Nueve cosas que debes saber sobre la depresión en el embarazo
Solemos hablar sobre la salud mental después del embarazo en términos de depresión posparto, que afecta a más de una de cada 10 mujeres en el año posterior al parto. La depresión durante el embarazo también es común, pero a menudo se descarta como un desequilibrio hormonal combinado con el estrés de un gran cambio en la vida.
Cuando me golpeó la depresión en mi primer y tercer trimestre, di por hecho lo mismo. "Esto es parte de estar embarazada", pensé, pero después de contactar con mi matrona y el equipo de salud mental, me di cuenta de que necesitaba apoyo adicional y que no era motivo de vergüenza.
Esto es lo que aprendí en esos nueve meses.
1. No te aísles
La depresión prenatal puede surgir de una gran cantidad de factores diferentes. Al comienzo del embarazo, es probable que te sientas físicamente enferma y cansada. Es posible que experimentes nuevas ansiedades sobre la maternidad, tu situación económica y tu relación en pareja. Mucha gente responde a esto aislándose, pero, para mí, el aislamiento alimenta la depresión. Pienso que no soy lo suficientemente buena; necesito esconderme y no hablar con nadie. Al hacerlo, es aún más difícil acercarse a alguien para decir: "Oye, no estoy muy bien".
2. Habla lo más honestamente posible con tu médico y matrona
Una de las mejores cosas que hice fue obligarme a ser brutalmente honesta con mi partera. Al principio estaba nerviosa por si, al revelar algo sobre mi salud mental o sobre los pensamientos intrusivos que tenía, me dijeran que no podría ser madre. Por supuesto que eso no sucedió, nadie quiere que fracases.
También me ayudó decirle a mi novio que quería que fuera sincero con los profesionales, y que no me ofendería. De esa manera, si preguntan "¿cómo va todo?" y me encojo de hombros porque me siento incómoda, él puede dar más detalles: "Bueno, está siendo un poco difícil últimamente, he estado un poco preocupado por ella". Me salvó y no tuve que hablar yo todo el tiempo.
3. No esperes a que desaparezca
Hay muchos síntomas en el embarazo que simplemente aparecen y reaparecen y desaparecen por sí solos. Por suerte, en mi caso las náuseas matutinas se quedaron en el primer trimestre y solo volvieron un poco en el tercero.
La depresión fue una historia diferente. Si hubiera esperado a que desapareciera mi depresión, solo habría empeorado. Lo sé por experiencias pasadas. Hablar con la matrona fue un gran primer paso para obtener acceso a recursos adicionales, ver a un psicólogo y hablar con una enfermera de la comunidad local. En cuestión de semanas pasé de sentirme desesperada y sola a tener todo un equipo de personas ayudándome.
4. Elabora un plan de acción
Es difícil ser proactivo cuando la depresión te dice que eres inútil, vaga y que inevitablemente vas a ser una mala madre. No importa cuántas veces la gente tratara de animarme, simplemente no escuchaba, sus voces no podían calar en la imagen negativa que tenía de mí misma.
Anteriormente descubrí que la ruta para salir de la depresión tiene que venir de mí y fue similar en el embarazo. Volví a hacer pequeñas listas manejables que me parecían factibles y no eran grandes tareas gigantescas. Establecer cosas simples como "cepillarme los dientes", "llamar al médico" y "leer un capítulo del libro del embarazo" era suficiente para hacerme sentir que había hecho algo ese día.
5. Los grupos de apoyo son un regalo del cielo
Mantén los ojos bien abiertos ante los folletos de los locales de tu área, pregunta a tu matrona por servicios locales y consulta la web de alguna asociación para reuniones de madres e hijos. El simple hecho de saber que hay personas que están lidiando o han lidiado con el trepidante viaje del embarazo y la maternidad puede ser un gran alivio.
También encontré mucho apoyo y amistad en grupos de Facebook. Hay un montón de grupos de embarazo y de madres, algunos incluso están planificados para la fecha de salir de cuentas, por lo que la gente está allí contigo en cada paso del camino. Pero no escojas cualquiera; algunos pueden ser críticos y un poco dramáticos. Tuve que dejar uno donde las personas discutían a diario por el tema de las vacunas.
Sin embargo, mi favorito, un grupo relacionado con un podcast que escucho llamado The Ladygang, está lleno de mujeres amigas que comparten consejos, recursos y preocupaciones. Me conecto un par de veces al día para ver cómo está todo el mundo y compartir todo lo que tengo en mente.
6. Puedes tomar medicamentos
Hace no mucho, en el momento en que le comunicaste a tu médico que estabas embarazada, te quitaron los antidepresivos. Sin embargo, cada más investigaciones sugieren que el riesgo para el bebé es mínimo. Mi partera me dijo que era más importante asegurarse de que yo estuviera bien, para poder hacer cosas como ir a mis citas, lo cual podría verse obstaculizado con la depresión.
Las investigaciones sobre qué medicamentos son seguros durante el embarazo pueden ser conflictivas y lo mejor es consultarlo con varios profesionales sanitarios. Habla con tu médico de cabecera, tu ginecólogo, tu partera y cualquier otra persona que tengas a tu disponibilidad.
Los medicamentos no son para todo el mundo y es posible que no los necesites como parte de tu plan de tratamiento. Si lo haces, no dudes en recoger tu receta. No estás haciendo nada mal; de hecho, se trata de asegurarse que estás lo suficientemente bien como para hacer crecer a ese bebé que llevas dentro.
7. La depresión prenatal no significa necesariamente que vayas a desarrollar depresión posparto
Si experimentas depresión durante el embarazo, no creas que por eso vas a desarrollar un problema de salud mental postnatal. Con el tratamiento y la asistencia adecuados, tendrás un buen conjunto de herramientas para la depresión al que puedes recurrir si empiezas a sentir que te tambaleas después del parto.
También puedes tomar otras precauciones para mantener tu bienestar mental bajo control después del nacimiento. Asegúrate de no estar aislada. Haz que tus amigos y parientes se comuniquen contigo y que vean cómo vas. Apóyate en cualquier recurso adicional de la matrona o de tu doctor, y recuerda que un bebé recién nacido es como una sacudida masiva para el sistema; es diferente a todo lo que has pasado antes. No seas dura contigo misma.
8. Tómalo con calma
Me parecía un poco frustrante cuando la gente me decía que tenía que tomármelo con calma. Quiero decir, me hubiera encantado hacerlo, pero al estar embarazada, mudarme a un apartamento nuevo, seguir trabajando, buscar un trabajo para cuando acabara mi baja y hacer malabares con proyectos independientes, no tuve mucho tiempo para relajarme. Sin embargo, sí encontré la manera de forjar tiempo solo para mí.
Me volví realista acerca de cuántas actividades sociales podía hacer en una semana: dos era lo ideal para mí. El resto de las tardes necesitaba estar en casa y ver reality shows. También comencé a tomar baños relajantes. Normalmente con tres minutos me basta, pero hice de la rutina del baño una parte del día: tomaba un buen baño de burbujas con un buen libro y me compré un albornoz para poder mantener la relajación más tiempo.
9. No eres una mala madre
No te compares con otras mujeres o sus embarazos. Si a ti te está costando sobrellevar el tuyo no significa que seas una mala persona o que terminarás siendo una mala madre. No te martirices más de lo que tu depresión ya está haciendo. Quizá a ti no te van los discursos de motivación ante el espejo (a mí no, la verdad), pero hablarme de forma positiva me ayudó a tener una visión más equilibrada de mí misma como futura madre. Me recordé a mí misma que me encanta cuidar niños, que soy buena usando mi imaginación y que cuando quiero a alguien lo hago con todo mi corazón. La depresión hace que ser padre sea difícil a veces, pero darme un codazo de vez en cuando para decir: "Ey, has conseguido esto" marca una gran diferencia.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' Reino Unido y ha sido traducido del inglés.