Europa cambia el centro de fabricación del poderoso caza del boicot europeo y lo sitúa muy cerca de España
Bélgica acordó aumentar en 3.900 millones de euros el gasto en defensa de este año para llegar al objetivo de la OTAN de dedicar el 2% de su PIB a este sector.

El Gobierno de coalición belga acordó aumentar en 3.900 millones de euros el gasto en defensa de este mismo año para llegar al objetivo de la OTAN de dedicar el 2% de su PIB a este sector, anunció el ministro de Defensa, Theo Francken. "Bélgica pasó de ser el padre fundador de la OTAN al peor alumno de la clase. Esto ya está hecho. Hoy cumplimos por fin esa promesa del 2%. Se trata de la mayor inversión en defensa en 40 años", dijo el ministro de Defensa en redes sociales.
Francken anunció así la presentación de un plan estratégico con inversiones concretas en defensa, así como la creación de un Fondo Estratégico de Defensa a cargo del ministro de Finanzas, Jan Jambon, antes del 1 de julio. El fondo se financiará con los dividendos de empresas públicas y se utilizará para invertir en la industria de defensa y seguridad belga, explicó el ministro.
En este sentido, el ministro belga anunció también que tiene la intención de comprar más aviones F-35, pero quiere que estos cazas se fabriquen en Italia, no en Estados Unidos, según ha publicado el medio Defense Romania. "Le pregunté al ministro de Defensa italiano si podríamos producir F-35 adicionales en Italia en lugar de en Estados Unidos. Esto también crearía empleos en Europa. Deberíamos hablar también sobre compensación económica adicional y empleos para las empresas belgas", explicó.
El contexto geopolítico actual y el creciente distanciamiento entre Estados Unidos y los países europeos ha llevado a las potencias aliadas de Ucrania en la guerra rusa a tratar de diversificar la compra de su arsenal militar, entre ellos el F-35A Lightning II de fabricación estadounidense. Países como Canadá o Portugal se han echado atrás en la compra de estos aviones a EEUU, afirmando que buscarán otras alternativas.
La desconfianza hacia estos cazas ha aumentado en los últimos meses. Estados Unidos no ha impuesto ninguna restricción al uso de estos aparatos, pero el Departamento de Defensa señala que EEUU podría restringir el acceso a las claves de cifrado, lo que aumentaría la complejidad de las operaciones.
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