Se queda dormido mientras trabaja y vuelve a casa con 18 meses de su sueldo en su bolsillo
Los magistrados recordaron un principio clave del derecho laboral que también es perfectamente aplicable en España: la proporcionalidad.

Dormirse en el trabajo suele asociarse, de forma casi automática, con una falta grave. Sin embargo, una reciente decisión judicial en Italia demuestra que no todos los errores laborales justifican el castigo máximo. Un caso ocurrido en una empresa siderúrgica ha terminado convirtiéndose en una lección muy cara para la compañía, que tendrá que pagar una elevada indemnización tras haber despedido de forma fulminante a uno de sus empleados. La historia ha sido recogida por el medio italiano Russo per Tutti, especializado en derecho laboral.
El origen del conflicto es aparentemente simple. Tras una jornada especialmente larga, un trabajador se quedó dormido en su escritorio. La empresa reaccionó con la medida más severa posible y lo despidió en el acto. El empleado recurrió la decisión y el caso acabó en el Tribunal de Casación, el máximo órgano judicial en materia civil y laboral en Italia. La sentencia, recogida en la ordenanza número 8308 de 2023, fue contundente: el despido era ilegal.
Los magistrados recordaron un principio clave del derecho laboral que también es perfectamente aplicable en España: la proporcionalidad. En palabras del tribunal, no toda conducta incorrecta justifica la sanción más extrema prevista por la ley. La Corte se preguntó expresamente si quedarse dormido durante la jornada laboral puede equipararse a una infracción tan grave como para romper de forma irreversible la relación laboral, y la respuesta fue negativa.
Según el fallo, las sanciones disciplinarias deben aplicarse de forma gradual. Antes de llegar al despido, la empresa está obligada a valorar otras opciones, como una advertencia verbal, una amonestación por escrito o incluso una suspensión temporal. El despido debe ser siempre el último recurso, reservado para situaciones de especial gravedad o reincidencia clara. Al no haberse respetado este principio, la empresa fue condenada a pagar al trabajador el equivalente a 18 salarios mensuales.
El contraste con otros casos europeos resulta llamativo. En España, por ejemplo, los tribunales han avalado despidos en situaciones muy distintas. En uno de ellos, una trabajadora de una empresa de Alicante fue despedida sin indemnización tras ignorar reiteradamente las instrucciones de su superior y fichar hasta 40 minutos antes del inicio oficial de su jornada. En ese caso, el juez consideró que la conducta afectaba de forma directa a la confianza y lealtad exigidas en la relación laboral.
