Reino Unido saca tajada en la caótica guerra arancelaria de Donald Trump
Londres sella un acuerdo con la India mientras explora con Washington una rebaja de aranceles impuestos por el presidente estadounidense en su ofensiva comercial.

Reino Unido ha sacado ventaja en medio de la caótica guerra arancelaria que ha abierto el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, apenas dos meses después del inicio de su segundo mandato en la Casa Blanca. Una política comercial que empieza a enviar señales contradictorias desde la Administración estadounidense y que descoloca a los mercados. En medio de la batalla, no obstante, el Gobierno de Keir Starmer ha conseguido cerrar un acuerdo comercial con la India después de tres años de negociaciones y apunta a hacer lo mismo con EEUU para rebajar las tarifas impuestas desde Washington el pasado 2 de abril, en lo que el propio Trump bautizó como el “Día de la Liberación”.
Según publica Financial Times, Londres y Washington podrían anunciar esta semana un acuerdo en el que se incluirían nuevos aranceles sobre las exportaciones de Reino Unido de acero y automóviles, actualmente reducidos. El Ejecutivo británico también aspira a suavizar todos los gravámenes impuestos desde la Casa Blanca, aunque todavía existen diferencias en sectores clave como el farmacéutico. Por su parte, Estados Unidos habría arrancado a cambio una rebaja en el impuesto británico a los servicios digitales, además de ventajas comerciales para vehículos norteamericanos y productos agroalimentarios.
Sin embargo, Reino Unido se ha plantado en un punto clave: no aceptará los estándares de producción alimentaria estadounidenses, como el uso de hormonas de crecimiento en carne vacuna. Ceder en ese terreno podría comprometer un futuro tratado agrícola con la Unión Europea, y Londres no está dispuesto a asumir ese coste político ni económico. De momento, ambas partes siguen negociando.
El acuerdo con la India se traduce en cifras millonarias
Mientras ese frente sigue abierto, Downing Street ha cerrado un tratado comercial con la India que contempla una rebaja inmediata de los aranceles que se aplican en el 90% de los productos que actualmente están gravados, así como la eliminación a lo largo de una década de los aranceles que se aplican al 85% . La firma de este acuerdo, por otra parte, pone fin a unas negociaciones que han durado tres años y que ahora cristalizan en uno de los movimientos comerciales más significativos para el Reino Unido tras el Brexit.
Los sectores beneficiados son, precisamente, los que más han sufrido las sacudidas de la guerra arancelaria iniciada por Trump. Las exportaciones de whisky y automóviles tendrán ahora el camino más despejado hacia el mercado indio. Las tarifas sobre las bebidas alcohólicas bajarán del 150% al 75% de forma inmediata y se reducirán al 40% dentro de una década. En el caso de los coches, los gravámenes caerán del 100% al 10%, y ambas partes establecerán cuotas bilaterales para controlar el volumen de exportaciones.
El Gobierno de Starmer ya hace cálculos. Según sus estimaciones, el acuerdo con la India sumará 4.800 millones de libras al PIB nacional a partir de 2040, incrementará los salarios en 2.200 millones y elevará el comercio bilateral hasta los 25.500 millones. "Estamos en una nueva era para el comercio y la economía", ha afirmado el primer ministro británico, defendiendo que su plan pasa por "poner más dinero en los bolsillos de los trabajadores". Su homólogo indio, Narendra Modi, ha descrito el acuerdo de "hito histórico", ambicioso y beneficioso para ambas economías, al prever más inversión, crecimiento y empleo.
El caos en Washington contagia a los mercados
En paralelo, Estados Unidos está sumergido en un mar de contradicciones. Este martes, Donald Trump ha asegurado durante su primer cara a cara con el recién elegido primer ministro canadiense, Mark Carney, que "no tenemos por qué firmar acuerdos", una frase que ha sembrado dudas al no aclarar si solo se refería a Canadá o si lanzaba un mensaje más amplio. Estas declaraciones, además, contradicen las del secretario del Tesoro, Scott Bessent, que un día antes afirmaba que estaban "muy cerca de algunos acuerdos" y que podrían materializarse esta misma semana.
El propio Bessent ha repetido hoy esa idea. Durante su intervención ante el Comité de Asignaciones de la Cámara de Representantes, donde ha declarado que espera haber cerrado pactos con más del 80% de los 15 países que concentran el 97-98% del déficit comercial de Estados Unidos antes de final de año. Esa descoordinación entre los altos cargos de la Administración ha calado en los mercados, que han respondido con recelo.
Wall Street ha cerrado en rojo, arrastrada por la incertidumbre. El Dow Jones ha perdido un 0,95%, hasta los 40.829 puntos; el S&P 500 ha cedido un 0,77%, y el Nasdaq ha bajado un 0,87%. Por sectores, solo los servicios públicos (1,23%) y el energético (0,1%) han registrado ganancias, frente a las caídas generalizadas en sanidad (-2,76%), bienes no esenciales e industria (-0,85%, ambos). La reunión de política monetaria de la Reserva Federal sigue en marcha y los operadores esperan que su presidente, Jerome Powell, aclare mañana si se avecinan cambios en los tipos o si mantendrán el rumbo actual.