Dos nombres, un asiento y un cisma en el Poder Judicial: los escenarios para suceder a Lesmes

Dos nombres, un asiento y un cisma en el Poder Judicial: los escenarios para suceder a Lesmes

El plan de Lesmes para dejar a Francisco Marín choca con los vocales del CGPJ que no aceptan su última voluntad y con los que prefieren al vocal más antiguo, Rafael Mozo. La solución a este misterio, este jueves 13 de octubre.

Francisco Marín y Rafael Mozo.GETTY

La salida de Carlos Lesmes del Consejo General del Poder Judicial deja abierta la puerta de su relevo. Pese a que previo a tomar la decisión Lesmes dejó encarrilado su relevo con un informe técnico en el que señalaba al vicepresidente de la institución, el magistrado Francisco Marín Castán, como su sucesor en funciones, la mayoría del pleno mantiene que la vacante “aún está en el aire”.

En dicho informe se decía que una misma persona debía ser la que presidiera el Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, como ocurre desde hace una década.

Una vez que la renuncia de Lesmes se publique en el Boletín Oficial del Estado y surta efecto, la sucesión se producirá de forma automática bajo la premisa de que, según el ordenamiento jurídico, se eviten los vacíos de poder en los tres poderes del Estado.

La clave estará este jueves, fecha en que Lesmes programó el próximo pleno extraordinario de cara a renovar el Tribunal Constitucional. Sin Lesmes en la silla de la presidencia, el bloque progresista ha logrado incluir en la agenda la “valoración del Pleno tras el cese del presidente”.

En ese sentido, este grupo de vocales espera que sea el vocal de más edad, el que dirija la reunión y no Marín Castán, aunque eso no significa que se erija automáticamente como nuevo jefe del órgano de los jueces.

El perfil de Marín Castán

El magistrado es el actual número dos en funciones de la institución, plaza que está vacante desde la jubilación de Ángel Juanes en octubre de 2019. Por ello, quien ha cubierto interinamente esta función por ser el presidente de Sala más antiguo, actualmente presidente de la Sala Primera, será su relevo.

En la web del Supremo, destacan que el magistrado de 70 años lleva en la institución desde enero de 2000 y como presidente de la Sala desde el 7 de febrero de 2014, reeditado cinco años después.

Previamente, en su carrera profesional, ingresó en la Carrera Judicial en 1977 con el número uno de su promoción y fue juez de Primera Instancia e Instrucción en La Roda (Albacete) y San Roque (Cádiz), magistrado-juez de Instrucción en San Sebastián, magistrado de las Audiencias Provinciales de Huelva y de Madrid y magistrado del Gabinete Técnico del Tribunal Supremo antes de convertirse en magistrado del alto tribunal.

El perfil de Mozo Muelas

En los últimos días, ha saltado una nueva opción. De corte progresista, se trata del vocal más antiguo del Consejo y miembro de la asociación Juezas y Jueces para la Democracia. Es magistrado de la Sala Penal de la Audiencia Nacional desde julio de 2018 pero, hasta esa fecha y desde 1998, prestó servicio en la Audiencia Provincial de Madrid. Posteriormente, ingresó en la carrera judicial en 1985 y ha estado destinado en Sant Feliu de Guixols, Sepúlveda, Leganés y Madrid.

Pese a ser una propuesta del PSOE, el magistrado no tuvo en su momento reparo para criticar la acción del Gobierno para limitar el nombramiento de cargos estando la institución caducada.

A su favor, Mozo tiene la legitimidad de su elección por la soberanía popular, hecho del que carece Marín Castán. Sin embargo, no forma parte de los vocales a tiempo completo del Consejo.

El tercer escenario: la bicefalia

Es otra de las posibilidades. Sobre todo después de que la mayoría de los vocales estén en contra de la ‘imposición’ de Lesmes. El bloque conservador no quiere que les impongan un presidente mientras que los progresistas quieren que Rafael Mozo presida el Consejo.

De enrocarse ambas posiciones, este pulso por la jefatura del Poder Judicial podría acabar judicializado en la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Supremo, que sería la encargada de decantar la balanza.

Una situación que no sería inédita, pero que sí ahondaría en la crisis institucional. Ya ocurrió cuando Carlos Dívar dimitió en 2012 tras la polémica desatada cuando se supo que cargó a los presupuestos una treintena de viajes que realizó en fines de semana por unos 28.000 euros.

Entonces, Dívar fue reemplazado por Juan Antonio Xiol en el Supremo y por Fernando de Rosa en el CGPJ, hasta que Gonzalo Moliner, un mes después, les sustituyó a los dos.

De enrocarse ambas posiciones, este pulso por la jefatura del Poder Judicial podría acabar judicializado en la Sala de lo Contencioso-Administrativo del TS, que sería la encargada de decantar la balanza.