¿Cómo es el “avión del apocalipsis” del que ha presumido Putin en Moscú?

¿Cómo es el “avión del apocalipsis” del que ha presumido Putin en Moscú?

Desde este monstruo volador dirigiría Vladimir Putin las operaciones en caso de conflicto nuclear.

CONTRIBUTOR VIA GETTY IMAGES

Después de presumir del misil Satán 2, llega “el avión del apocalipsis”. La guerra de la comunicación de Rusia sigue en pleno apogeo, paralelamente a la que tiene lugar en Ucrania. Y ahora que se acerca el 9 de mayo, aún más, en una fecha en la que el Kremlin celebra la victoria sobre la Alemania nazi en 1945. Según la inteligencia ucraniana, Moscú está preparando un desfile militar en el puerto de Mariúpol para esta fecha simbólica.

Y parece que en esta ocasión, Vladimir Putin tiene previsto desplegar un avión muy especial: el Ilyushin II-80, lo más parecido a una fortaleza volante. Según Le Figaro, los habitantes de Moscú han podido presenciar el vuelo de este avión militar, apodado “avión del apocalipsis” o “avión del juicio final”, en la mañana del miércoles 4 de mayo. Fue un vuelo de entrenamiento como parte del ensayo para el desfile del Día de la Victoria que tendrá lugar en la Plaza Roja.

Sigue leyendo para conocer más esta máquina, considerada la aeronave más estratégica del ejército ruso, de la que solo se fabricaron cuatro unidades a finales de los años 80.

Este Ilyushin II-80 que Moscú acaba de sacar del almacén se llama Maxdome en clave, según la OTAN. No es un avión moderno, sino un producto de la Guerra Fría concebido para servir como base de mando y protección para los altos cargos del Kremlin en caso de ataque nuclear. Para ello, el avión se creó sobre la base de un Ilyushin II-86 civil, con ciertas modificaciones.

Este coloso mide sesenta metros de largo y cuarenta y ocho de ancho y está propulsado por cuatro motores. No tiene ventanas, salvo en la cabina de los pilotos, para proteger a los pasajeros del fogonazo térmico de una explosión nuclear, y tiene un blindaje especial para mantener la funcionalidad de los sistemas de radio del avión, explica el medio especializado Futura Tech.

El avión solo tiene una puerta de embarque y la joroba sobre la cabina contiene equipos de comunicación por satélite y enlaces de radio. Este avión puede volar durante varios días sin aterrizar, gracias al reabastecimiento en vuelo. También conocido como el “Kremlin Volador”, este avión no tiene armas. Durante el desfile, será escoltado por dos Mig-29 y seguido por bombarderos de largo alcance TU-95MS y TU-160.

Es muy poco frecuente ver este avión en vuelo, ya que su última aparición se remonta al desfile del 9 de mayo de 2010. Su presencia no augura nada bueno por parte del Kremlin, porque es desde este monstruo volador desde donde Vladimir Putin dirigiría las operaciones en caso de conflicto nuclear. Es una amenaza que lleva mascando desde el inicio de la invasión de Ucrania y que adquiere aún más peso una semana después del lanzamiento de prueba del misil RS-28 Sarmat, rebautizado como Satán 2 por Occidente.

El pasado mes de agosto, como recuerda Le Figaro, el ministro ruso de Industria y Comercio, Denis Manturov, anunció que Rusia había puesto en marcha el desarrollo de un nuevo avión, denominado Zveno-3S, para sustituir al Ilyushin-80. Al parecer, la construcción ya ha comenzado en los talleres del fabricante en Vorónezh, al oeste de Rusia.

Pero Rusia no es el único país que dispone de este tipo de aviones. De hecho, el título de “avión del Juicio Final” se le dio principalmente a un avión estadounidense: el Boeing E-4B Noac “Doomsday”. Está basado en un Boeing 747-200F y tiene las mismas características que el avión ruso.

Estados Unidos tiene varios “aviones del Juicio Final”. Al igual que sus homólogos rusos, tienen la capacidad de resistir pulsos electromagnéticos y los instrumentos de vuelo utilizados son analógicos porque son menos vulnerables a los ciberataques.

Ya sea estadounidense o rusa, la información sobre estos búnkeres voladores es clasificada y estcuidadosamente custodiada para evitar sabotajes y brechas de seguridad.

Este artículo fue publicado originalmente en el ‘HuffPost’ Francia y ha sido traducido del francés por Daniel Templeman Sauco.