica que las cartas de la Casa Blanca suponen un movimiento más en el tablero a la espera de que se puedan negociar "acuerdos durante el resto de julio".
"Trump está parpadeando de nuevo, esta vez en el plazo de 90 días, que siempre ha parecido demasiado ambicioso para alcanzar acuerdos comerciales significativos con un gran número de socios comerciales", razona.
Thomas Hempell considera que es muy posible que "los aranceles con los que amenaza se hagan efectivos para algunos de los países en cuestión, con el fin de disipar la impresión del repetido 'parpadeo' de Trump".
Michaël Nizard, director de Multi-Asset & Overlay de Edmond de Rothschild Asset Management, considera que los últimos movimientos de la Casa Blanca han "reavivado la batalla arancelaria".
"El principio está claro: los países que se nieguen a alinearse con las prioridades económicas estadounidenses se enfrentan a aranceles severos. La lógica se extiende incluso a las mercancías 'transbordadas', es decir, reexportadas a través de terceros países para eludir los impuestos", añade.
Michaël Nizard reconoce que el clima de incertidumbre "se ve acentuado por la vaguedad que rodea las negociaciones". "Aunque las conversaciones con la Unión Europea están en marcha, las concesiones parecen frágiles: se mantiene un arancel mínimo del 10%, a pesar de las esperanzas de un acuerdo", apunta.
"Detrás de esta conmoción por los aranceles se esconde un evidente juego de influencias: la Administración quiere demostrar su firmeza comercial sin desatar el pánico bursátil. Pero a medida que los anuncios se acumulan y los plazos se alargan, el riesgo se desplaza: el de un brutal revés si, algún día, estas amenazas se aplican realmente, sobre todo porque los primeros efectos de las subidas arancelarias aún no han tenido tiempo de calar en la economía real", expone.
