Una jubilada pide un préstamo rápido de 5.800 euros y acaba sin casa y sin marido
La vivienda fue vendida por los usureros a un tercero que compró de buena fe, con lo que debe indemnizarle para recuperar su casa, cosa que no puede hacer.

Si te cobran intereses abusivos por un préstamo, ten presente que puedes invocar la nulidad por usura. Es lo que le ha pasado a Jolanta Misztal, una pensionista polaca de 65 años que pidió en un préstamo de sólo 5.800 euros y, además, accedió poner como aval la casa en la que vivía con su familia.
Ella se lo tomó, como le pasa a mucha gente en ocasiones parecidas, como un remedio temporal que luego subsanaría pagando el préstamos, pero sin verlo venir se encontró en mitad de una pesadilla: le pidieron que pagara 400 euros al mes sólo en intereses. A esto acabaron sumándole los impagos por no poder afrontar estas cantidades y, al final, le quitaron su casa, que estaba valorada en 70.000 euros.
Para más inri, falleció su marido Andrzej, que se suicidó porque no podía aguantar la presión, según dijo la mujer a medios locales, durante todo este proceso, que empezó en 2005. La mujer lo denunció y las autoridades averiguaron que se trataba de una trama que fue investigada por la Fiscalía polaca. La empresa que ofrecía los préstamos captaba a familias vulnerables mediante condiciones aparentemente rápidas y flexibles, según ha señalado la fiscal adjunta Małgorzata Borkowska, con el objetivo real era apropiarse de inmuebles a través de cláusulas abusivas.
El problema adicional es que, mientras el proceso judicial llevaba su ritmo, esta pensionista polaca ha visto cómo su casa se vendía a una empresa, primero, y, posteriormente, ésta la volvía a vender a un particular. Este último comprador, a día de hoy se niega a marcharse de la casa sin cobrar 107.000 euros por “reformas y gastos” de la vivienda.
Así que, aunque, fInalmente, un tribunal ha declarado nulo el contrato de compraventa por fraude y ha reconocido a la mujer como propietaria legítima de la vivienda, éste condiciona la restitución a que indemnice al ocupante con 107.000 euros. Y la familia de la pensionita afirma que sólo podría pagarlos vendiendo esa misma casa, propuesta que el residente actual rechaza. “No tenemos tanto dinero”, ha lamentado la hija, Laura Misztal.
Por otro lado, las familias afectadas tienen derecho a la tutela judicial efectiva. Si el prestamista ha utilizado prácticas engañosas, la acción de nulidad no prescribe y permite solicitar la restitución de la propiedad, aunque, como se ve, puede conllevar compensaciones económicas al ocupante de buena fe.
Es verdad que, cuando el aval es la vivienda habitual, los tribunales de prácticamente todos los países suelen aplicar un control aún más estricto sobre las condiciones, pero, aún así, los expertos lo que recomiendan es no coger préstamos con condiciones especialmente llamativas o atractivas para evitar caer en estas situaciones.
