¿Por qué tras el atentado los vecinos de Manchester se están tatuando abejas?

¿Por qué tras el atentado los vecinos de Manchester se están tatuando abejas?

Este animal es el símbolo de la ciudad, de fuerte espíritu obrero. Los tatuadores van a donar todos sus beneficios a los afectados por el ataque.

Tatuando una abeja obrera en Manchester.BEN STANSALL / AFP

Busy bee, la abeja obrera, simboliza el trabajo duro en una ciudad industrial como Manchester. Pero además de ese sentimiento obrero, la segunda ciudad británica se estructura en torno a una riquísima cultura pop, que ha trascendido sus fronteras para convertirse en referente mundial. De la fusión de esos dos ejes vitales ha surgido, tras el atentado que dejó 22 muertos y casi 100 heridos la semana pasada en un concierto de Ariana Grande, una iniciativa que llama a los ciudadanos a mantenerse unidos frente a la amenaza.

Si la abeja ya adornaba ya muros, maceteros, papeleras y todo tipo de mobiliario urbano en Manchester, tras la tragedia sus habitantes han decidido dar un paso más allá y decorar su propia piel con el símbolo. Los estudios de tatuajes han visto incrementarse exponencialmente la demanda de este tipo de diseños. Una de las primeras en grabarse este insecto en la piel fue, precisamente, Charlotte Campbell, la madre de una de las víctimas, la joven Olivia, de sólo 15 años.

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Tal ha sido la avalancha de peticiones que varios estudios han decidido dotar aún de más simbolismo a estos tatuajes. Así, lo recaudado por dibujar abejas en la piel de sus clientes irá a un fondo para las víctimas del Manchester Arena. Según informa el Telegraph, cientos de personas hacen cola a las puertas de estos negocios, dispuestos a colaborar con su propia piel en la unión de una ciudad contra el terror. Cada tatuaje tiene un precio de 50 libras (aproximadamente unos 57 euros), y el importe será destinado 100% al fondo solidario.

La abeja obrera se convirtió en icono de Manchester durante la Revolución Industrial, en honor al trabajo duro de sus gentes. Las fábricas textiles de la ciudad británica se conocían en el siglo XIX como "colmenas de actividad", impulsando aún más la analogía con la abeja obrera.

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