Un piso cerca de la playa a precio de café: una pareja que se rinde al ser incapaces de venderlo
El matrimonio ha optado por una fórmula inusual para desprenderse de la vivienda localizada en Anglesey tras varios intentos fallidos en el mercado inmobiliario

Jennifer y John Bailey llevan años intentando vender su apartamento de dos habitaciones que se localiza en el pequeño pueblo costero de Rhoscolyn, en la isla galesa de Anglesey. El mercado inmobiliario no les ha sonreído estos meses y, después de múltiples intentos frustrados, han decidido probar suerte con un método inusual: sortear la vivienda con una rifa en el que cada participación cuesta cerca de cinco libras, unos 6,89 euros.
El apartamento está situado en la última planta del edificio.Cuenta con cocina americana, salón-comedor, balcón, jardín comunitario y garaje privado. La playa se encuentra a solo diez minutos andando y muy cerca del pub The White Eagle, muy conocido en la región. Para Jennifer, que explicó la iniciativa al diario The I Paper, esta forma de venta responde a una mezcla de pragmatismo y de aventura: “Nos atrae la idea de hacer algo diferente, de vivir una aventura. Y al mismo tiempo, damos la oportunidad a alguien que aquí nunca podría permitirse una segunda residencia”.
El matrimonio ha recurrido a la plataforma Raffall, que organiza rifas de inmuebles bajo un formato legal de concurso. Cada participante compra un billete de cinco libras y debe responder a una pregunta para entrar en el sorteo. El objetivo es vender 150.000 participaciones, lo que supondría una recaudación de 750.000 libras (unos 871.000 euros), más del doble del valor de tasación de la vivienda, estimado en 325.000 libras.
No obstante, la operación no es tan redonda como parece. De cada participación hay que descontar impuestos, honorarios legales, la comisión del 10% que cobra Raffall y los pagos a los afiliados que promocionan el sorteo. Los Bailey reconocen que el verdadero obstáculo no está en el precio —“cinco libras no asustan a nadie”—, sino en convencer a los interesados de que no se trata de una estafa. En las dos primeras semanas apenas lograron colocar 4.298 boletos y tuvieron que afrontar gastos adicionales en publicidad. “Si funciona será gratificante, pero me siento totalmente fuera de mi zona de confort”, admitie Jennifer.
El reflejo de un mercado en apuros
La experiencia de los Bailey ilustra el bloqueo que atraviesa el mercado inmobiliario británico, particularmente en zonas como Gales, donde la falta de liquidez y la caída de la demanda están dificultando la venta de viviendas incluso bien ubicadas. Este tipo de rifas, que han ganado popularidad en los últimos años con iniciativas de empresas como Omaze, intentan ofrecer una salida rápida en un contexto adverso, aunque no siempre consiguen su objetivo.
La tendencia no se limita al Reino Unido. Según recogió Focus Online, en Alemania también se detecta una creciente dificultad para que las familias de ingresos medios accedan a la propiedad. Con un salario neto medio de 2.300 euros, la cuota hipotecaria recomendada no debería superar el 30% de los ingresos, lo que reduce al mínimo las opciones de compra en ciudades y obliga a desplazarse a la periferia o a buscar soluciones compartidas.
Mientras tanto, los Bailey ya han comprado un bungalow en la misma localidad, adonde planean mudarse con sus dos hijos una vez resuelto el sorteo, fijado para el 1 de enero de 2026. Hasta entonces, el futuro de su piso cerca de la playa depende de que logren convencer a suficientes compradores de arriesgarse con un billete de cinco libras.
