La generación Z de uno de los destinos turísticos más atractivos se pone en pie de guerra por el "cierre" de Instagram
Las históricas protestas han dejado al menos 51 muertos.

La generación Z se ha revelado en uno de los destinos turísticos más atractivos del mundo, Nepal. Los jóvenes han protagonizado grandes protestas que han dejado al menos 51 muertos, y han tenido como consecuencia la dimisión del primer ministro, K.P. Sharma Oli.
No ha sido el único que ha renunciado. A causa del levantamiento juvenil (protagonizado por ciudadanos nacidos entre 1997 y 2012), también han dejado su puesto el ministro de Agricultura de Nepal, Ramnath Adhikari, el ministro del Interior, Rasmesh Lekhak, y el ministro de Suministro de Agua, Pradeep Yadav.
Las manifestaciones se han dirigido contra las principales instituciones del país. De hecho, se han lanzado cócteles Molotov contra el Parlamento, que ha quedado calcinado. Lo mismo ha ocurrido con el tribunal y las residencias del primer ministro y de varios ministros.
Lo que ha hecho explotar a la generación Z ha sido la decisión del Gobierno de cerrar las redes sociales. En concreto, el Ejecutivo ordenó el bloqueo de hasta 26 plataformas, entre ellas Facebook, Instagram, WhatsApp y X.
El motivo dado por el Gobierno de Nepal para bloquear las redes sociales en el país era tratar de proteger a la sociedad de la desinformación y los discursos de odio. Sin embargo, la realidad es que lo que las autoridades nepalíes buscaban era protegerse a sí mismas del creciente descontento de la sociedad, especialmente en el caso de la generación Z, que se organiza precisamente a través de las redes sociales.
Esa censura digital ha sido la gota que ha colmado el vaso para una generación sin perspectivas de futuro ante la pobreza cada vez más acusada en el país y el aumento de la corrupción por parte de la clase política.
Tras las históricas protestas por parte de los jóvenes y el reguero de dimisiones, el Gobierno de Nepal ha decidido dar marcha atrás y levantar el veto a las redes sociales. Sin embargo, la situación ya ha saltado por los aires y no apunta a calmarse a corto plazo.
