Detectan a un buque de la Armada rusa merodeando en la costa tras el último ataque misterioso de drones
Aumentan las tensiones en el Báltico.
Las tensiones en el norte de Europa se han intensificado después de que un buque de guerra ruso, identificado como el Aleksandr Shabalin, fuera avistado cerca de las aguas danesas con su sistema de rastreo apagado, lo que da a entender que estaba intentando eludir la detección. Fue localizado frente a la costa de la isla de Langeland, en Dinamarca, por un helicóptero de vigilancia.
Paralelamente a este suceso, Dinamarca ha enfrentado lo que las autoridades califican como una serie de ataques híbridos, en los que drones no identificados han sobrevolado el país, interrumpiendo operaciones en varios aeropuertos clave, incluido el de Aalborg, utilizado tanto para vuelos comerciales como militares. A pesar de que los drones no causaron daños directos, su presencia cerca de la base aérea de Skrydstrup, que alberga aviones de combate F-16 y F-35, ha generado una preocupación significativa entre las autoridades danesas.
Aunque el gobierno danés ha apuntado que los drones podrían estar relacionados con "actividad estatal", aún no se ha identificado a los responsables. Algunos analistas sugieren que estos ataques podrían estar vinculados con las llamadas "flotas en sombra" rusas, que operan tanqueros no registrados para evadir las sanciones internacionales impuestas a Rusia. Sin embargo, Moscú ha negado cualquier vínculo con los incidentes.
Ante este aumento de las provocaciones, Dinamarca ha decidido invocar el Artículo 4 de la OTAN, un mecanismo que permite a los miembros consultar sobre la amenaza a su seguridad. Este artículo se activa cuando se percibe una amenaza a la integridad territorial, política o de seguridad de cualquier miembro de la Alianza.
El primer ministro danés, Mette Frederiksen, advirtió que las amenazas rusas no se limitan al presente, sino que se extenderán en los próximos años. Además, tal y como alertaron, los funcionarios de la OTAN están buscando respuestas a cómo fortalecer la protección de la infraestructura crítica en Europa frente a posibles ataques híbridos, que no solo involucran fuerzas militares tradicionales, sino también tecnologías emergentes como los drones y ciberataques.