La economía alemana contiene la recesión pese a la caída en la industria

La economía alemana contiene la recesión pese a la caída en la industria

Casi la totalidad de la economía alemana está supeditada a la evolución de la demanda externa.

alexbaumann via Getty Images

Pese al auge que ha experimentado el consumo, la economía alemana sigue muy afectada por la desaceleración económica que acecha a la economía mundial. Aunque su economía está muy saneada, con indicadores que presentan las grandes fortalezas del país germano, la gran dependencia del sector exterior, en un entorno donde las incertidumbres y la anomalía comercial son persistentes, es un factor de gran vulnerabilidad.

Las anomalías que está viviendo el mercado global, en un escenario donde los principales líderes económicos a nivel mundial -Estados Unidos y China- se disputan el liderato del comercio global, está acabando con todas las previsiones de la Organización Mundial del Comercio (por sus siglas en ingles, WTO). De acuerdo con las estimaciones del organismo supervisor, el comercio, siendo un fenómeno que ha crecido de forma interanual ininterrumpidamente, se está paralizando.

El comercio internacional, entre otras cosas, es uno de los principales agregados al crecimiento del PIB mundial en los últimos años. Su peso en el PIB mundial, de acuerdo con los datos que ofrece el Banco Mundial, representa cerca del 57%; una razón que pone de manifiesto el gran lastre que supone esta paralización. Sin embargo, para mayor inri, en el caso de Alemania, esta situación se agrava en cuanto atendemos a la composición de su PIB y el carácter de su economía.

Cerca del 80% del PIB alemán está supeditado al sector exterior. Es decir, casi la totalidad de la economía alemana está supeditada a la evolución de la demanda externa. El PIB alemán, como tercera economía más exportadora del mundo, se encuentra representado en un 40% del mismo por las exportaciones del país germano. Es decir, la totalidad de exportaciones de Alemania representan el 40% de su economía; supeditándola en gran parte a la evolución de las mismas.

En el escenario actual, ya recalcado anteriormente, la caída que ha vivido la demanda externa, impulsando las economías con demanda interna necesariamente, ha provocado que economías como Alemania se lastren hasta rozar el crecimiento nulo; salvaguardando ese 0,1% registrado gracias al consumo interno en el país. Esto ha provocado que Alemania se quede en esa situación actual, donde la moderación de los crecimientos está provocando un pesimismo sobre una economía que se encuentra prácticamente mermada en su totalidad.

Casi la totalidad de la economía alemana está supeditada a la evolución de la demanda externa.

Y digo totalidad, pues, con los datos en la mano, la economía alemana acaba de registrar otra nueva contracción en su industria. Además de las exportaciones, para hacernos una idea, el segundo componente que más agregado aporta al PIB germano es la industria del país. La industria alemana es la principal industria de la Unión Europea, representando los países vecinos la industria auxiliar del país germano. De acuerdo con los datos mencionados, la industria sigue viviendo esa moderación que lleva presentando el país desde el inicio de la desaceleración; justo en la maduración del ciclo expansivo.

Respecto al mes de octubre, la industria alemana ha caído un 1,7%. La fragilidad que presenta la industria alemana, en un escenario como el actual, está provocando un mayor calentamiento de cabeza para los líderes de la locomotora económica de la Unión Europea. Cerca del 30% del PIB en el país está supeditado a la industria, lo que, en un escenario donde los principales agregados al crecimiento se encuentran mermados, la tasa de crecimiento carece de dinamismo.

Hablamos de que un gran componente de la totalidad del PIB alemán atraviesa una situación que pone de manifiesto la necesidad de actuaciones que traten de revertir la situación. Sin embargo, esas actuaciones no se pueden llevar a cabo, pues los daños se están dando de forma colateral, devengados de la disputa comercial entre otras economías que presentan esta guerra. Al considerarse factores externos, la capacidad de Alemania para aliviar la situación es nula, por lo que no queda otra que relegarse a esperar el desenlace, o, por otro lado, buscar nuevos socios comerciales con los que intercambiar bienes y servicios.

A su vez, en el caso de la industria ocurre exactamente igual. Esta caída que está experimentando la industria es otro efecto colateral del gran descenso que ha vivido la demanda externa. Es decir, al caer el volumen de exportaciones, la producción se ha ralentizado, paralizando la industria alemana. El desenlace de esto es el mismo que con las exportaciones, por lo que volvemos a ver la incapacidad de la economía alemana para tomar decisiones que traten de paliar lo sucedido y acabar con la situación.

Por último, aunque la situación sea tensa y la capacidad de actuación sea muy limitada, no debemos olvidarnos que hablamos de Alemania. Por suerte, Alemania es una economía saneada, que presenta unos niveles de deuda que no superan el 70% de su PIB. Por otro lado, el desempleo en Alemania tampoco es un problema, ya que los indicadores siguen situando la tasa por debajo de los parámetros de pleno empleo, lo que relaja la situación. Por decirlo de alguna manera, Alemania está preparada para afrontar la recesión, aunque, de postergarse en el tiempo, no está exenta de todos los riesgos que ello conlleva.

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