Una startup española ya crea robots para doblar la ropa y deja caer quién es su cliente: "Una de las marcas más grandes de España y del mundo"
Esta empresa ubicada en Barcelona, ya ha conseguido algo que hasta ahora parecía reservado al laboratorio, gracias a la IA.

Cuando hablamos de robots industriales nos los imaginamos en cadenas de montaje de vehículos o en fábricas de chips, pero ¿doblando ropa? Pues su demanda es enorme, sobre todo en un gigante español. Todo queda en casa, porque la startup que crea robots dobladores de ropa es también española. En el podcast Itnig los creadores de esta empresa tecnológica, Theker Robotics, cuentan su experiencia.
Seguro que te viene a la cabeza cierta empresa, aunque los entrevistados no lo dicen abiertamente, pero ante la pregunta "¿habéis roto alguna prenda de ropa de Inditex?", responden de forma natural, con lo que la empresa de Amancio Ortega parece ser ese cliente vip: "Una marca muy grande, española y de las más grandes del mundo", explican.
La pregunta sobre Inditex, además, no es casualidad: el gigante textil fundado por Amancio Ortega anunció hace unos meses la inversión en Theker junto a varias firmas de capital riesgo. "El respaldo de socios estratégicos como Inditex valida nuestra propuesta tecnológica y nos permite pensar en grande", dijo entonces la startup. No hace falta decir mucho más.
Aunque pueda parecer algo anecdótico, doblar ropa sigue siendo, hoy, una de las tareas más difíciles de automatizar en la industria. No por falta de robots, sino porque la ropa no se comporta como una caja o una pieza rígida. Cambia de forma, pesa distinto según el tejido, se arruga, resbala y nunca llega igual. Pues esta startup española ya ha conseguido algo que hasta ahora parecía reservado al laboratorio: robots industriales capaces de doblar ropa en entornos reales.
La compañía trabaja desde Barcelona, en unas antiguas oficinas que hasta hace poco ocupaba Factorial. Donde antes había cientos de comerciales, ahora hay brazos robóticos, impresoras 3D y máquinas que cuestan cientos de miles de euros. El equipo humano ronda la treintena, pero el número de robots en funcionamiento es similar. Y creciendo.
Por qué doblar ropa es un problema industrial real
A diferencia de tareas clásicas de automatización —como colocar galletas en una caja siempre igual—, doblar ropa implica manipular objetos blandos, variables y poco predecibles. Cada prenda puede ser distinta: camisetas, jerséis, telas finas, gruesas, resbaladizas o rígidas.
"Esto ningún robot tradicional lo puede hacer", reconocen desde Theker. No porque no haya brazos robóticos, sino porque requiere visión, interpretación del entorno y toma de decisiones en tiempo real. El robot tiene que ver la prenda, entender su forma, anticipar cómo va a reaccionar el tejido y ajustar la fuerza y el movimiento.
La empresa ha desarrollado un sistema basado en robots industriales convencionales, pero dotados de inteligencia artificial. No programan movimientos fijos. Entrenan modelos propios con vídeo y visión artificial y, a partir de ahí, el robot aprende la tarea. En palabras del equipo: "Le dices qué tiene que hacer y el robot lo hace".
Menos lesiones, menos rotación y menos absentismo: qué pasará con los miles de personas que doblan ropa
Y el preocupante y sempiterno debate del futuro laboral con la IA y la robótica. El caso de la ropa no es una excepción. En los grandes centros logísticos y textiles hay miles de personas doblando, moviendo y manipulando prendas durante jornadas largas y físicas. La rotación es alta y las lesiones frecuentes.
Theker pone cifras encima de la mesa: en algunos clientes, hasta el 30% de la plantilla sufre lesiones cada año, con bajas de varios meses. A esto se suma la presión regulatoria. La Unión Europea avanza hacia normas que limitarán aún más la carga física que puede asumir una persona en su puesto de trabajo.
Pero la cuestión no es el beneficio de que las máquinas hagan trabajos duros o indignos para los humanos, sino que hagan cualquier tipo de trabajo, o que sustituya a un trabajador sin él quererlo.
Pero en casos como estos, los robots empiezan a ser una solución más que una amenaza. Una persona puede supervisar varios robots, multiplicando su productividad y reduciendo el desgaste físico. "No es que lleguemos a sustituir a gente que sobra, es que no hay personas suficientes para estos trabajos", resumen, y añaden que "hay miles de trabajos que los humanos no quieren hacer".
Robots industriales, no humanoides
La compañía descarta, al menos por ahora, los robots humanoides. No por falta de interés, sino por pura eficiencia. "No están preparados mecánicamente para la industria", explican. Son más frágiles, menos potentes y tienen menor vida útil.
Su apuesta pasa por los brazos industriales robustos, rápidos, con décadas de vida útil, conectados a sistemas de visión e inteligencia artificial propios. El resultado es una máquina que puede trabajar 20 o 30 años y adaptarse a tareas complejas como doblar ropa sin necesidad de rediseñar toda la línea de producción.
Cada día la ciencia ficción está más acorralada y se vuelve presente y realidad.
