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"Debimos hacerlo hace años": la idea que la defensa europea puede copiarle a Ucrania

"Debimos hacerlo hace años": la idea que la defensa europea puede copiarle a Ucrania

"A menos que Europa aprenda a dominar la guerra de trincheras y las tecnologías de vanguardia, su seguridad, soberanía y su propia supervivencia estarán en juego". 

Vista de una de las bases atacadas por drones ucranianos en Siberia (Rusia), el 1 de junio de 2025.Planet Labs PBC / Handout via REUTERS

El audaz ataque de Ucrania a los bombarderos estratégicos rusos el pasado 1 de junio, dañando más de un tercio de las capacidades del presidente ruso Vladimir Putin, ha brindado "una visión alentadora de lo que debería ser el futuro de la defensa europea y transatlántica". Lo afirma Frederick Kempe, presidente y director ejecutivo del Atlantic Council, un tanque de pensamiento con sede en Washington (Estados Unidos), que directamente ve ideas copiables al país invadido por Moscú. 

En un análisis publicado por este centro, Kempe imagina "un mundo en el que Ucrania, en colaboración con sus socios europeos y norteamericanos, maneje con tanta convicción capacidades tecnológicas y de defensa avanzadas que Putin detenga su guerra mortífera y acepte una paz sostenible". Esto enviaría, dice, un "mensaje inequívoco" de causa común transatlántica no sólo al Kremlin, sino a los demás socios de Rusia: China, Corea del Norte e Irán. 

Sin embargo, ese resultado sólo podrá lograrse si la Unión Europea (UE), "tras décadas de descuido, convierte la inspiración ucraniana y la avalancha de nuevos anuncios de gasto en defensa en capacidades reales e innovación tecnológica". También requerirá que la Administración Trump "respalde sin ambigüedades a sus aliados europeos en la Cumbre de la OTAN del 24 y 25 de junio en La Haya, mientras la Alianza asume nuevos compromisos de gasto y producción de defensa".

La "buena noticia", a juicio del analista, es que la mayoría de los países de la OTAN parecen dispuestos a acordar en la cumbre aumentar su gasto en defensa al 3,5 % del producto interior bruto para 2035, junto con un 1,5 % adicional para infraestructuras de defensa y seguridad. Por su parte, la UE ya ha aprobado 800.000 millones de euros en nuevos gastos de defensa en todo el bloque durante los próximos cuatro años.

"Las malas noticias se presentan en tres categorías: producción, políticas y política", escribe el autor. En primer lugar, "ni siquiera un aumento considerable de dinero se traducirá necesariamente en la producción, la innovación y las capacidades necesarias para disuadir a Rusia". En segundo lugar, las políticas y regulaciones a ambos lados del Atlántico "obstaculizan la cooperación industrial eficaz en defensa". Y en tercer lugar, "las tensiones políticas y la desconfianza han aumentado al otro lado del Atlántico debido a las guerras comerciales del presidente estadounidense Donald Trump y la decisión de su administración de retener armas e inteligencia a Ucrania durante aproximadamente una semana en marzo".

La llamada telefónica de Trump con Putin de hace dos semanas, tras la cual declaró sin comentarios que el líder ruso sentía una fuerte necesidad de responder a los ataques de Ucrania dentro de Rusia, "no ayudó". Ucrania y sus socios europeos habrían preferido un reconocimiento claro de que Putin inició la guerra, tiene el poder de ponerle fin y debería hacerlo ya. "Aun así, la tarea más inmediata e importante de Europa es demostrar que puede garantizar su propia seguridad, dada la comprensible renuencia de la Administración Trump a hacer más por los aliados de Estados Unidos de lo que ellos están dispuestos a hacer por sí mismos", defiende el también periodista.

"Ucrania ha demostrado que la guerra moderna es una fusión de la Primera y la Tercera Guerra Mundial, combinando la guerra de trincheras con tecnologías de vanguardia", escriben Ann Mettler y Mark Boris Andrijanič en un artículo en Euractiv que recomienda Kempe. "A menos que Europa aprenda a dominar ambas, su seguridad, soberanía y su propia supervivencia estarán en juego", añaden. Si lo destaca es porque pocos conocen mejor los riesgos que Mettler, exdirectora general de la Comisión Europea (CE), y Andrijanič, exministro esloveno de Transformación Digital. "Describen un plan de acción convincente para revertir las deficiencias de seguridad de la UE", aplaude.

"Ucrania ha demostrado que la guerra moderna es una fusión de la Primera y la Tercera Guerra Mundial, combinando la guerra de trincheras con tecnologías de vanguardia"

"A medida que la agresión rusa se acerca a las fronteras de la UE y la alianza transatlántica se debilita", escriben, "Europa se encuentra en un punto de inflexión". Los presupuestos de defensa europeos finalmente están aumentando, señalan, "pero si el rendimiento pasado sirve de indicio de los resultados futuros, hay motivos de preocupación".

Por ejemplo, a pesar de cientos de miles de millones de euros invertidos en agendas digitales y ecológicas, la UE sigue dependiendo del software estadounidense y del hardware chino, desde paneles solares hasta baterías. "Esto revela una dura verdad", escriben. "El gasto por sí solo no garantiza la innovación. Y en defensa, el fracaso no solo será costoso, sino que podría ser fatal".

Frederick Kempe comparte esa visión y explica que hay cosas que se mueven. "Regresé de un reciente viaje de una delegación del Consejo Atlántico a Bruselas, donde nos reunimos con los principales planificadores de defensa de la OTAN y la UE, con nuevas esperanzas para la seguridad europea, pero también con una creciente preocupación por la división transatlántica ante las persistentes amenazas rusas", expone. 

"Es evidente que Europa se ha visto obligada a actuar por la conmoción de dos líderes: Putin y Trump. La invasión a gran escala de Ucrania por parte del presidente ruso en febrero de 2022 fue una llamada de atención para una Europa complaciente. Sin embargo, fue sṕlo el regreso de Trump a la presidencia este año lo que infundió en Europa un mayor sentido de urgencia", indica.

Es "revelador" que Mettler y Andrijanič no incluyan una dimensión transatlántica en sus propuestas en Euractiv, dice el analista. "Le pregunté a Andrijanič sobre esta omisión, y me dijo: 'Si Europa no se toma en serio la defensa, no podremos ser un socio creíble para Estados Unidos'. Añadió: 'De repente, estamos haciendo algo que deberíamos haber hecho hace años. Europa ahora está totalmente centrada en desarrollar tantas capacidades críticas como sea posible, y hacerlo con rapidez'".

"Europa ahora está totalmente centrada en desarrollar tantas capacidades críticas como sea posible, y hacerlo con rapidez"

Las prioridades

Mettler y Andrijanič priorizan la creación de un mercado común de defensa, que se extienda desde la UE hasta socios como el Reino Unido, Noruega, Suiza y, en particular, Ucrania. Por el momento, la única empresa con sede europea entre las diez principales firmas de defensa del mundo es BAE Systems, del Reino Unido. Los autores también solicitan nuevas directrices regulatorias de la UE que eliminen el estigma contra las inversiones en defensa y de doble uso para liberar capital privado e institucional. Quieren, además, reestructurar las lentas normas y procedimientos de contratación pública de defensa de Europa.

Para lograr una mayor innovación, los autores buscan crear un "ecosistema europeo de actores consolidados de la industria, startups y scaleups, inversores, gobiernos e instituciones de investigación". Una propuesta interesante es una plataforma de colaboración dedicada a crear un "muro de drones" a lo largo del flanco oriental de Europa, de modo que el éxito de Ucrania del fin de semana no sea un hecho aislado, sino que se sustente en un despliegue coordinado de enjambres de drones autónomos para vigilancia y defensa.

Los autores se basan en dos modelos estadounidenses exitosos para impulsar este esfuerzo europeo. Uno sería la creación de una DARPA europea, inspirada en la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa del Pentágono, que se ha centrado en el desarrollo de tecnologías emergentes para la seguridad nacional. "Esto se lograría transformando el Fondo Europeo de Defensa existente en una institución con más recursos, más ágil y orientada a la misión", destaca.

Una segunda idea sería utilizar la Junta de Innovación de Defensa de EEUU, presidida inicialmente por el exdirector ejecutivo de Google, Eric Schmidt, como modelo para un Consejo Europeo de Innovación de Defensa. "Este grupo independiente de alto nivel proporcionaría asesoramiento estratégico a la UE y a los Estados miembros sobre tecnología relacionada con la defensa", abunda.

Los autores escriben: "La buena noticia para Europa es que el principal innovador mundial en defensa ya está entre nosotros y de nuestro lado: Ucrania. A pesar de las intensas presiones de la guerra, el país se ha consolidado como pionero en tecnología de drones, ciberguerra e integración de inteligencia artificial en el campo de batalla. A diferencia del lento y costoso modelo europeo de innovación incremental, Ucrania destaca por su innovación frugal para ofrecer rápidamente soluciones escalables, rentables y de gran impacto".

De cualquier manera, la próxima Cumbre de la OTAN será de "importancia histórica", a juicio del autor. "Lo positivo es el compromiso de toda la Alianza, tras la presión de Trump, de un mayor gasto destinado a desarrollar capacidades de vanguardia. Lo negativo es el insuficiente reconocimiento de que la causa común transatlántica en Ucrania y otras regiones es más crucial que nunca", afirma.

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En su intervención ante la Asamblea Parlamentaria de la OTAN en Dayton (Ohio), dos semanas atrás, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, lo expresó así: "Rusia se ha aliado con China, Corea del Norte e Irán. Están expandiendo sus fuerzas armadas y sus capacidades. Se preparan para una confrontación a largo plazo". Citando al primer ministro de Reino Unido, Winston Churchill, allá por 1936, Rutte preguntó: "¿Tendremos tiempo para preparar nuestras defensas? ¿Tendremos tiempo para realizar estos esfuerzos necesarios, o se grabarán las terribles palabras 'demasiado tarde'?". Es la pregunta que replica Kempe.